‘Pitahaya’, entre la música y la moda infantil
Hace seis años irrumpió en la escena musical guayaquileña. No solo por lo curioso que resultaba su nombre artístico, ‘Pitahaya’, sino por el contenido de su música “buena onda”, cargada de una gran dosis de positivismo y el amor por la vida, los seres vivos y su entorno.
Ahora Christian Marcet, su nombre de pila, incursiona en el diseño de moda infantil bajo el sello Joe & Carlotte y presenta la colección ‘Sonrisas iguales’, con la que pretende vestir a “pequeños caballeros y pequeñas damas”.
El intérprete de ‘Corazón de caramelo’ comenta que la idea nació a manera de tributo a los niños por la forma “inagotable e infinita de imaginar y crear cosas”.
Es por ello que usó niños enfermos con cáncer o con Síndrome de Down como imagen de la línea. Es así como hace también un llamado a la inclusión.
“Mucha gente se olvida de que ellos existen y que son personas como cualquiera de nosotros y que también tienen sueños. Ellos deben ser tratados con el mismo respeto y cariño”, comenta el ahora empresario guayaquileño que no descuidará su faceta de cantante.
En ‘Sonrisas iguales’ el creativo utilizó texturas como algodón, randa, chifón, gabardina y tul para dar forma a distintas prendas que van desde vestidos y corbatines hasta camisas, tirantes, escarpines y shorts para niños de 1 a 7 años.
“Esta colección es muy nuestra porque cada una de las telas y la mano de obra son 100% ecuatorianas. Aquí hay talento de sobra e insumos de muy buena calidad”, comentó el músico, quien asegura que su faceta como diseñador no interferirá en la de cantante.
Una filosofía de paz
‘Pitahaya’ se interesó por la música cuando una amiga de su tía abuela le regaló una guitarra de juguete a la que le sacaba “notas irreales” que cristalizó a medida que iba creciendo. “Ella puso la semilla y yo la regué. Desarrollé el estilo y el conocimiento”, comenta Marcet, al asegurar que está conectado con todos los elementos de la tierra, como el agua, el sol, la arena y el viento. “Toda esa energía positiva se manifiesta a través de mí con buena vibra. Por ejemplo, cuando estaba en Máncora (Perú) una abeja se me posó en el brazo y estuve a punta de matarla, pero me detuve porque no estaba haciéndome nada y porque me di cuenta de que los humanos podemos convivir en armonía con los animales”. Situaciones como estas son las que lo motivan a escribir canciones bajo la compañía de una guitarra y de una armónica. Está consciente de que su propuesta musical no es muy comercial dentro del mercado nacional, pero está convencido de que si se lleva una vida diferente, “creas cosas nuevas y destacas, al final de cuentas te escuchan”.
“Un día Carlos Prado (flautista) me dijo que por muy estudiado o talentoso que seas para escribir canciones lindas, si no las tocas con el corazón no eres nadie. Si te sonrío me devuelves la sonrisa, si canto con amor y con el corazón voy a recibir el mismo amor. Yo creo que lo estoy haciendo bien porque ahora la gente me conoce un poco más e interactúa conmigo en el show”, dijo.