En la comunidad de Zhigzhiquin, de la ciudad de Azogues, a pocos metros de la cárcel de varones, en una modesta vivienda habita la familia López-Saquisilí.

Su rutinaria, pero tranquila y feliz vida diaria, dio un giro de 180 grados al enterarse de que su único hijo varón, Christian, había sido seleccionado para una beca internacional tras haber obtenido 955/1.000 en el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES) convocado por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

La noticia causó la misma emoción en decenas de miles de estudiantes ecuatorianos que vivieron este proceso con tensión y alegría. Con esa calificación el joven López Saquisilí pasó a formar parte del Grupo de Alto Rendimiento (GAR) en el que están solo 213 estudiantes de todo el Ecuador.

“Me enteré de que estoy dentro de los mejores puntuados del Austro  después de leer la prensa y cuando abrí mi correo electrónico. En principio sentí alegría, porque dejo en alto mi perfil, el nombre de mis padres y unidades educativas donde adquirí conocimientos, pero también una gran responsabilidad porque estoy sacando la cara por el colegio y la provincia del Cañar”, afirmó el muchacho conocido ahora como el “genio de Azogues”.     

En la familia todos sienten orgullo y alegría de saber que Christian va a cumplir sus sueños. No obstante, la vida del joven cañarejo cambió por la especial atención que recibe desde que se hizo público que está entre los mejores alumnos del Ecuador.

Entrevistas en radios, periódicos y revistas forman parte de la actual agenda del chico López Saquisilí, de 17 años de edad. Este joven es hijo de Félix Eduardo López Alvarado, topógrafo en el Departamento de Planificación de la Municipalidad de Azogues, y de Norma Patricia Saquisilí Ramírez, docente de la escuela Abdón Calderón de Uchupucún. 

La familia de Christian nunca se imaginó llegar a ser el centro de atención de todos, inclusive de las autoridades de quienes han recibido felicitaciones y admiración. Y es que el joven lleva una vida muy reservada. No sale con amigos, no tiene vicios ni novia y juega o va al cine con su padre, a quien admira y respeta.

Desde pequeño le gustan la lectura y los deportes. Estudió la primaria en la escuela San Diego de Alcalá, de la Comunidad Franciscana, en donde fue el abanderado. Sus estudios secundarios hasta la actualidad los realizó en el Colegio Experimental Luis Cordero, lugar en el que está de terminar el Bachillerato Internacional.

Su afición por la lectura le ha causado tropiezos con sus padres. “Varias veces le hemos quitado los libros de las manos para que descanse. Puede amanecerse leyendo. Libro que empezaba a leer, libro que debía terminar”, asegura Norma al referirse a su hijo.

También cuenta que en ocasiones se preocupa por lo solitario que es Cristian desde la infancia. “Yo le dije alguna vez: mijo ¿porqué no sales con tus amigos?, y él me respondió: ¿para qué mami? si mi mejor amigo esta aquí en la casa (se refería a su padre)”, comentó.

Al hacer alusión a su esposo y a su vástago expresó que “son como niños, juguetean por la casa, rompen las cosas, se cuentan secretos y más bien yo soy la que pongo orden y mano dura en el hogar”.

Las virtudes de Christian van más allá de los estudiantil, según su progenitora: “siempre está pendiente de sus padres y hermanas a quienes les ayuda con sus tareas y de vez en cuando cocina para ellas”.

Nathaly, de 12 años, y Rosita, de 10, admiran la inteligencia de su hermano mayor, pero al mismo tiempo dicen estar exhaustas por las preguntas que diariamente les hacen los periodistas sobre él.  

Es de destacar que ellas también son muy buenas estudiantes, incluso la mayor de ambas fue portaestandarte en su plantel.

Un día en su vida

El día de Cristian inicia a las cinco y media de la mañana; media hora después de que se levanta su madre, quien antes del amanecer prepara el almuerzo para su esposo.

Luego de vestirse y desayunar, él, igual que toda la familia, sale (06:30). Félix deja a sus hijos y esposa en sus  respectivos lugares y de ahí se va al Municipio.

Para poder madrugar acostumbran a dormir temprano, más o menos a las 21:00 ó 22:00. Cristian almuerza en el colegio porque su horario es de 07:00 de la mañana a 15:00.

