Ecuador / Martes, 14 Octubre 2025

Dramatismo, energía y vidrios rotos en el concierto de Raphael en Guayaquil (VIDEO)

Luego de haber cantado 2 horas, el público no pudo contener las ganas y se acercó al escenario para ovacionarlo y tomarle fotografías con sus celulares.

Raphael dejó claro que sigue siendo aquel, el mismo que sorprendió al mundo con una magistral presentación en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con su voz profunda y grave, que se ha mantenido inalterable desde hace 55 años.

Esto lo confirmó el jueves pasado en un concierto celebrado en Quito en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura y lo reafirmó en Guayaquil, el sábado pasado, en el Centro de Convenciones, donde cautivó de principio a fin a los asistentes que llenaron el recinto.

Con 72 años de edad, el andaluz subió al escenario cerca de las 20:30 derrochando energía y vitalidad con su tema ‘Si ha de ser así’, evocando la época en que se vio influenciado por Elvis Presley y lo convirtió en el primer español en incursionar en rock and roll.

En esa época, Raphael usaba copete cruzado y trajes más ajustados. Ahora luce melena y trajes sastres un poco más holgados y modernos, tal vez para sentirse más cómodo a la hora de caminar por el escenario o subir y bajar por las escaleras laterales de la escenografía del tour De amor y desamor.

‘El niño de linares’ continuó con ‘Mi gran noche’ en medio de gritos y aplausos de un público muy variado en edades. Y es que este cantante ha sabido reinventarse con el tiempo y ha ido a la par de los ritmos de moda, conquistando generaciones como a María Luisa Gómez, una abogada de 46 años que sigue a Raphael desde que “tenía uso de razón”.

“La verdad es que creo que cuando era adolescente Raphael estaba en todo el esplendor de su carrera y sus canciones me llegaron al corazón. Además, su fuerza interpretativa te cautiva”, comentó.
Criterio que comparte Larry Rugel Acosta, de 29 años, quien sigue al español desde niño, influenciado por su padre. “Al principio no me gustaba, pero al ver sus videos y su manera de cantar me gustó. (...)

Raphael une generaciones. Este concierto fue la prueba de aquello. Vimos bastante gente joven cantando y diciendo ‘amo a este señor’”.

Luego de algunos meneos, el romanticismo se apoderó del lugar con ‘Provocación’, ‘Se fue’ y ‘Despertar al amor’, temas coreados de principio a fin y que puso de pie a todos para ovacionar al cantante con un “¡Viva Raphael!”.

Quienes se encontraban en las primeras filas fueron los más afortunados porque pudieron acercarse al escenario para tomarle fotografías y hacer videos. Otros llamaban por sus celulares y hacían que el receptor escuchase la canción que en ese momento cantaba el también llamado ‘Ruiseñor de Linares’.

‘Será mejor’, ‘Estoy queriendo tanto’, y ‘Digan lo que digan’ antecedieron las primeras palabras del español sobre el escenario. “Siempre es un placer estar en Ecuador y regresar a Guayaquil porque muchas veces he venido y todas las que me quedan por venir”.

El ganador de un disco de Uranio por más de 50 millones de discos continuó con ‘Se me va’, ‘Sigo siendo aquel’ y ‘Cuatro Estrellas’, tema escrito por Manuel Alejandro.

“Esta canción está ligada a mí y cuando escuchen la letra van a saber por qué”, dijo el intérprete de la canción que habla de los éxitos y triunfos de la vida. ‘Gracias a la vida’ y ‘Cuando llora mi guitarra’ fueron su tributo a Latinoamérica.

‘Qué tal te va sin mí’, ‘Hablemos del amor’, ‘Estuve enamorado’, ‘Cuando tú no estás’, ‘Desde aquel día’, ‘Por una tontería’, Amor de mis amores’, ‘Detenedla ya’, ‘No puedo arrancarte de mí’, ‘Si no estuvieras tú’, ‘En carne viva’, ‘Escándalo’, ‘Ámame’, entre otras, formaron parte del repertorio de 42 canciones que interpretó en casi 3 horas.

Cuando cantó ‘Maravilloso corazón’, la gente se puso de pie, incluso una señora que estaba en sillas de ruedas, provocando la inmediata reacción del público que en son de broma gritaba “¡Milagro, milagro!”.

Antes de terminar su recital cantó ‘Frente al espejo’, quebrando un espejo con una silla que se encontraba sobre el escenario, alborotando a los presentes que no dejaron de aplaudir. Raphael Martos se despidió con un “Cómo yo te amo Guayaquil, nadie te amará”. (I)