La ciudadana colombiana Martha Sepúlveda se ha ratificado en su petición del derecho a morir y un juez de Medellín ordenó al pasado miércoles 27 de octubre de 2021 a un centro médico de tal ciudad volver a programar la eutanasia en la mujer que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
En homenaje a ella y por su causa compartimos esta reseña ensayística de la obra de Vicent Humbert “Pido el derecho a morir”
Cada ser es dueño de su cuerpo. “Pido el derecho a morir”, es tomo que contiene un grito liberador, Marie Humbert junto a su hijo en el hospital. Se comunicaban por el tacto. Así 'deletreó' Vincent, su necesidad, su urgencia de morir.
De la vitrina de mis libros, he reabierto el manuscrito que clarifica que la muerte es un derecho humano. Una necesidad en ocasiones. Una opción inaplazable. Un compromiso ineludible. Una demostración sublime de amor. Que la muerte solicitada en derecho ante situaciones irreversibles de dolor es justa.
La Eutanasia, ha sido tema de tesis profesional para abogados que hemos dirigido. Es una institución jurídica pendiente, necesaria y legítima, para respetar la dignidad humana y terminar con el sufrimiento. La muerte, como cesación definitiva al escarnio del dolor físico.
Recomendamos la lectura del libro, que se adentra en la encrucijada de una madre ante la demanda de muerte de su hijo que sufre in extremis. La madre, literalmente será la que suba o baje el pulgar. Ella lo tiene claro: si parir es acto de amor, matar puede ser otro acto de amor.
“PIDO EL DERECHO A MORIR”, la historia de Vincent Humbert "dictada por él de forma digital" sobre la piel del periodista Fréderic Veille. La bitácora de un joven que el 3 de febrero de 2003, cumplía 22 años y que vio rota su existencia por la sin razón, de un infeliz e irresponsable accidente de tránsito. Un tomo de lecciones para aquellos irresponsables que apuestan a todo con el pie en el acelerador de sus autos. El libro, advierte a los mocetones que cargados de alcohol u otras drogas se divierten, poniendo en riesgo su única vida y la de otros como ellos.
"Cuando veía a mis colegas bebiendo por las noches, coger el volante y circular a toda velocidad, siempre les decía: "Estáis chiflados, un día os mataréis". Eso también me irrita. Nunca he conducido en exceso de velocidad. Siempre he llevado el cinturón. No bebía si sabía que tenía que conducir y de golpe, un camión, una carretera demasiado estrecha que tomaba cada día para ir al parque de los bomberos, y el accidente, ese jodido accidente que me ha traído aquí mientras ellos siguen haciendo estupideces y tiene coches que circulan a doscientos por hora. Y cuando van bebidos, juegan a ser acróbatas, circulan rápido, demasiado rápido, a tumba abierta. Sólo que a menudo la tumba es para los demás. ¿Dónde está la justicia en todo esto? (Pág. 29).
La eutanasia, es un derecho pendiente de incorporar en la legislación ecuatoriana, que ha de superar las concepciones religiosas que se esgrimen para negarla. Posiciones inaceptables de legisladores caducos y dogmáticos.
“PIDO EL DERECHO A MORIR”, es literatura en realidad pura, escrita en clave de tocar a otro, por Vicent Humbert, desde su lecho de agonía. Un tomo emocionante, tallado por un joven de veinte años, tetrapléjico, mudo, ciego, que, como último recurso, escribió una carta al presidente de la República de Francia, para que intervenga y trate de que se le conceda su derecho a morir. El lector descubrirá cual fue la respuesta del mandatario.
La eutanasia es imprescindible como norma y en derecho sería, efectivamente, la solución a tanto dolor y gasto cruel. En el mundo se extiende; siete países ya la han incorporado a su esquema jurídico, En los Países Bajos, desde 1977 con la condición de que algunos "criterios de minuciosidad" fueran respetados con autoridad. Esos criterios estipulan que el paciente debe estar afectado por "sufrimientos insoportables e incurables" y que, sobre todo, debe haber formulado su deseo de poner fin a sus días." (Pág. 114).
“PIDO EL DERECHO A MORIR”, de Editorial Integral, debe estar en las buenas librerías. Ha de tener efectos. Ha de compartirse, como desde aquí lo hacemos. Es un libro provocador, sugerente, que no se puede eludir.
La muerte es inevitable, y en ocasiones habremos de citarla expresamente, con día y hora, para eso es necesaria la eutanasia legalizada. Vicent Humbert, llegó a la muerte de forma asistida. ¿se le concedió el derecho?
Que en trances iguales a los del este valeroso joven normando nunca nos toque estar, de pasar, la eutanasia nos asista.