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Bunbury reinventa la música de las cantinas

Enrique Bunbury siempre se ha distinguido por la experimentación en cada uno de sus discos como solista.  Y Licenciado cantinas posee esa marca registrada del zaragozano, ex vocalista de Héroes del Silencio.

Se trata de un disco que dista mucho del toque árabe y electrónico que expuso con Radical Sonora (su álbum debut como solista en 1997).

Tampoco tiene nada en común con la simplicidad de Pequeño (1999), ese disco que generó una gira a la que bautizó como Pequeño cabaret ambulante y en el que reflejaba su entonces crisis matrimonial. Y Licenciado cantinas, su más reciente disco también se aleja de la influencia centroamericana de Viaje a ningún lado (2004), aunque el cantante español sigue coqueteando con Latinoamérica de la que desconocía su vasto catálogo bohemio.

Bunbury se alimenta de las canciones que escucha en cada viaje. Así patenta su sello personal en cada ál- bum,  que tienen algo de histrionismo, a través de los personajes que él mismo se inventa. Y así nace el Licenciado cantinas, el personaje, según Bunbury, “representa a todos de una u otra forma. Es alguien más o menos universal, al que le ocurren todos los dramas y tragedias que recogen estas canciones”.

Licenciado cantinas, que salió al mercado el pasado 14 de diciembre, plantea el amor, el abandono, la perdición, la redención y la muerte con canciones que se escuchan en cualquier bar latinoamericano de autores  como el poeta peruano Federico Barreto, quien creó la letra de Ódiame que su compatriota Rafael Otero musicalizó y que inmortalizaron intérpretes como José Feliciano, el trío Los Panchos, el ecuatoriano Julio Jaramillo y otros.

De hecho, Ódiame, el sexto “track” de los 15 que tiene el disco, es el primer sencillo promocional de Licenciado cantinas. Y Ódiame, que suena desde noviembre pasado, tiene un toque rockero que dista mucho del requinto con el que se la conoce.

Y a eso Bunbury le añadió un video promocional -que se puede apreciar en YouTube y en la página del zaragozano (enriquebunbury.com).

En el clip, el ex Héroes del Silencio aparece tendido sobre la arena, vestido con un traje rosa, antes de levantarse y cantar Ódiame con su característico tono grave.

Con su atuendo, Bunbury está acorde con las cantinas que recorrió para “maltratar su organismo, aprender de esas canciones que casi no se escuchan de la mano de sus artistas de antaño”.

El cantante ibérico las reinventa con el estilo, que en todos lados dice que absorbió de Nueva Orleans, el country sureño o el rock and roll de la década del 50.

Pero Ódiame no es la única canción, que refleja la admiración que Bunbury tiene por la cultura peruana. Por eso también versiona el vals Vida, de Pablo Casas Padilla.

Los otros 13 cortes son El mar, el cielo y tú (del mexicano Agustín Lara, que Javier Solís hizo famosa con su estilo de ranchera abolerada), Llévame, Mi sueño prohibido, Pa’ llegar a tu lado, Chacarera de un triste (del argentino Alberto Ginastera que se escuchaba con Mercedes Sosa y otros), Licenciado (El mulato), El solitario (Diario de un borracho), Que me lleve la tristeza, Cosas olvidadas, La tumba será el final, El cielo está dentro de mí y El día de mi suerte, aquella salsa boricua que compusieron Willie Colón y Héctor Lavoe, que El cantante de los cantantes popularizó con su voz y que también han versionado Marc Anthony y otros.

El nuevo trabajo de Bunbury, que ya ganó disco de oro en España y México tras una semana de su lanzamiento, contó con la banda Los Santos Inocentes, “Flaco” Jiménez y Dave  Hidalgo, de Los Lobos -que en 1987 grabó la banda sonora para la película La Bamba, que protagonizó Lou Diamond Philips-, y Elíades Ochoa con quienes grabó en Sonic Ranch, de Texas.  

Licenciado cantinas no solo se vende digitalmente, pues cuenta con una versión física, más un filme de media hora llamada Las venas abiertas del licenciado cantinas, en cuatro actos. Es solo la marca registrada de Bunbury.

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