Ecuador / Sábado, 04 Octubre 2025

Ecuador el hipnotizador español Tony Kamo. Visitó medios de comunicación y sorprendió con su talento a gente del medio y a curiosos televidentes como Fabrizzio Solines, un ciudadano que desde ese momento se enamoró de esta actividad y la hizo suya.

Solines es conocido en el mundo farandulero local como Barak. Tuvo espacios en programas como ‘Vamos con Todo’ y ‘Así Somos’, actualmente trabaja en un segmento en ‘Ciudad Bakán’, de Canela TV. El rol que cumplió y cumple en esas propuestas televisivas es aquel que lo cautivó en 1994: hipnotizar a gente.

Ha dormido a Paloma Fiuza, a Andrea Bucaram, a Carolina Ramos, a Jalal Dubois, a Dora West, entre otros personajes de la farándula local. Con 44 años de edad, este curioso personaje cuenta cómo se convirtió en hipnotizador.

Recuerda que ver las cosas increíbles que hacía Tony Kamo lo inspiró para dedicarse a esto, pero hace falta mucho más que simple inspiración al momento de convertirse en hipnotizador. Él, consciente de esto, asegura que todos tenemos un talento que Dios nos ha dado y que el suyo es precisamente ser hipnotizador.

El detonante para que él descubra ese don fue un accidente de moto que sufrió el 1 de diciembre de 1994. “Estaba tan sugestionado con las cosas que hacía Tony Kamo, que intenté imitarlo con buenos resultados después de un accidente que casi me cuesta la vida”. Podría decirse entonces que Fabrizzio tiene el poder de dormir a la gente sin saber a ciencia cierta cómo lo obtuvo, aunque atribuye la aparición de este a uno de los golpes que le dejó esa ahora considerada desgracia con suerte.

Fue la curiosidad la que lo condujo al mundo de la hipnosis. “Empecé a buscar libros, investigué sobre energía, biomagnetismo, parapsicología… y me fui metiendo en el tema”, cuenta este hombre, que como particular característica en su atuendo viste para sus presentaciones trajes brillantes, cual genio de lámpara mágica.

Sus inicios

La primera vez que Barak hipnotizó a alguien lo hizo con una pista musical que su padre, Alfredo Solines, le preparó. Era la misma que usaba Tony Kamo en sus espectáculos. Fue a un amigo de la familia. “Solo le dije un par de palabras que me nacieron en ese momento. Ni yo mismo entendía cómo funcionaba esto. Sin darme cuenta empezó a obedecerme y luego despertó cuando le di la orden”, reconoce.

Hizo ese tipo de hazañas en reuniones de entretenimiento. Les decía a amigos DJ que lo lleven a las fiestas para presentarse y dormir a los invitados. Era como una especie de hobby a través del cual Fabrizzio descargaba energía acumulada en la sed investigativa que invertía para empaparse de esta disciplina.

En 1996, Barak ingresa como colaborador a Radio Estrella. Allí hipnotizaba a los oyentes que ganaban premios en los diferentes programas de esa emisora y a los artistas que llegaban para entrevistas.

En ese lapso en que hizo lo que denomina como “mil diabluras con la hipnosis”. También conoció a productores y gente del medio que luego lo canalizaron a otras propuestas, como su actual mánager, Leo Villagómez, con quien hace el programa en Canela.

Al principio escéptico, Villagómez terminó de convencerse del talento de Fabrizzio cuando lo vio en una de sus presentaciones en el patio de comida de un centro comercial. “Mi ahora mánager se sorprendió porque vio cómo yo podía hipnotizar a la gente. Se quedaban dormidos incluso encima de los platos de comida”, recuerda.

Hipnosis como tratamiento

Hipnotizar por divertir no es tan fácil como parece. Aunque en la historia de Barak la facultad de poder manipular la mente de la gente vino como por arte de magia, el debió empaparse del tema de forma autodidacta. “La ventaja del Internet es que puedes encontrar mucha información al respecto”, comenta.

Ese mismo recurso investigativo lo llevó a reconocer que su don no solo podía usarse para formar parte de un espectáculo para masas, sino que también es un recurso para curar vicios como el tabaquismo y el alcoholismo, o problemas de fobias y traumas. “Yo no soy psicólogo, ni psiquiatra, ni terapeuta. Nunca he estudiado en la universidad. Lo que hago es muy doméstico. Soy un autodidacta”, aclara el hipnotizador.

Dentro de esa forma de llevar la hipnosis ha mantenido algunos casos que considera gratificantes, como gente que ha dejado drogas. Realiza tratamientos de cuatro o cinco sesiones en persona que son complementados con audios personalizados que previamente prepara para sus pacientes.

Acepta, sin embargo, que no es algo que le guste. Porque en esa cara de la hipnosis absorbe la vibra de los pacientes que lo visitan y que eso lo llena de angustia. Disfruta más llevar esta disciplina como herramienta de entretenimiento, que a su vez le sirve de desahogo.

No siempre funciona

Aunque la mayoría de las veces acierta, Barak reconoce que ha habido ocasiones en que la hipnosis no se logra. Ocurre, por ejemplo, en lugares en donde la gente solo bebe. Como tienen la atención puesta a otro asunto, es muy difícil que se logre manipular la mente, es cuestión de predisposición, afirma.

Debe tener cuidado también con lo que pide a sus pacientes pues los significados que poseen las personas de determinados términos pueden variar según su experiencia. Por ejemplo, un día en un evento en el cantón Marcelino Maridueña (Guayas) le dijo a un joven: “Cuando despiertes, serás el mejor orador de todos”. “Al abrir los ojos, el chico empezó a rezar cual padre en iglesia, cuando yo en la orden en realidad me refería a orador de oratoria”, recuerda.

Uno de los riesgos que corre un hipnotizador es que la persona tratada no siga al pie de la letra las instrucciones. En una ocasión, a Barak le fue imposible despertar a una de sus hipnotizadas y tuvo como único recurso tirarle agua fría.  En otra, un peluquero trató de imitarlo. El chico durmió a la hermana y lo llamó desesperado. Tras unas órdenes que le dio vía telefónica, pudo despertarla.

ALGO DE HISTORIA

En un reporte hecho por el sitio web hipnosis.org se afirma que ya desde hace 3.500 años los egipcios utilizaban una terapia muy parecida a la hipnosis como herramienta médica, pero que fue a partir del siglo XVIII cuando comienza a ser utilizada de forma abierta, durante el descubrimiento del magnetismo animal, por el suizo Franz Anton Mesmer.

Este hombre utilizaba varios métodos de curación magnética, uno de ellos consistía en una gran cubeta de madera con una barra metálica central en posición vertical, y llena de agua.

En ella introducía a varios pacientes unidos por sus manos y en contacto con el metal, mientras un coro de niños cantaba música religiosa y se oían campanas. Sus hazañas médico-esotéricas fueron investigadas por la Academia de Medicina de París, que llegó a reconocer dichas curaciones.

ALGO MÁS

Su segmento
Barak está en ‘Ciudad Bakán’, de Canela TV, desde el 12 de octubre del 2010. En ese espacio televisivo hipnotiza a personas en lugares públicos, como balnearios y parques. El programa se transmite a las 22:30 los sábados y a la medianoche los domingos.