Astrofísicos recalcularon el “ocaso cósmico” y estiman que el universo se desvanecerá en millones de años antes que la predicción anterior. El hallazgo recuerda que ni los agujeros negros son eternos.

Aunque parezca eterno, el universo también tiene un final. Un reciente estudio astrofísico ha replanteado el destino final del cosmos, proponiendo un nuevo cálculo para el momento en que toda la materia, la luz y la energía desaparecerán por completo.

El estudio, liderado por el astrofísico Heino Falcke de la Universidad Radboud, fue publicado el 12 de mayo de 2025 en la Journal of Cosmology and Astroparticle Physics. El equipo desarrolló un modelo actualizado para predecir el momento en que los cuerpos celestes más resistentes del universo, como los agujeros negros, desaparecerán por completo. El resultado: el universo podría alcanzar su fin en unos 10⁷⁸ años.

Aunque esta cifra sigue siendo casi inconcebible, representa una reducción drástica en comparación con cálculos anteriores, que preveían el final del universo en unos 10¹¹⁰⁰ años. Esta diferencia no es trivial, ya que implica un ajuste significativo en nuestra comprensión de los procesos de descomposición cósmica a escala universal.

Los científicos sostienen que el fin del universo no llegará en una explosión ni en un evento catastrófico, sino que ocurrirá lentamente, en un proceso frío y silencioso. Las últimas estrellas se apagarán, los agujeros negros se evaporarán y la materia se disgregará en partículas solitarias incapaces de formar estructuras. Será un universo sin luz, sin calor y sin forma: un verdadero desierto cósmico.

Más allá del impacto científico, esta visión despierta una profunda reflexión filosófica. La idea de que incluso los objetos más resistentes del cosmos tienen un final inevitable nos recuerda que nada es permanente, ni siquiera aquello que parece inmutable en el firmamento. En algún momento, la historia que comenzó hace 13.800 millones de años con el Big Bang también tendrá su epílogo.

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