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El Telégrafo
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Rodríguez Lara rechaza WikiLeaks y destaca obras

Rodríguez Lara rechaza WikiLeaks y destaca obras
28 de mayo de 2013 - 00:00

Rodríguez Lara: “Hubiese sido una vergonzosa traición...”

Señor Director:

En el Diario “EL TELÉGRAFO” que se edita en esta ciudad, a partir del 22 de abril del presente año, se ha publicado una serie de cinco crónicas basadas supuestamente en varios cables atribuidos al señor Robert Brewster, Embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en el Ecuador, en el periodo comprendido entre los años 1972 y 1976, algunas de cuyas crónicas se originan en anónimos enviados por personas y diplomáticos desconocidos, en las cuales se hace referencia al Gobierno de las Fuerzas Armadas que fue presidido por mí para la aplicación constante, entre otros, de los principios fundamentales de la denominada “Filosofía y Plan de Acción del Gobierno Revolucionario y Nacionalista del Ecuador”.

Sin impugnar, de modo alguno, la autenticidad de los mencionados cables, por elemental respeto a la persona del Embajador señor Robert Brewster, ya fallecido, me permito contradecir y aclarar ciertos términos peyorativos resaltados en las indicadas crónicas con el claro propósito político de desacreditar no solo al Gobierno de las Fuerzas Armadas sino a mi persona, al afirmar en sus titulares que tanto el Gobierno Militar como yo nos hemos sometido, sin freno, a los Estados Unidos de Norteamérica y que este país “encontró una dictadura cómoda para sus intereses”, al punto de sostener irresponsablemente la existencia de una imaginaria “Guerra del Atún”, así como la presencia de corrupción en la administración del petróleo ecuatoriano y en la adquisición de armas, bombas lacrimógenas y otros enseres militares y policiales”, afirmando que “por el alto mando Rodríguez Lara fue relevado el 11 de enero de 1976 y que la Junta Militar depusiera al régimen de Rodríguez Lara”.  

“El haber sometido, sin freno” o, en cualquier forma, el Gobierno de las Fuerzas Armadas a los Estados Unidos de Norteamérica, como se afirma en uno de los titulares de las mencionadas crónicas, hubiese sido una vergonzosa traición a uno de los principios filosóficos contemplados en el Plan denominado “Filosofía y Plan de Acción del Gobierno Revolucionario y Nacionalista del Ecuador” y, sobre todo, a su contenido en el que se afirma, en forma expresa y clara, que: “El Gobierno Revolucionario hará todos los esfuerzos que sean necesarios para eliminar la dependencia del país en los aspectos: económico, político, social, cultural, militar e ideológico, de los grandes centros internacionales de poder y decisión, lo que implica ser independiente: profundamente soberano en sus decisiones internas e internacionales en procura del bienestar del pueblo ecuatoriano, para lo cual se mantendrá relaciones con todos los países del Mundo, conforme a las conveniencias y dignidad nacionales. Ejercerá su derecho sobre los recursos naturales del modo más decidido debiendo establecer en forma real y definitiva la soberanía nacional sobre aguas territoriales, el aire, suelo y subsuelo”. Esta postura ejercida firmemente, reconocida por la opinión pública de ese entonces, no puede ser, en estos momentos, impugnada ni modificada por notorios fines políticos como se pretende al interpretar caprichosamente el texto de las indicadas crónicas. Incluso, nuestra actitud de libertad y soberanía permitió al Gobierno de las Fuerzas Armadas mantener relaciones diplomáticas, económicas, culturales, etc., con la mayoría de países del Mundo, acordes con el respeto mutuo de los principios establecidos en el Derecho Internacional, situación que fue ratificada en la Reunión Consultiva de la OEA, realizada en Quito, en la que intervino nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, quien presentó una ponencia para que se “levante el bloqueo” que los Estados Unidos impuso a la República de Cuba, ponencia que lamentablemente fue rechazada por un solo voto de diferencia entre los representantes de las naciones asistentes.   

Perseguimos con eficacia los esfuerzos encaminados a lograr una nueva Convención de Derechos del Mar, que reconozca los derechos de los estados hasta 200 millas de la costa continental y, en nuestro caso, de las Islas Galápagos. Asistimos a la Tercera Conferencia sobre el tema, realizada en Caracas, en la cual a la ponencia presentada por nuestro representante sobre las 200 millas de mar territorial, se opusieron los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, para respaldar, más bien, su tesis de las 12 millas marinas, alcanzando un indiscutible triunfo a favor de los derechos del pueblo ecuatoriano.

En la llamada “Guerra del Atún”, calificación extraña a la realidad de los hechos, en ejercicio de nuestro poder, soberanía y autoridad, a través de la Fuerza Naval, se procedió a la captura de buques de bandera norteamericana que clandestinamente pescaban en las 200 millas de nuestro mar territorial, ratificando así nuestro derecho sobre las mencionadas 200 millas.

