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Nuevas tendencias sociopolíticas en el Ecuador del siglo XXI

Nuevas tendencias sociopolíticas en el Ecuador del siglo XXI
03 de octubre de 2016 - 00:00 - Domingo Paredes. Analista político

Debe compartirse la apreciación de que a partir de los años ochenta los movimientos sociales del campo y la ciudad sintieron decrecer su peso histórico estructural y coyuntural construido a lo largo de los siglos XIX y XX. Por muchas razones, como el aparecimiento de las tecnologías, nuevas formas de trabajo, cambios en la intensidad laboral y en las normas, el crecimiento de la informalidad y la pobreza precaria en una mayoría de trabajadores autónomos o independiente y el advenimiento del capitalismo en su fase imperialista, especulativa, neoliberal y su cultura individualista que desvalorizó todo lo colectivo debilitando la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua como una práctica tradicional, cultural y humana de los pueblos.

Para 2016 es imperativo que tomemos conciencia de que vivimos un cambio de época, de construcción de un nuevo tipo de Estado y de organización sociopolítica, económica, cultural y ambiental. Vivimos una compleja transición que oscila entre lo reversible o irreversible de modelos sociales periféricos, dependientes, oligárquicos, injustos y excluyentes (que luchan denodadamente por mantenerse como en Brasil, Argentina, como ejemplos) a modelos sociales soberanos, independientes, democráticos protagónicos, altamente participativos, populares, incluyentes, equitativos y redistributivos como Ecuador en sus 9 años de Revolución Ciudadana.

Entonces, la pregunta es ¿qué papel cumplen ahora los pueblos, las comunidades, las nacionalidades, los sindicatos y los movimientos sociales en la estructuración de esta agenda del siglo XXI?

El sociólogo brasileño José de Souza Silva y Juan Cheaz describen que una época histórica cambia cuando se transforman cualitativa y simultáneamente las relaciones de producción, de poder, de cultura y las formas de vivir la experiencia humana; y que 3 son los epicentros de esta transformación que el presidente Correa y su Gobierno han tomado conciencia para el cambio de la matriz productiva y energética: el tecnológico a través de la biotecnología, nanotecnología y las nuevas formas de información y comunicación; el económico visible en la Constitución de 2008 y en los Planes Nacionales del Buen Vivir en la construcción de una nueva economía y modelo de acumulación socialista; y cultural donde la sociedad no es considerada una máquina de explotación e injusticias ni un mercado de especulación lucrativa, sino el espacio del buen vivir en justicia, paz, democracia plena y realización digna de nuestras vidas.

Por eso este cambio de época demanda de todos un nuevo papel histórico, de los trabajadores, de los ciudadanos de esta Patria. La condición de trabajador y productor en la economía, tanto en la producción como en la distribución, circulación y consumo es la estatura más alta para los seres humanos que los sitúan en un punto muy importante de promotor, impulsador y emprendedor de cambios y transformaciones sociopolíticas profundas y revolucionarias para el siglo XXI.

René Ramírez nos advierte que la economía hasta hoy “ha considerado una parte de la vida, centrada -exclusivamente- en la producción y el consumo de bienes y servicios”, que el 96,6% de la población económicamente activa “lleva una vida alienada en el trabajo” cuando la realidad demanda que la vida vaya más allá de la producción y el consumo y lo que se busca es maximizar el tiempo para el buen vivir, el de la vida plena, pacífica y digna de todos los ecuatorianos.

Este es el mensaje para los 4 años venideros del nuevo Gobierno 2017-2021: todas sus acciones deberían estar dirigidas, en derecho, por 2 grandes prioridades:
Fortalecer y consolidar la liberación del Estado ecuatoriano de los grupo de interés y presión, afianzar la soberanía nacional, erradicar la pobreza del campo y la ciudad y crear una equidad justa e igualitaria entre los territorios.

Impulsar un nuevo modelo de desarrollo inclusivo, menos vertical y más horizontal, centrado en los principios de la equidad, la justicia, la innovación, la eficiencia energética, el cambio de la matriz productiva, el cuidado del ambiente y la moderación en el consumo de medios materiales provenientes de los países altamente desarrollados. No hay otro camino, crecemos, innovamos o perecemos: ¡necesitamos transitar hacia una economía social del conocimiento!

De no hacerlo, el neofascismo en ciernes en Ecuador junto a la Restauración Conservadora, harán lo imposible por recuperar el pasado con violencia y latrocinio, como lo hicieron en el pasado, en los tiempos del general Alfaro y de Rafael Correa en el 30-S. (O)

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