Hay muchas personas que se han comprometido a rescatar animales para evitar que mueran. No es una tarea sencilla, porque después de ubicarlos y recogerlos, estos tienen que ser valorados por un veterinario. Solo después pueden brindarles el tratamiento adecuado.

El siguiente paso es conseguirles un hogar. En la provincia de Imbabura, desde hace unos años, la ayuda a los animales abandonados o vagabundos se empezó a organizar, con la participación de voluntarios, que promueven los beneficios de su adopción.

Juan Zambrano, veterinario, advierte que pocas personas asumen que la adopción es un compromiso con el cual se ejerce la responsabilidad de brindar cobijo y asistencia física y social al animal a lo largo de los años.

El especialista explica que los perros perdidos, por lo general, son más mansos y buscan que las personas los acaricien.

Los perros que viven en la calle que están en malas condiciones físicas son, por lo general, más desconfiados.

En Otavalo hay muchos perros callejeros que han sido adoptados, pero el número de animales que deambulan en las calles todavía es alto.

Hace varias semanas, la Dirección de Gestión Ambiental de Otavalo, en coordinación con otras entidades, ha considerado la necesidad de realizar una Ordenanza que permita regular la tenencia, manejo, protección y control de las mascotas.

Se espera que a mediados de agosto esta ordenanza esté lista para su aplicación. Según un comunicado del Municipio, la prioridad serán los perros callejeros y callejizados. Según los expertos, entre estos 2 términos existe una clara diferencia.

Callejero es el animal que no tiene dueño y hace la vida en la calle. Entre tanto que el callejizado tiene propietario, pero le abren las puertas para que deambule por sitios de la ciudad en busca de alimento. Luego retorna a su casa.

Para las autoridades de Gestión Ambiental, los perros callejizados están expuestos a la reproducción sin control y, con frecuencia, los cachorros son abandonados.

La sobrepoblación canina

Hay quienes aseguran que en Otavalo por cada habitante existen varios perros callejeros, aunque cualquier cifra es especulativa debido a que no existen censos.

Los canes se reproducen sin control y la sobrepoblación preocupa a la población. Un censo, en realidad, no es una tarea fácil, porque los animales pueden estar a las orillas de un río, bajo un puente o en lugares no siempre visibles, comenta una vecina de la ciudadela Imbaya.

Los perros callejeros son susceptibles a todo tipo de problemas y enfermedades. En Otavalo, los animales deambulan principalmente por los exteriores de los mercados, donde encuentran comida con mayor facilidad.

Los otavaleños consideran que los animales en realidad son abandonados por sus dueños, quienes se emocionan en un principio con tener una mascota, pero luego desisten de cuidarlos, ya sea por tiempo o por falta de dinero.

Por ello, el Municipio prepara una ordenanza para rescatar y esterilizar a los animales que no tienen hogar. En Otavalo, son muchos los habitantes que creen que esta ordenanza es un mecanismo válido para controlar la reproducción de estos animales que, por lo regular, frecuentan espacios públicos.

Una de las mayores preocupaciones para quienes promueven la norma es contar con el apoyo ciudadano. Las personas interesadas en adoptar a un animal de la calle son pocas.

Varias ciudades del país han adoptado la práctica de instalar comedores para perros y gatos, pero los expertos consideran que esta no es una solución. (I)