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La modernidad adaptada a la Era de Piedra
Aquello de que un cavernícola pueda hablar, tenga como mascota a un dinosaurio y conduzca un auto, al que le llama ‘troncomóvil’ es una situación opuesta a la realidad de la Era de Piedra, una que los arqueólogos aún investigan. Es una realidad que solo es posible en la televisión, a través de la ficción que surgió hace casi 53 años de las cabezas de William Hanna y Joseph Barbera.
En ese mundo las aspiradoras funcionaban con animales prehistóricos, los teléfonos eran hechos de cuernos (por eso se llamaban cuernófonos), el agua de las duchas era abastecida por la trompa de un mamut, las radios operadoras eran pájaros que llevaban el mensaje y que para las cámaras fotográficas Polaroid usaban sus picos para retratar.
A esa idea la bautizaron como The Flintstones, serie animada mejor conocida en Latinoamérica como Los Picapiedra, que retrata a una familia estadounidense promedio en la década del 60, basadas en el modelo de la comedia The Hooneymooners, que se transmitió entre 1950 y 1955 por la CBS y tenía a Jackie Gleason como su protagonista.
Los Picapiedras surgieron el 30 de septiembre 1960 para la ABC y antes de la llegada de Los Simpson era considerada como la serie de situaciones animada más larga por los 166 capítulos que se transmitieron durante seis temporadas hasta el 1 de abril de 1966.
La clave de Los Picapiedras era la cotidianidad de sus personajes con marcadas características tan universales con las que el televidente se puede identificar.
Pedro Picapiedra (Fred Flintstone, según su nombre original) es un hombre común, que trabaja en una cantera (la diferencia es que en su caso los tractores son reemplazados por dinosaurios) y con un jefe al que le llama señor Rajuela.
Su mejor amigo es Pablo Mármol (Barney Rubble), aunque no es su compañero de trabajo como insinuaron las versiones fílmicas de la serie. Ambos están casados. Pedro con Vilma y Pablo con Betty, a quienes conocieron cuando ellas vendía cigarrillos y ellos eran botones de un hotel, según uno capítulo.
Durante los primeros episodios, las dos parejas vivían sin hijos. El primero en experimentar la paternidad fue Pedro, a través de Pebbles, quien heredó el cabello rojizo (aunque en algunas transmisiones se ve naranja) de Vilma, una ama de casa que dejó la aristocracia de su familia por amor.
Betty, en cambio, no podía concebir hijos para Pablo, tema que por primera vez se abordaba en una serie animada, que tenía horario nocturno en Estados Unidos. Ecuador se transmitió al mediodía en Telesistema (ahora RTS) y anteriormente por las noches.
La infertilidad de Betty quedó resuelta con la adopción de Bam Bam, un niño con una fuerza descomunal que generó un capítulo especial por la disputa de su custodia ante el abogado Piedri Mason, la parodia de Perry Mason, personaje de novelas y series.
Eso fue apenas uno de los tabúes que Los Picapiedras rompieron. Otros fueron el hecho de que Pedro y Villma fueron la primera pareja animada que aparecía junta en una misma cama.
Sus doblajes latinos, especialmente el que hacía el mexicano Jorge Arvizú para Pedro, también fueron importantes para su éxito.
Los Picapiedras también fueron pioneros en incluir a famosos en sus capítulos (Los Simpson lo hacen actualmente), pero con sus nombres o apellidos adaptados a la Era de Piedra.
Son los casos de Stony Curtis (tomado del actor Tony Curtis, quien prestó su voz para interpretarse a sí mismo), Anna Margarroca (Anne Margaret), Cary Granito (Cary Grant), Rock Rocas (Rock Hudson), Piedrique Guzmán (Enrique Guzmán), Samantha y Darrin (de la Hechicera) y otros.
Con el paso de las temporadas surgieron otros personajes, entre ellos, Gazú, un marciano perdido en la Tierra, en una dónde la modernidad de Piedradura estaba adaptada a la Edad de Piedra.