Quizás la nueva generación de seguidores que tiene Rod Stewart no sepan que antes de dedicarse a la música tenía un futuro como futbolista. Durante la década del 60 fue defensa en intercolegiales del barrio londinense Middlesex e incluso audicionó para el Brenfort FC, que entonces estaba en la tercera división de la liga premier.

Hace un par de años, él reveló que nunca lo contrataron y que no se arrepiente. “La vida de músico es mucho más fácil porque te puedes emborrachar y hacer música, y yo no puedo hacer eso jugando fútbol. Por eso elegí ser músico”, había dicho.

Ahora a sus 69 años, a Stewart todavía le queda algo de fútbol y mucho de su talento, a través de una inconfundible voz disfónica, muy opuesta la que se escucha cuando habla.

De fútbol lo que hizo en la Quinta Vergara fue patear unas pelotas autografiadas al ‘Monstruo’ y de su espectáculo musical, en cambio derrochó la energía de un veinteañero durante el inicio de la penúltima jornada de Viña del Mar.

Abrió su concierto con ‘This old heart of mine’, ataviado en un traje negro y corbata de brillos y una brillante chaqueta de vinil que se reflejaba con intensidad debido a las luces refractivas del escenario.

Aunque no habla ni una palabra en español -de hecho, Carolina de Moras le traducía al oído todo lo que ella y Rafael Araneda decían sobre él cuando lo premiaban-, se sintió a gusto en Viña del Mar, tanto que visitó su playa. Luego recorrió varios restaurantes, con 20 custodios, hasta llegar a Starbucks donde los afortunados en verlo solo fueron sus clientes de ese momento.

En su repertorio también estaba ‘Some guys have all the luck’ que fue coreado por todos los presentes con un “…you had nothing to say”.

Luego siguió ‘Rhythm of my heart’, quedando sorprendido por la respuesta del público que se sabía el coro de la canción de principio a fin y lo acompañó en todo momento y lo “obligaron” a relajarse y quitarse la chaqueta.

El romanticismo no podía faltar en la noche. Este británico ha enamorado a varias generaciones con sus ronca voz, pero al mismo tiempo muy sutil y emocional con temas como ‘Baby Jane’, ‘Can’t stop me now’, ‘Hot legs’ y You’ re in my heart’, haciendo que el público encendieran sus celulares y dibujen una constelación.

Mientras tanto, en el palco de prensa los camarógrafos fueron obligados a parar sus transmisiones. Antes tuvieron que firmar un documento en el que se comprometían a utilizar dichas imágenes (foto y video) solo para la publicación de la nota periodística y no para fines comerciales.

También es ampliamente conocida la debilidad que Stewart tiene por las mujeres, especialmente por las rubias. Eso se reflejó con su banda compuesta por varias féminas.

Las dos coristas que lo acompañaban demostraron sus dotes para tocar el saxofón y la trompeta, haciendo que todo el público se pusiera de pie y agitara sus brazos para darle la bienvenida a Ruby, una de las hijas de Stewart, quien en los últimos años lo ha acompañado en sus presentaciones como artista invitada. Ella, quien es modelo fue su corista.

Ella interpretó ‘Chain of Fools’ y luego hizo dueto en ‘Forever young’.

Antes que terminara este tema, Rod entró al camerino y se cambió de ropa (Traje azul eléctrico, camisa blanca de puntos azules y zapatos de cuero blanco y gris con tintes camel) y continuó cantando el mismo tema junto a su hija. Parte del show fueron los solos de percusión de su baterista y algunas de las chicas de la banda.

Sobre un largo banco en medio de su agrupación, el público descubrió el lado más sensible de este cantante con ‘Oh God, I Wish I Was Home Tonight’ y otros temas como, ‘The First Cut Is The Deepest’, ‘Have I told you lately’ y ‘I Dont Want To Talk About It’ que a más de uno provocó una lágrimas, especialmente por la delicadeza de la melodía que vino acompañada de un pianista, ocho violinistas y tres corista.

El tono subió nuevamente cuando interpretó ‘Sweet Little Rock & Roller’ y una de sus coristas cantó ‘Proud Mary’, tema que también es conocido como ‘Rolling on the River’ y que varios artistas han reversionado como Tina Turner, Beyoncé e inclusive forma parte de los temas más populares de la serie Glee.

El intérprete volvió a subir al escenario con un tercer atuendo. Esta vez ataviado con un pantalón blanco en pana, camisa blanca de brillos y una de sus inconfundibles chaquetas de lágrimas francesas que estuvieron de moda en los 80 y cantó Gonna be alright, Maggie May y Baby Jane. Los miembros de su orquesta también cambiaban de atuendo para ir acorde a la propuesta escénica del británico.

“I know Ladies and gentlemen, this is Rod Stewart and what they like” (Lo sé damas y caballeros, soy Rod Stewart y sé lo que les gusta”, dijo este cantante y comenzó a lanzar los balones hacia diferentes partes de la tribuna, mientras interpretaba ‘Hot Legs’. En los graderíos hubo más de una persona que resultó lastimada con golpes en el arranchón por intentar atrapar una pelota.

Tras prolongar este mismo tema, Rod se llevó la antorcha de plata y oro y de una vez, le dieron la gaviota de plata y oro (algo inédito que le den en a un artista los cuatro premios uno tras otro) porque “el show tiene que continuar y hay otros artistas que vienen”, según la conductora Carolina de Moras.

El británico se despidió de la Quinta Vergara con dos de sus clásicos: ‘Da Ya Think I’m Sexy?’, uno de las canciones que había prometido no cantar más porque “ya se sentía viejo para bailar disco” y con la plegaria musical Sailing “...Oh lord, to be near you, to be free. Oh lord, to be near you, to be free, oh lord”. Rod Stewart dejó su huella de fútbol y música.