En relación con la “adquisición de material bélico”, necesario para el fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas, debo afirmar enfáticamente que fue realizada en estricta sujeción a las normas legales y reglamentarias existentes para el efecto, siguiendo, por consiguiente, un proceso originado en el Comando de cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas, para ser presentado al Ministro de Defensa y luego a la Junta de Defensa Nacional, institución de reconocido prestigio, probidad, responsabilidad y honradez, integrada por distinguidos compatriotas del máximo nivel eclesial, jerárquico, administrativo y financiero, en su mayoría civiles, auténticos representantes de los “tres poderes del Estado”. En la Junta de Defensa Nacional, cualquier asunto pasaba por el análisis de las comisiones legal, financiera y técnica para luego ser tratado por la Junta en pleno.

Según este procedimiento, se realizaron las siguientes y principales adquisiciones para las Fuerzas Armadas: aviones Jaguar y Stright master en Inglaterra; tanques AMX con todo el equipo complementario para su empleo y helicópteros Gacela en Francia; un número muy elevado de vehículos motorizados de diferentes clase y uso y aviones AT-35 en Estados Unidos; corbetas y la conversión de lanchas torpederas a misileras en Italia; y la Fragata “Escuela Guayas” en España. Es claro, en consecuencia, que este procedimiento no permitía, en forma alguna, el cometimiento de actos de corrupción como se pretende acusar, particular que se confirma con la inexistencia de denuncias o de enjuiciamientos de clase alguna.

Es, asimismo, un hecho histórico que en el Gobierno de las Fuerzas Armadas se inició con el cumplimiento de las distintas partes de la industria petrolera, principiando por declarar que un barril de petróleo sea considerado como un símbolo nacional y además de una era petrolera beneficiosa para los intereses del pueblo ecuatoriano. Cabe afirmar que en el tiempo en el cual se inició la extracción de petróleo de yacimientos existentes en la Amazonía ecuatoriana, un barril tenía el valor de $ 2.90 en 1972, de $ 4.00, para 1974 y de $ 13.90 en 1976, con una producción promedio diaria de 176 barriles; con lo que se obtuvo por la venta en los 4 años el valor  aproximado de veinte mil millones de sucres, que al cambio de 25 sucres por dólar, se obtuvo la cantidad de $800’000.000.    

Con enorme complacencia puedo expresar que en el Gobierno de las Fuerzas Armadas, presidido por mí en materia petrolera, no se presentó ningún caso de corrupción para ser investigado y sancionado con todo el rigor de la ley.

Es digno destacarse la labor del Foro de Opinión Petrolera Ecuatoriana que resume los 40 años de la Historia Petrolera en el documento “Política Ecuatoriana Siglo XXI” enviada a los candidatos a la presidencia de la República en las últimas elecciones y que muy documentadamente en los años que atañe al primer periodo del Gobierno de las Fuerzas Armadas hace referencia de sus ejecuciones en los mejores términos y no presenta caso alguno de corrupción.

¿Estas verdades históricas pueden ser consideras como un sometimiento del Gobierno de las Fuerzas Armadas a las decisiones e intereses de los Estados Unidos de Norteamérica?

En referencia a mi decisión irrevocable de terminar mis funciones como Presidente del Ecuador, mi renuncia la presenté el 9 de enero de 1976, ante los Estados Mayores del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de sus tres ramas, es decir, mucho antes de que se constituyera el denominado Consejo Supremo de Gobierno.

De conformidad con lo establecido en el Art. 66 numeral 7 de la Constitución Política del Estado, esta carta, rectificación, réplica o respuesta a las afirmaciones contenidas en las crónicas publicadas por el Diario “El Telégrafo”, de su dirección, será obligatoria y gratuitamente publicada en el mismo espacio u horario de tales crónicas.

Aprovecho la oportunidad para presentar a usted el testimonio de consideración y estima.

Muy Atentamente
Gral. (sp) Guillermo Rodríguez Lara
Quito, a 21 de mayo de 2013

 

RESPUESTA DE LA REDACCIÓN

Diario EL TELÉGRAFO revisó hace casi tres meses los nueve mil cables revelados por WikiLeaks en relación con Ecuador del periodo 1973-1976. Al constatar que en casi todos ellos se hablaba del mandato del general Guillermo Rodríguez Lara, se quiso conversar con él antes de la publicación de la investigación, y sus familiares cercanos señalaron que estaba en tratamiento médico y que se le hacía imposible hablar del tema.

Hubo un plazo de dos semanas y transcurridas éstas se siguió postergando la entrevista. Nos place que ahora el general Rodríguez Lara haga conocer a nuestros lectores su versión, la cual habría ayudado a enriquecer los reportajes. Solo queremos señalar que lo publicado es lo que consta en los cables de la Embajada de EE.UU. de la época y que estamos abiertos a entrevistarlo para ampliar el tema.

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