La entrevista que el año pasado Olga Álava mantuvo con el jurado de Miss Tierra, durante cuatro minutos -por lo general es uno- no solo le permitió mostrar su intelecto y las razones por la que debía ser elegida Miss Tierra, sino que le permitió descubrir su habilidad como buena negociante al hablar de las riquezas de Ecuador y de la labor social que había realizado.      

Por eso mismo ella define los minutos que le dieron como el “mejor negocio que en su vida haya cerrado”, pero sobre todo en su recorrido como soberana. Su trayectoria empezó a los 18 años en el concurso Super Model of the World, donde dejó de ser una jovencita rellenita por una delgada.

Después de su paso por allí comenzó su recorrido por las pasarelas. Luego participó en el certamen Reina de Guayaquil sin mucho éxito -quedó en segundo lugar-, y unos años más tarde se postuló para la corona de Miss Ecuador, que tampoco pudo obtener, sino que tuvo que conformarse con ser nombrada como cuarta finalista.

Sin imaginárselo, esa mención se convirtió en su boleto para conseguir el título de Miss Tierra. Ahora, Olga se alista a entregarla el próximo 30 de noviembre en Manila, Filipinas, el mismo lugar donde, entre lágrimas, fue coronada.

¿Con qué adjetivo usted se calificaría?

Como muy perseverante.

¿Quiere decir que a usted no se le puede decir no?

Respeto si alguien me dice que no, pero realmente buscaría la forma para que me digan sí. Para mí las cosas cuando más te cuestan más valen la pena.

¿Qué fue lo más duro en este recorrido como Miss?

Lo más costoso ha sido manejar la parte emocional. Muchos creen que todo es color rosa eso de pasársela viajando. Lo es, pero a la vez es cansado. A veces me ha tocado viajar dos días en avión, para estar cuatro días y regresarme.  Cuando llegas al destino tienes que estar sonriente. A nadie le importa si algo malo te pasa.

¿Qué le deja su experiencia?

Me permitió aprender las diferentes culturas, a conocer, amar y respetar a diferentes personas, pero, sobre todo, descubrir las falencias de los países en el tema del medioambiente. Tener el poder de dar un mensaje y ser escuchada por extranjeros. Lo mismo que pasa aquí, cuando ellos llegan y les dan toda la atención, me sucedió allá.

¿Cuál ha sido su mayor fortaleza?

Mi familia, que siempre ha estado conmigo, sobre todo mi mamá Teresa, que es la que me motiva cada día. También está la actitud que le pones a las cosas, si estás convencida de algo, el poder decambiarlo o mejorarlo, los demás pueden ver eso en ti. Siempre me ha gustado ser una persona positiva. Puede que esté bajoneada dos días o tres, pero por algo pasan las cosas.

¿Esto lo dice, por la desilusión que se llevó al no ganar el Reina de Guayaquil?

Obviamente no me gustó no haber ganado. De hecho, después de esa experiencia en Reina de Guayaquil, en el que me involucré en la labor social, mi mente decía cero ‘Miss’. Viajé a Estados Unidos a realizar unas pasantías laborales por mi carrera. Sin embargo, lo volví a retomar. Una tarde viendo televisión salió una propaganda del Miss Ecuador, envié mi ficha sin pensarlo y fui seleccionada.

Allí, una vez más, tuvo que hacerle frente al no obtener la corona que quería. De hecho, José Hidalgo dijo ‘te han desmerecido en el Miss Ecuador, pero en el Miss Tierra te vas a resaltar’, ¿qué significado tiene para usted?

No sé si desmerecido o no. Pero en el Miss Ecuador aprendí muchas cosas, estar rodeada de grandes profesionales, estilistas, diseñadores, muy detrás de la organización que deja mucho que desear. Pero las personas que tienen son muy valiosas, creo que es lo que aún mantiene a ese Miss Ecuador. Eso es lo bueno que saqué de ahí. Haber conocido a esos diseñadores que me ayudaron, como Eduardo Villamar, Tatiana Torres. Creo que cuando Dios tiene algo para ti nadie puede dañarlo, ni opacarlo.

Eso ocurrió cuando fue elegida Miss Tierra. ¿Para usted cuál fue el mejor momento?

La entrevista con el jurado de Miss Tierra. Esa fue la mayor negociación de mi vida. Tener que vender cada una de las riquezas de tu país durante un minuto y medio, aunque a mí me dieron cerca de 4. Recuerdo que cuando sonó la campanita para que terminara de hablar ellos seguían preguntándome sobre mi país. 

¿Qué considera usted que hizo que ese tiempo se extendiera?

Más allá de dominar el idioma mandarín y el inglés fue el plus que di. Había hecho un libro sobre toda la labor social que realicé cuando fui candidata a Reina de Guayaquil. Ahora se lo recomiendo a las chicas. Cuando tú vas a una entrevista de trabajo uno debe tener esa actitud positiva. No dejes que te ataquen, hazlo tú. Te presentas y haces que la persona te pregunte todo en torno a lo que tú quieres. Eso fue lo que hice.

Después de que entregue la corona ¿habrá más reinados para usted?

No, esa etapa ya terminó. Ahora solo pienso en preocuparme por mi carrera de negocios.

¿Cuáles son los nuevos planes que tiene?

Probablemente voy a cerrar contrato para modelar en China, durante un mes, para una marca de traje de baño. Cuando esté de regreso en el país voy a terminar la carrera de Negocios Internacional en la UESS.

¿Y de qué manera aplicará sus conocimientos?

Tenemos una empresa familiar, en la que se fabrica lavaderos en acero inoxidable y calentadores eléctricos. Creo en la producción en el país y de llevar el nombre de la empresa y exportarlo.