Jorge Perugachy y Whitman Gualsaquí, representantes de la plástica otavaleña han desarrollado un estilo propio. “Otavalo tiene una historia tremenda, es el génesis, la piedra angular de donde converge toda mi obra y tengo la necesidad de que nuestra cultura no se quede aquí, vaya más allá y conquiste otros espacios”, comentó Perugachy.

Numerosos estudiantes, profesores, gestores culturales y amantes de las artes plásticas conocen las obras de Perugachy y Gualsaquí, por su calidad, color y trazos. “Estoy aprendiendo a pintar hace 45 años desde mi primera exposición. No es una carrera de velocidad es de resistencia. Estar cada día trabajando y dibujando es la columna vertebral del arte. Pienso que hay que perfeccionarse; la premisa es llegar a la excelencia y, por lo tanto, el trabajo debe ser mejor que el que hice ayer y el de mañana tiene que ser mejor que el de hoy”, acotó Perugachy.

La figura femenina es una característica del trabajo de estos artistas. También incorporan elementos de la naturaleza, una cromática intensa, cálida y brillante, que resalta la presencia de los personajes femeninos, mostrando a la mujer como un elemento esencial de sus obras, en especial, de la mujer andina.

“Estoy pintado a la mujer hace 35 años en homenaje a ese ser esencial. La actitud en la que están hechas las mujeres en mi obra muestra a una persona que guarda el equilibrio del mundo, serena y sabia. Hoy la mujer es un sujeto de cambio en la sociedad”, dijo Perugachy.

Reflexionar sobre el arte a partir de un concepto único sería erróneo, ya que en él convergen reglas, espacios y actores que lo legitiman de diversas maneras. El arte es una forma de expresión muy íntima. Es tener respeto por un pincel, por un color, por uno mismo.

Según el artista Whitman Gualsaquí, “el arte es tener paciencia y fortaleza para poder compartir. Es, además, comunicación”. “No quisiera dejar este mundo sin enseñar mi técnica, sin transmitir el conocimiento que he adquirido en todos estos años de trabajo. El hecho de quedarme con algo guardado sería un castigo. Los artistas tenemos que compartir” expresó.

Tras haber ganado varios premios nacionales e internacionales, Gualsaquí continúa siendo el mismo, humilde, sonriente y generoso. Lleva alrededor de 2 mil obras entre bocetos y cuadros. “Soy muy disciplinado, porque me he planteado trabajar desde las 4 de la madrugada hasta las 8, a veces leo, a veces estoy esbozando, a veces estoy dibujando, a veces estoy poniendo textura, pero siempre trato de terminar lo que empiezo. No hace falta revelarse con palabras en base a mi obra, solo al observar un cuadro el espectador debe captar la dulzura, la nostalgia, el amor y el dolor”, recalca Gualsaquí.

Otavalo es la cuna de grandes exponentes del arte como José Bastidas, Segundo Lema y Juan Ruales, entre otros. El mundo artístico de Otavalo tiene que potenciarse según Gualsaquí. “Cuando hay que defender la parte cultural de la ciudad uno tiene que decir con franqueza lo que pasa. Actualmente la ciudad no tiene un espacio digno para exponer el arte, hace falta gestión por parte de las autoridades y también los artistas no se dedican, creen que la cultura y el arte son fáciles”.

En el mundo artístico existe egoísmo y eso provoca que las nuevas generaciones de pintores no conozcan diferentes técnicas. “Yo formo a estudiantes desde 1986 y he estado enseñando hasta el día de hoy, ese espacio me da esperanza de pagar lo que yo he aprendido”.

Gualsaquí afirma que para los nuevos pintores otavaleños ya no es excusa que no tengan un libro de arte a la mano, actualmente con la nueva tecnología pueden viajar a cualquier parte del mundo. Hablar de un Picasso hablar de un Dalí ya no es raro en esta época. “En Otavalo todavía hay esperanza de que se formen jóvenes artistas, disciplinados y rigurosos”.

Ambos otavaleños han conquistado espacios de importancia en la plástica en América Latina. (I)

DATOS

Jorge Perugachy es actualmente uno de los artistas más prestigiosos del país. Ha trabajado con diversos temas: paisajes, retratos, bodegones y la figura humana.

Perugachy también ha expuesto en galerías de Shanghái, Kuala Lumpur, Malasia, Londres, Washington y Bogotá, entre otros. Entre sus galardones está el Primer Premio Municipalidad de Quito 1973.

Whitman Gualsaquí recibió en 1986, la Medalla Ciudad de Quito al mejor egresado del Colegio de Artes. Un año después alcanzó el Premio Nacional de Pintura entregado por la Casa de la Cultura.

Algunas de las series de Whitman Gualsaquí son El color de la ternura, en la que usa la técnica del óleo; Arcos y rincones de Quito, que es una mixtura entre acrílicos y textura; y Sofá rojo, en la que hay texturas y dibujos.