Después de una ardua jornada estudiantil, camina hasta su casa todos los días de 30 a 40 minutos. Esto debido a que  hace un año quitaron el servicio de transporte para el sector donde él vive. Una vez en su casa  cuenta que le toma de tres a cuatro horas hacer sus tareas.

Su método de estudio consiste en resaltar las partes más importantes de la materia o los conceptos básicos. Ese mecanismo lo ha empleado siempre y le ha dado buenos resultados, según manifiesta.

No le gustan materias como Historia, más bien se inclina por las ciencias exactas coma la física, química y matemáticas. Aseveró que muchas veces sus responsabilidades estudiantiles “le han quitado tiempo valioso con su familia, pero no se arrepiente porque su esfuerzo es recompensado”.

Las otras virtudes

Al joven azogueño le gusta el ajedrez. De esta actividad tiene una anécdota muy particular. Asegura que una vez participó en un Campeonato Provincial de esta disciplina a escondidas de sus padres. Ellos le habían pedido que no se sobrecargara con sus tareas y actividades, ya que el Bachillerato Internacional requería mucho tiempo y dedicación.

Sin embargo, lo que no esperaban es que llegase a la casa con la medalla de oro. Pero no solo juega ajedrez, al futuro universitartio también le gusta la música.

Su afición es tal que aprendió a tocar guitarra solo (sin maestros) y en la actualidad forma parte del conjunto musical del colegio donde hace la segunda voz. En las reuniones familiares interpreta distintos temas junto a su padre. Sin dar muchos detalles sobre compositores indicó que la música clásica es su preferida.

El básquet es otro de los deportes que practica, incluso fue seleccionado provincial a los 14 años. Le gustan las novelas de suspenso y todos los libros que le aporten conocimientos generales.

Cuando va a los supermercados siempre se queda “ojeando” en la sección en donde hay obras literarias y similares.
Cristian se describe como una persona tranquila, introvertida y sencilla, presta a ayudar a los demás cuando lo requieran.  

Su comida preferida son los mariscos, especialmente el arroz marinero, que con frecuencia preparan en el hogar.
Investiga sobre tecnología y maneja perfectamente la computadora, Internet y los juegos que se encuentra en la web.        

“Considero que la tecnología es una ventaja y una desventaja para la humanidad, porque gracias a ella podemos comunicarnos a largas distancias de manera inmediata, pero es dañina porque se apodera de la mente del ser humano y la llena de ambición y maldad, como la fabricación de armamento para guerras entre los países”, opina.  

Ser médico, el objetivo 

Viajar a Inglaterra con la beca que le dará el Estado para estudiar en la Universidad de Oxford y seguir medicina es su máximo sueño. Aunque no está seguro de la especialidad a seguir, apunta a la Cardiología o Neurocirugía como sus alternativas.

De lo que sí está completamente seguro es de que “su carrera estará destinada a ayudar a la gente pobre y a salvar vidas en la medida de lo posible”. 

Hablar del viaje que tiene que hacer en unos cuantos meses es la parte más difícil para Christian, y lo mismo le sucede a su familia.

El idioma y la manera de comunicarse con su entorno no le preocupa porque habla inglés con mucha facilidad, gracias a la preparación que ha tenido durante estos años. Sus compañeros de clase, buenos estudiantes como él, resaltan el buen corazón de Christian, siempre presto a ayudar en deberes y lecciones, y su sencillez y humildad.   

Santiago Calle, su mejor amigo del salón, dice que su camarada con frecuencia inyecta de energía positiva y felicidad a todos.

Sus profesores manifiestan que Christian es brillante y que sus respuestas en las pruebas rendidas para la beca fueron sorprendentes, sin dejar de lado la calidad humana que tiene con su entorno.

Ernesto Cárdenas, su profesor-amigo, admira la dedicación del joven en cada una de las tareas encomendadas. Su curso tiene 11 estudiantes y ha planificado para fin de año salir del país, tal vez a Colombia o a algún país de Centroamérica.

El joven “genio de Azogues” no habla mucho del viaje que debe realizar, ya que prefiere esperar a que llegue el momento. “Invito a los niños, jóvenes y adultos a que se comprometan con sus estudios porque solo así se liberarán del desconocimiento y aprenderán a ser perseverantes. Nunca hay que desmayar. Tenemos que hacer de las cosas difíciles, fáciles, y seguir el ejemplo de los profesores que exigen una alta preparación”, concluye.