Que alguien nazca con el talento para dominar 17 instrumentos no es algo que suceda todos los días, pero es el caso de Paul McCartney.

Y no es un registro para una hoja de vida ni nada parecido. Él toca varios de ellos durante las tres horas de conciertos que últimamente suele ofrecer. En vivo los básicos son el bajo, con el que se lo conoció durante su etapa con The Beatles, el piano y la guitarra, en muchas ocasiones acústica.

A sus espectáculos, como el que ofrecerá el próximo 28 de abril en el estadio Casa Blanca quiteño, le añade otros como el banjo y la mandolina.

En estudio también se encarga, ocasionalmente, de grabar partes de batería. De hecho, para la producción de su actual disco ‘New’, que promociona con la gira ‘Out there’, McCartney tocó derivados de algunos instrumentos conocidos de teclados y cuerdas. Grabó con 10, entre los que constan: el glockespiel (de percusión muy semejante a un xilófono); clavecín (teclado con cuerdas  pulsadas como un arpa); buzuki (cordófono con cuerpo parecido a la mandolina); celesta (un precursor del piano vertical);  armonio (de viento con teclas), más otros conocidos como la batería, lap steel (una guitarra sin caja de resonancia que se coloca horizontalmente en las rodillas de su ejecutor, más pedales y se toca deslizándose por las cuerdas -técnica ‘slide’-.

Lo mismo ocurre en 1980 cuando grabó todos sus instrumentos en el disco ‘Paul McCartney II’.
El ex Beatle y Wings, que nació el 18 de junio de 1942 en Liverpool, también domina el violín, el chelo, el contrabajo, vibráfono, mandolina, ukelele (que toca en los conciertos), banjo, flauta (probablemente usted ya perdió la cuenta de cuántos instrumentos van) y otros.

Pocos saben que la trompeta fue lo primero que aprendió a entonar y no porque se lo propusiera, pues su padre  James McCartney lo tocaba  y también el piano durante la década del 20 en su propia agrupación llamada Jim Mac’s Jazz Band.

Él quería que Paul, actual dueño de una fortuna de 400 millones de dólares, y su otro hijo, Michael fueran músicos para seguir con la tradición que databa del abuelo Joe McCartney, un exponente de la tuba.

En casa había un piano, que curiosamente ‘papá Jim’ había comprado en una tienda de la familia de Brian Epstein, quien después se convertiría en el mánager de los Beatles.

Con la llegada del ‘skiffle’ (una mezcla folk de jazz y blues, precursora del rock and roll) durante la década del 50, Paul se interesó por la guitarra y a los 13 años compuso su primera canción: ‘I lost my little girl’, en 1954, y se puede apreciar en su disco solista ‘Unplugged (The official bootleg), de 1991.
En 1954 ya había conocido a George Harrison en un bus, rumbo al colegio y a John Lennon. Era el germen del grupo The Quarrymen, que posteriormente se convirtió en The Beatles.

Inicialmente ahí era guitarrista porque el bajista era Stuart Sutcliffe, quien muere. El zurdo McCartney pasa al bajo y con Lennon afrontan el liderazgo de la banda. Además eran los que más canciones creaban. Al principio los créditos eran Lennon-McCartney y luego empezaron a escribir por separado.

De su época ‘Beatle’, el músico nacido en el hospital de Walton, quien fue hijo de una ex enfermera llamada Mary Mohin, sobresalen canciones como ‘Yesterday’ (considerada como la más versionada en la historia con unas 3.500 adaptaciones de otros artistas), ‘Hey Jude’, ‘Michelle’, ‘Helter skelter’, ‘The magical magic tour’, ‘Let it be’, ‘Get back’, ‘I saw here standing there’, ‘Day tripper’, ‘Back the U.R.S.S.’,‘Oh! darling’ y muchas más.

En 1969 conoció a Linda Eastman (luego McCartney) con quien formó Wings, la banda posterior de él tras la disolución de los Beatles en 1970.

Con Wings grabó siete discos de los que se desprenden canciones memorables como ‘My love’, ‘Live and let die’, ‘Mrs Vandebilt’ y ‘Band on the run’.

Como solista registra 17 discos con melodías como ‘Ebony and Ivory’ (a dúo como Stevie Wonder), ‘Say, say, say’ (con Michael Jackson), ‘No more lonely nights’ o ‘Hope of deliverance’.

Desde 1999 Sir Paul forma parte del Salón de la Fama por logros como los 60 discos de oro en su carrera y los más de 100 millones de copias de sus discos (solo en Reino Unido), sin olvidar un catálogo de casi 3 mil composiciones).

Pintor y también seguidor de los equipos de fútbol Everton FC y Liverpool FC, McCartney también ha dedicado parte de su trabajo musical para bandas sonoras de películas. Una de ellas es ‘Live and let die’ (1973) para la película homónima de la saga James Bond en la que debutaba Roger Moore como el agente 007); ‘Vanilla sky’ (2002) para el fime del mismo nombre, y ‘Let it be’ con la que ganó un Oscar.

Sobre McCartney, quien enviudó de Linda en 1998, perdió 48 millones con su segunda esposa en 2008 y actualmente está casado con Nancy Shevell.

Sobre McCartney se ha dicho de todo, incluso que murió en 1996 al estrellarse en un auto (leyenda urbana que surgió tres años después a través de un anónimo que llamó al locutor Russ Gibb, de la radio WKNR-FM, más unas presuntas hipótesis de la portada del disco ‘Abbey Road’ en la que el Beatle aparece descalzo y con el paso cambiado con relación al resto. Todo es parte de la leyenda, una viviente como es Paul McCartney, a menos que usted crea que quien tocará en Quito es un impostor -con todos esos récords encima y la destreza para dominar tantos instrumentos- ¿Lo cree usted?