Nada es casual ni gratuito en la vida. Al ex alcalde de Cotacachi se lo ponía como el ícono de los gobiernos locales, descentralizados, autónomos. Se tornó uno de los más mediáticos. Tanta alabanza era sospechosa, porque aquellos que lo elogiaban eran los mismos que endiosaban (endiosan) a Nebot y otros afines.
Tituaña, siempre presente en los eventos de las cámaras, de los autonomistas (más separatistas), los neoliberales (con remoquete de sociedad civil), encabezados por Jaime Nebot y Joyce de Ginatta. En las conferencias, seminarios que dictaban los célebres ex gobernantes derechistas o “pensadores” de la misma ralea: pro TLC, privatizadores, achicadores del Estado. Allí el entonces Alcalde de Cotacachi, como estrella también. Totalmente identificado con las élites económicas y su administración era del modelo Nebot. Por eso, cuando se hablaba de una posible candidatura del Alcalde de Guayaquil a la Presidencia, Tituaña estaba como su posible binomio.
Muchos criticaron ese servilismo a los sectores de poder, y el cinismo de decir que estudió en Cuba y tenía afiches del “Che” y Fidel en su oficina, un insulto a esos grandes exponentes de la revolución. Pero su movimiento Pachakutik guardó silencio y complicidad, y no solo eso, sino que lo volvió a postular a la alcaldía, en la que estaba desde 1996 -allí no había problema de perpetuarse en el poder-. Fue su propio pueblo que castigó en las urnas al embustero, y fue derrotado ampliamente por Alberto Anrango de PAIS.
Siguió con la confianza de Pachakutik y de la Conaie, a los que solo les importaba que Tituaña critique e insulte al Gobierno. Marchó por “la defensa del agua y de la vida”, verdadero desprestigio a esa lucha, por sus antecedentes pro derecha, pero la dirigencia de la Conaie le daba todo el espacio, y hasta le permitieron que se candidatice a la presidencia de esta organización, fue derrotado por Humberto Cholango, y, lo que es peor, hace poco le candidatizaron a asambleísta por Imbabura, por Pachakutik.
Pero el sábado 27 de octubre asomó en Guayaquil como binomio del banquero Guillermo Lasso. La Conaie dice sorprenderse y lo expulsan por traidor, cuando la traición viene desde sus inicios como Alcalde de Cotacachi. Hace algún tiempo declaró su simpatía por el banquero. Eso era de esperarse, igual a Andrés Páez (el derechista de la Izquierda Democrática), a César Montúfar y otros; o esos sindicalistas “revolucionarios” que están tras de Lasso, emulando a Capriles en la fanesca política.
Esto enseña que la ideología no está en la etnia, ni la lealtad está en el poncho ni las alpargatas, ni en el moño. Si Nebot dio su apoyo a Lasso, que es lógico, también le ha prestado a quien era su aliado y potencial binomio. Ahora el banquero cree que gana con Tituaña. No se embolsará el voto indígena. Como tampoco es garantía el apoyo de Jaime Nebot o Falquez Batallas, que no fueron capaces de endosar sus votos, en sus ciudades y provincias les fue mal a los presidenciales socialcristianos (Xavier Neira y Cynthia Viteri), y en el caso de Falquez tiene minoría de concejales.
A Tituaña, así como le fue fácil cambiarse de nombres, hizo lo mismo con su ideología y principios, si es que los tuvo. Y este fue uno de los claves de la Coordinadora Plurinacional de las izquierdas.
Ernesto Tapia
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