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Daddy yankee
“Trato que mis canciones retraten vivencias reales”
A Daddy Yankee, el llamado “Rey del reggaetón”, siempre se lo ha cuestionado por la lírica de sus canciones consideradas como sexistas, entre ellas su célebre ‘Gasolina’. Ante las críticas, el cantante puertorriqueño responde: “Le digo a todo el mundo que tengo canciones de contenido para adultos, como la clasificación de las películas, y que un buen actor hace todo tipo de filmes. Cuando nos tenemos que expresar con un contenido explícito, lo hacemos”.
La semana pasada estuvo en España, donde ofreció dos conciertos, con dos nuevos sencillos bajo el brazo, ‘Ora por mí’ y ‘Not a love son’”, anticipo de los dos álbumes que llegarán próximamente dirigidos tanto al mercado latino como al anglosajón. Aprovechó esa visita para defenderse.
Se considera un aferrado al relativismo moral y sostiene “que todo depende del oído del que escucha. Todavía existen prejuicios” contra el reggaetón y recuerda cómo en los primeros días, “si la policía te agarraba con un cassette de reggaetón, te metían a la cárcel”.
A pesar de este esbozo inicial, muchos son los cambios acontecidos en el estatus de esta música. “Ahí están los números”, subraya este puertorriqueño con más de 11 millones de discos vendidos, autor del superventas ‘Barrio fino’ (2004) y uno de los más claros responsables de la eclosión internacional de un estilo derivado del reggae y el rap a través del filtro caribeño.
“El reggaetón explotó con ese disco, del que ahora se celebra su décimo aniversario. Establecimos un movimiento a nivel mundial, no solo para mi género, sino para toda la música, porque cambiamos el negocio”, presume Ramón Luis Ayala, su nombre real, quien comenzó vendiendo cintas de cassette en la calle.
Todo comenzó “mucho antes de que existiera un vídeo musical o sonara en las radios” y, a pesar de ello, “Barrio fino” se mantiene como uno de los álbumes más vendidos de la pasada década, codeándose con los más grandes de la música pop latina que pronto empezaron a hacerle ojitos a aquella hornada de artistas ya no tan marginales.
“Hemos demostrado que no fue una moda pasajera y que el género va ya para 30 años de vigencia”, destaca Ayala, para quien las cosas ahora están más “tranquilas y equilibradas” tras el “boom” que lo encumbró a principios del siglo.
Procedente de una familia humilde, afirma que sus composiciones vienen marcadas en gran parte por sus recuerdos del barrio, “algunos muy buenos y otros malísimos”, como el de presenciar el asesinato de tres amigos suyos. “Se vive en una ola de cambio repentino, sientes que puedes estar en tu día más feliz y por la noche haber perdido a un ser querido”, lamenta.
Su marca está en sus letras, que intentan ser “lo más reales posibles” tras volcar sus vivencias personales, conjugando “rumba” y un punto de vista social “que abarca hasta “las experiencias en la discoteca”.