Según estudios científicos un ser humano puede desarrollar en su vida solo el 10% de su capacidad cerebral. Con aquel porcentaje se han alcanzado muchos avances tecnológicos durante la historia, aunque también se han generado los peores conflictos. Las preguntas son: ¿Qué pasaría si alguien adquiere toda la capacidad? ¿Qué riesgos enfrenta quien pueda lograrlo? o ¿Qué tan preparado está el ser humano para manejar esa situación con tanta información recibida?

Es lo que plantea el director francés Luc Besson, el mismo responsable de filmes como ‘Nikita, dura de matar’ (1990) o ‘El quinto elemento’ (1997), con la película ‘Lucy’, un personaje común que adquiere toques semejantes al de una superheroína, pero sin serlo.

Como alguna vez lo fue su ex esposa Milla Jovovich, Scarlett Johansson es la nueva musa de acción de Besson, también artífice de cintas como ‘Búsqueda implacable 1 y 2’ (ambas con Liam Neeson).

Hasta hace menos de un lustro, la carrera de la rubia Johansson no pasaba precisamente por su mejor momento cuando Marvel decidió ficharla para interpretar a la espía rusa Natasha Romanoff (donde debió teñirse el cabello de rojo).

Desde entonces la neoyorquina ha elegido con más cuidado sus trabajos y hasta consiguió colarse en la última lista de las actrices mejor pagadas de Hollywood. Pasó de los dramas a las películas de acción como una especie de nueva chica dura del cine, algo que ella misma confesó que no esperaba hace una década.

Sin embargo, Johansson, quien recientemente se convirtió en madre, aún necesitaba un último empujón para terminar de consagrarse como una gran estrella y resultó curioso que su gran prueba de fuego venga con una producción no especialmente lujosa como ‘Lucy’.

Precedida del notable éxito que ha tenido en la taquilla americana -ha recaudado allí ya más de 100 millones de dólares, bastante más del doble de lo que costó hacerla-, ‘Lucy’ llega hoy a los cines ecuatorianos (el fin de semana pasado estuvo en cartelera fugazmente).

El epicentro es la transformación de Lucy a una criatura casi robótica que va perfeccionando su control primero sobre ella misma y luego sobre todo -y todos- lo que le rodea.

Según la trama, Lucy es una estadounidense común que no pasa los 25 años y estudia en Tailandia. Es descomplicada y sale por unos días con un tipo llamado Richard (Pilou Asbaek), de quien poco sabe. Él es mensajero inescrupuloso. Sabe que el contenido de sus entregas no es legal, aunque desconoce el que hay dentro de los portafolios. Y lo sabe porque le pagan mil dólares por trabajo. Por eso le pide a Lucy que haga una nueva entrega a un tal señor Jang (Choi Mink Sik), pues quiere seguir ganando bien, pero sin correr riesgos. Ella se niega y Richard la esposa al portafolio.

Jang es un poderoso narcotraficante. Envía a sus hombres que la suban a la fuerza. La sedan, abren su vientre para colocar la droga azul, llamada CPH4, en una bolsa plástica. Los traficantes lo expenden como droga (más letal que cualquier otra), pero no imaginan nunca los poderes que Lucy adquiere cuando se le revienta la bolsa en su interior, tras recibir una golpiza de otros malhechores en el camino.

Lo interesante en el filme es ver cómo Johansson cambia su personalidad. De la chica asustadiza se convierte en una asesina por necesidad, que solo busca que alguien le quite la droga de su abdomen. No obstante, en cuestión de horas su capacidad cerebral aumenta paulatinamente un 10% y puede morir en menos de un día. Por eso acude al científico Samuel Norman, un estudioso del tema sobre el desarrollo de la capacidad cerebral, quien está en un congreso en París (no es raro que la historia se traslade ahí considerando que Besson es francés, ya llevó a ‘Taken’ y otros filmes a su país natal).

Lucy lo sorprende con sus conocimientos y llega a su encuentro antes de que él termine de decirle por teléfono como llegar. Ella, quien conoce el interior de todos los que la rodean, tiene la ayuda del policía Pierre del Río (Arm Waked) para enfrentar a Jang, que no solo quiere arrebatarle lo que queda de la droga sino que quiere matarla. Es la nueva película con una Scarlett Johansson más agresiva que su Natasha Romanoff.