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El Telégrafo
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Expedición terrestre para verificar enfrentamiento

Expedición terrestre para verificar enfrentamiento
06 de abril de 2013 - 00:00

El Ministerio de Justicia, dentro del plan de medidas cautelares y de lo que señala la Constitución y el Decreto Ejecutivo 503, realizará una expedición hacia el área intangible en donde, supuestamente, se dio el enfrentamiento entre waoranis y el pueblo en aislamiento voluntario de los taromenanis, el viernes pasado. Al menos tres días tomaría la expedición terrestre, indicó ayer la viceministra de Justicia, Carmen Simone. El objetivo será tener una información real del suceso.

La realización de la expedición dependerá de lo que piensen los líderes de Yarentaro, del clima, del aporte de las comunidades que conocen esa zona inhóspita y del sitio hacia dónde se dirija, ya que “puede haber caminatas de hasta 5 días”, puntualizó una fuente ministerial.

Este anuncio se produce luego de que el presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (Nawe), Cawetipe Yeti, dijo ayer a la prensa privada que habrían más de 30 taromenanis muertos, entre niños, adolescentes, adultos y ancianos.

Esa información se difundió pese a que no han llegado al sitio del enfrentamiento. Se basa en que él y otros dirigentes waoranis fueron a la comunidad de Yarentaro, ubicada en una zona selvática del cantón Aguarico (Orellana), donde viven quienes habrían atacado a los taromenanis.

Yeti señaló que la noche del jueves pasado (23:00) llegó a Yarentaro y conversó con indígenas que habrían participado del enfrentamiento.

Sin embargo, el Ministerio de Justicia insistió ayer en que tres vuelos realizados esta semana no han permitido ubicar chozas quemadas o cadáveres. Esto, pese a que Yeti sostiene que los muertos estarían dispersos en una zona de 100 metros.

En cambio, el vicepresidente de la Nawe, Guilberto Nenquimo, en base a las versiones de quienes habrían sido  parte del ataque dijo que había “3 chozas quemadas y 10 taromenanis muertos”.

“Desde el lunes se han realizado tres sobrevuelos en los que han participado el Equipo Político Territorial, la Fiscalía y las Fuerzas Armadas para inspeccionar la zona. Como resultado, se ha  verificado la existencia de malocas (chozas) en buen estado, que presumiblemente pertenecen a pueblos indígenas en aislamiento. Sin embargo, no se ha ubicado el lugar del enfrentamiento ni víctimas”, señaló el Ministerio de Justicia a través de un comunicado.

Destacó que para proteger a los pueblos en aislamiento se han adoptado  medidas como el monitoreo a cargo de personal del Ministerio de Justicia; la restricción de venta de bebidas alcohólicas en el área de influencia; y el control de armas y municiones. Sin embargo, Nenquimo denunció que las armas usadas por los waoranis para atacar a los taromenanis habrían sido adquiridas en la feria de la comunidad Popayán (Orellana), donde “la venta de armas es libre y sin control”.

Preocupación por las niñas

El Ministerio de Justicia confirmó ayer que waoranis de Yarentaro tienen bajo su custodia a dos niñas taromenanis: de 4 y 6 años, sobrevivientes del enfrentamiento. Recibieron tratamiento inmunológico para evitar el contagio de enfermedades y “se confirmó su buen estado de salud y que no mostraban ningún rasgo de agresión física”.

Cawetipe Yeti, líder de la Nawe, manifestó que tener a las niñas en Yarentaro “puede traer muchos problemas: un ataque taromenani, por ejemplo”. El temor  es compartido por Abraham Boyotai, otro dirigente waorani. Dijo que las comunidades del norte del río Tiputini: Reyes, Pindo, Bloque 16 Repsol, Bataburo, Tigüino, Armadillo y Bahameno; y al sur, Curaray, Lorocache, podrían ser atacadas. José Proaño, antropólogo que ha estudiado sobre pueblos en aislamiento y que fue parte de los expertos que realizó el sobrevuelo, resaltó a la prensa: “Lo recomendable es que las dos niñas pasen a vivir en una comunidad waorani que esté con el menor contacto posible. Eso evitará que sean afectadas por enfermedades que impliquen la presencia de personal de las petroleras, madereros, campesinos...”, anotó.

Según Eduardo Pichilingue, de la Organización  Waorani de Orellana, a las niñas no se las puede considerar un “trofeo de guerra”. Explicó que la costumbre de rescatar a las niñas es una práctica cultural de muchos grupos, mientras que el rapto de mujeres es una suerte de dinámica al enfrentarse a los enemigos e, incluso, para asegurar la procreación.

Otro experto coincidió en que cuando se rescata a los niños se los  integra a la comunidad con el fin de asegurar su protección y la supervivencia de la etnia.

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