El bajo presupuesto se impone en la edición 87 de los premios Oscar
No siempre una superproducción es sinónimo de triunfos en la gala de los premios Oscar. Aquel criterio lo comparte Tim Gray, el editor general de la revista Variety, especializada en lo que sucede en Hollywood desde 1905. “Hay superproducciones, pero también existe el cine que se inclina más por el arte, es decir películas muy personales de sus directores”, sostiene Gray.
Apenas 162 millones de dólares suman las 8 películas nominadas a la estatuilla dorada, que constrasta con los 375 millones de presupuesto que utilizaron las 8 del año pasado. De hecho, solo Gravedad, una de las candidatas en la edición 86 que se celebró el 2 de marzo pasado, invirtió 120 millones de dólares, seguida por El lobo de Wall Street, que necesitó 100 millones para su rodaje. No obstante, Gravedad no fue elegida como la mejor película del año (recayó en 12 años de esclavitud), pero le permitió al mexicano Alfonso Cuarón convertirse en el primer cineasta latinoamericano que gana en la categoría de mejor director. Además de eso recaudó 716 millones de dólares.
Para la edición 87, que se realizará esta noche en el Teatro Dolby, de Los Ángeles, la película de mayor presupuesto es Francotirador, con 58 millones de dólares para recrear la vida de Chris Kyle (interpretado por Bradley Cooper), considerado como el más letal soldado estadounidense.
Hasta ahora, Francotirador es la más rentable, con una taquilla de 361 millones de dólares, mientras que la más barata es Boyhood, que solo gastó 2,4 millones de dólares, pero distribuidos en 12 años de rodaje.
Después de Boyhood está Whiplash como el filme de más bajo presupuesto, con 3,3 millones.
La primera de estas dos películas narra la historia de Mason Evans (Ellar Coltrane), a través de su crecimiento real desde los 6 años hasta los 18, mientras que Whiplash retrata la extrema disciplina de Terence Fletcher (JK Simmons) hacia Andrew Neyman (Miles Teller), su alumno baterista de jazz.
Birdman, que según los expertos es la que mayores posibilidades tiene de llevarse la estatuilla dorada como mejor película del año, utilizó 18 millones de dólares para relatar la historia de Riggan Thomson (Michael Keaton), un actor que lucha contra su ego para recuperar sus años de gloria, a través del montaje de una obra teatral en Broadway. Hasta el momento ha conseguido una modesta recaudación de 50 millones de dólares, es decir la mitad del promedio requerido para ser considerada como taquillera.
En Ecuador su estreno coincidió con el de 50 sombras de Grey. Esta última ha logrado más convocatoria en las salas de cine por la expectativa previa, basada en el público juvenil (especialmente femenino) que leyó el libro homónimo, mientras que a Birdman los espectadores la han visto más por la curiosidad que les han despertado las favorables críticas y el simple hecho de estar nominada al Oscar.
Las demás películas postuladas tienen un promedio de 15 millones de inversión. En competencia están Código enigma (15 millones), La teoría del todo (también 15), Selma (20) y El gran hotel Budapest (la segunda más costosa de esta edición, con 31 millones de dólares).
Birdman y Boyhood son las de mayor opciones. Si gana la segunda de ellas, igualaría el logro que en 2005 tuvo Crash para el cine independiente, con una inversión de 7 millones de dólares.
Según Gray, si Boyhood gana, no garantizará el pensamiento de los productores y estudios de filmación porque consideran más importante los ingresos para recuperar sus millones en inversiones que los premios. Lo contrario ocurre con el cine independiente, por eso Ethan Hawke, uno de los protagonistas de Boyhood dice que “los premios son la forma que tiene la industria para promocionarse. Son importantes porque nos permiten seguir luchando y hacer que el cine independiente sea parte de la cultura popular”.
El analista Jeff Bock, de la firma Exhibitor Relations, lamenta que “muchas veces las audiencias ignoran las mejores actuaciones” porque están más atraídas por “taquillazos”.
Los 86 años de historia del Oscar registran superproducciones taquilleras, con millonarias inversiones y múltiples premios. Entre ellas consta Ben-Hur, que necesitó 15 millones de dólares, pero hace 56 años. Con eso ganó 11 Oscar.
Titanic, de James Cameron, usó 200 millones de dólares en 1997, lo que le aseguró también 11 premios, más una taquilla de 1.840 millones de dólares solo en el año de su estreno. El total de taquilla es de 2.185 millones de dólares.
Un poco inferior fue la cifra de El señor de los anillos: el retorno del rey (2003), de Peter Jackson, quien invirtió 94 millones, recibió 11 premios Oscar y 1.119 millones de dólares de recaudación, mientras que Avatar (2009), también de Cameron, es la cinta nominada al Oscar más cara de la historia, con 237 millones de dólares y una taquilla de 2.787 millones de dólares.
Durante el último lustro han destacado películas con mediano presupuesto como The slumdog millionaire (2009), The hurt locker (2010) y El discurso del rey (2011), que necesitaron de 15 millones de dólares, mientras que Argo (2013) y 12 años de esclavitud (2014) gastaron 44 y 20 millones de dólares, respectivamente.
Este año sobresale el hecho de que las películas nominadas son muy personales. En el caso de Birdman, el mexicano Alejandro González Iñárritu plasmó su propia lucha contra el ego a través del personaje de Riggan Thomson. Además, experimenta con tomas largas, casi sin pausa, en locaciones estrechas (gran parte del filme se desarrolla entre los callejones y camerinos de un teatro).
Richard Linklater innova con Boyhood al mostrar el paso de los años de sus personajes, sin recurrir al maquillaje ni efectos especiales, sino de forma real. Incluso el comportamiento de los actores es el reflejo de la madurez natural como personas.
Como fuere, la edición 87 de la gala del Oscar se presenta como la de mayores proyectos de arte y, a la vez, más modesta en cuanto a inversión.