Tras 11 días de paralización en el Ecuador por la movilización nacional que convocó la Conaie, Fenocin y Feine; las organizaciones que componen la economía del Comercio Justo sufren pérdidas por la situación. Este tipo de emprendimientos se basa en la oferta de productos naturales y ajenos a las grandes industrias.

Su producción nace en las comunidades, donde la población cultiva y genera materia prima que luego se procesa en plantas de emprendedores y, finalmente, se comercializa con cadenas de mayor magnitud. Sus productores reportan que ese camino, para que un grano de maíz se convierta en una fritura a la venta en la percha de un supermercado, se ha visto afectado.

El cierre de vías es el principal inconveniente que enfrentan porque el transporte de materia prima está obstaculizado. Gabriela Arroba, propietaria de la marca de snacks Toltekitos, comenta que toda la cadena de abastecimiento está afectada. La paralización no solo impide el procesamiento de los ingredientes, sino el posterior envío del producto a los puntos de venta.

 En su caso personal , el maíz que compran de provincias de la Sierra no llegan a Quito y por eso, su fábrica en el sur de la capital tampoco puede trabajar al 100% de capacidad. El personal que labora en la planta lo hace a media jornada, mientras que las bodegas almacenan lo ya producido y que deberá reposar en stock hasta que se rehabiliten las vías. “Tuvimos que botar las tortillas porque son perecibles”, acota.

Una situación similar atraviesa la empresa comunitaria de endulzantes Stevida, que produce té de plantaciones ubicadas en las provincias de Imbabura y Carchi. Su gerente general, Jessica Narváez, expresa su preocupación por la imposibilidad de trasladar sus dos mil cajas de té hacia reconocidas cadenas de supermercados en Quito y Guayaquil.

“Al empezar a desabastecer, los clientes (supermercados) compran otras cosas o priorizan a sus propias marcas porque saben que nosotros no vamos a llegar”, dice Narváez. A ello le suma que las pérdidas también se relacionan con el incremento en el valor de materia prima como papel para té o insumos de plástico. El producto de Stevida está sin salir de la comunidad.

Sin embargo, a diferencia de plantaciones en Cotopaxi y el norte de Pichincha, en Imbabura no se les ha prohibido trabajar. Lo único que esperan es que se abran las vías para restablecer las órdenes de compra.

En cuanto al incremento del precio por la especulación, la coordinadora del Sistema Solidario de Comercialización del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (Camari), Sagrario Angulo señala que se ha pedido a sus productores no incrementar en más del 5% los costos, pero de todas maneras hay disminución en las ventas durante estos días de movilización.

Los pequeños productores que laboran con Camari sufren el encarecimiento en empaques, botellas y productos industriales que obliga a subir el precio de las artesanías, aceites naturales y productos orgánicos que venden. “La producción está paralizada porque no se pueden hacer entregas”, agrega Angulo.

Los 11 días de paralización en Ecuador recuerdan a los productores a las afectaciones económicas que atravesó el país en octubre de 2019, cuando se produjo una protesta social por medidas económicas de Lenín Moreno. La diferencia en la actualidad es que los productores consideran que antes del presente paro, no hubo una recuperación por completo de estos sectores.

Para ayudar a los pequeños y medianos productores, el presidente Guillermo Lasso decretó, entre otras medidas, que desde el 1 de julio se subsidie el 50% del precio de la úrea. Para Arroba esto servirá en la reactivación de su negocio, que al ser de snacks, junio era uno de los meses con más ventas antes de las vacaciones escolares en la Sierra.

Sin embargo, una parte de los productores comunitarios consultados aclararon que las afectaciones económicas no hacen que estén en contra de las demandas planteadas por la Conaie y la protesta social.