Esa fue la frase con la que el jurado Fernando Villarroel se refirió a la discriminación que dijo sufrir la participante Makabra, MC quiteña, en el escenario de las audiciones de Ecuador Tiene Talento 4. Apenas se emitió el primer programa del show liderado tras cámaras por Guadalupe Loor, José Romero y Paco Cuesta, que aunque muy mejorado en edición y diseño de producción queda debiendo en lo que ofrecen jurados y conductor.
Por ahora, Jonathan Estrada en la conducción tiene menos espacio, ya que se incluyen tomas del público durante las audiciones y tomas de paso en las que varios concursantes piensan a qué jurado será más difícil impresionar. Los jurados están ligeramente soeces y groseros en sus exposiciones para aceptar o rechazar a un participante; además, la camaradería que han construido en tres temporadas hace difícil que las peleas entre Wendy Vera, María Fernanda Ríos y Paola Farías sean verosímiles, no que hubiera muchas de ellas en el programa del 16 de agosto. Villarroel es el recién llegado y, como único hombre en el panel, es más enérgico y severo, no se amilana ante actitudes fuertes de Wendy o Mafer.
Visualmente Ecuador Tiene Talento comienza a parecerse en cadencia y look a America’s Got Talent, pero acá empiezan a aparecer personas de diversos países buscando un espacio en las galas de semifinales y finales. Esta vez la producción viajó a España y ya en el primer programa audicionó y pasó de ronda una cantante madrileña de 28 años, esposa de un ecuatoriano. Gracias a la intervención de esta participante se reveló que Wendy Vera está más relajada en su rol, chabacana en ciertas expresiones, pero menos ‘bruja’. Asimismo, el primer programa dio a conocer que ahora la ‘bruja’ es Ríos, quien destaca por sus caras de disgusto mientras audicionan participantes que no satisfacen sus criterios o gustos de jurado y con unas devoluciones que ni expertos en PNL podrían desenredar.
Paola Farías ha tenido una regresión, ya que, a la vez que se nota más segura en su puesto, juega con expresiones infantiles, de niña chiquita, cuando está indecisa o con carcajadas y frases de quererse escapar del set cuando sus compañeros pelean o hacen devoluciones enredadas. El público en los lugares de las audiciones sigue siendo el gran ganador, y a veces el verdadero jurado, ya que tanto Farías como Villarroel recurren mucho a él para cimentar sus decisiones. Son los integrantes de ese público los que más se divierten, ríen, se burlan, aplauden, vitorean, aclaman o se muestran serios e indiferentes ante un acto.
Con el botón dorado, de Villarroel, para el dúo de bailarines My Niggas y la rara actuación de Byron del 3000, sin contar el No que se convirtió en Sí de Wendy Vera para la MC Makabra, Ecuador Tiene Talento 4 necesita desarrollar más. Por ahora el programa, no el show, es como el velocista que empieza a hacer su cuerpo para adelante para arrancar.
El espectáculo, lastimosamente, depende más de las interacciones del jurado que de la calidad de los actos. Y aunque no es ciento por ciento malo, el jurado no debe tener tanta camaradería con quienes audicionan, sin importar edades o afinidades en gustos musicales y culturales. (O)