Johanna Carreño es una princesa que habita en un bosque y huye de un ser misterioso que oculta su rostro detrás de una máscara de gas porque cree que le hará daño.

Ataviada por un traje extraño que incluye sombrero al estilo de los que luce Johnny Depp en la versión fílmica de ‘Charlie and the Chocolate Factory’ o en la de ‘Alice in Wonderland’, esta princesa del bosque es desconfiada. Le teme a un monstruo tridimensional que destruye aquel tipo de la máscara para salvar a la princesa de ese bosque encantado en el que predominan los colores oscuros.

Aquella historia es la que relata el vídeo de ‘Duende real’, que ya rota en la cadena MTV, tal como ha sucedido con los clips anteriores de la cantante manabita.

Emelecista confesa, amante de los mariscos (especialmente los cebiches) y de colores como el fucsia, Johanna siempre trae algo entre manos. A veces tiene que ver con alguna nueva canción, un vídeo o las clases de la academia de modelado que lleva su nombre con sedes en su Portoviejo natal y Calceta.

Para la intérprete, que nació el 10 de marzo de 1987, la complicidad que mantiene con Martha Guerrero, su madre y mánager, ha sido clave en su carrera, una tan intensa que hasta incluye una breve participación en las tablas para el programa Puro Teatro, de Gama TV.

¿Cómo se produjo el clip de ‘Duende real’?

Fue a finales de mayo en un bosque de Nobol. Para mí fue una experiencia distinta a la de los vídeos anteriores porque en esta ocasión interpreté a un personaje. En los otros clips simplemente era yo misma cantando con una banda de apoyo y nada más.

Ahora fui una princesa que interactúa con otros personajes dentro de la historia. Hay personajes humanos y otros hechos con animación en 3D y aborda una trama de cuentos, pero de forma retro y a la vez futurista. Su contenido ofrece una reflexión de cómo muchas personas se dejan llevar más por el exterior de las personas que por su interior.

¿Qué anécdotas surgieron con esa experiencia?

Recuerdo que recién en el rodaje calcé por primera vez las botas de mi personaje, que me quedaron apretadas. No había previsto eso. Fueron jornadas intensas. Con Gustavo Argüello, quien es el director, grabamos un día y medio en el bosque. Luego grabamos otras horas en un estudio. Eran jornadas de aproximadamente 10 o 12 horas casi sin parar.

Muchos conocen a la Johanna Carreño de hace ocho años, pero pocos conocen cómo surgió la cantante...

Canto desde niña, no recuerdo exactamente a qué edad empecé. Mi mamá asegura que yo tenía unos tres años. Desde entonces empecé a participar en cuanto festival aparecía. Si mi mami se enteraba de alguno, ahí me metía.

Cantaba cuando llegaba de Reales Tamarindos, la escuela en la que estudié. Después formé parte del coro del colegio Santa Mariana de Jesús. Era de las que grababa mi voz en casetes. Me metía al cuarto, encendía la grabadora y conectaba el micrófono al karaoke para cantar. Ya tenía claro que quería cantar.

¿Qué cursaba en el colegio?

Aunque soy ingeniera en marketing, yo estudié ciencias sociales en el colegio. Fue idea de mi mami, aunque hasta tercer año quería ser doctora. Al final fui, me matriculé en la Espol (Escuela Superior Politécnica del Litoral) para seguir ingeniería porque mi mamá es empresaria. Ahora mi profesión me sirve mucho como cantante.

Se nota la complicidad que tiene con su mamá...

Demasiada. Ella no solo me ha apoyado en el canto, pues también me metía en todos los reinados posibles. Pasé por todos durante la infancia y adolescencia. Estuve en criolla bonita, niña Portoviejo y otros que ya ni me acuerdo. Eso fue hasta que cumplí 15 años y para entonces cursaba modelado en la academia Chantal Fontaine. A esa edad gané mi último concurso, el de Reina de la Cruz Roja de mi ciudad, que me permitió abrir mi primera academia hace nueve años.

¿Cómo lo hizo?

Fue parte de la obra social que dejaba como legado. Los organizadores me ayudaron. En esa época se llamaba Models and Arts.

¿Cuánto le ha servido el modelado en Chantal Fontaine?

Mucho, empezando por el dominio escénico, a través de la pasarela. Además tuve profesores de canto. Me gustaba mucho eso, pese a que debía viajar muy seguido de Portoviejo a Guayaquil durante dos años. En el coro también me daban técnicas de canto. Siempre estuve preparándome, además estudié piano por cuatro años, pero ya no me acuerdo cómo tocar porque hace tiempo dejé de practicar.

¿Qué la marcó musicalmente en cuanto a referentes?

Cuando era niña me gustaba mucho Selena, mientras que de adolescente me convertí en fan de Shania Twain y ahora me gustan las voces graves como las de Alejandra Guzmán o Gloria Trevi. Son influencias variadas que pasan por el tex mex, el country pop y el rock.

¿Qué tanto ha tomado de eso para sus discos?

En el primero no mucho. De hecho, pensaba incluir dos ‘covers’ en el disco ‘Un poco de amor’. El uno era ‘Falsas esperanzas’, de Christina Aguilera, y el otro ‘What I feeling’, de Irene Cara, pero Tito Macías y Johnny Mendoza, quienes produjeron el álbum, me sugirieron que solo sean temas inéditos. Ellos le pusieron música a unos poemas que yo tenía guardados.

Lo grabamos el día que cumplí 16 años en Pájaro Records. Después vino ‘Me liberé’, con el peruano Francisco Murias como productor, que es lo que conocen los fans y es el disco en el que le imprimo pop rock a mis canciones. Con ‘Don’t stop me’ exploro el pop dance.

¿Qué ha sido lo más gratificante de su carrera?

Muchas cosas, entre ellas viajar a México como artista revelación del 2008 en MTV Latino con ‘Hacia algún lugar’, mi participación como presentadora en Colombia, conocer a cantantes que admiro como Juanes o Alejandra Guzmán, aunque a ella solo la vi de cerca. El hecho de que mi vídeo ‘Don’t stop me’ haya sido el más pedido de MTV en el 2011 y mucho más.

¿Qué proyectos se vienen?

La nueva temporada de mis academias en Portoviejo y Calceta con un equipo de 5 personas y el disco ‘Don’ stop me’, que posiblemente estará listo a finales de año.