Como un hombre que superó muchos problemas, que no tuvo miedo de tomar riesgos y seguir sus sueños, Bill Fernández recordó a su amigo de la infancia, Steve Jobs, fundador de Apple y cuya muerte estremeció este año al mundo entero.
"Creo que uno de los legados  principales que nos dejó Steve fue que nos enseñó que se pueden hacer  productos hermosos y funcionales. Muchas compañías desarrollan proyectos  tecnológicos pero no bellos en su diseño y fáciles de usar", dijo  Fernández en entrevista vía telefónica con Efe desde Albuquerque, en  Nuevo México.
 Agregó que otra de sus herencias es la compañía que construyó y que seguirá con sus ideas y por supuesto, sus hijos.
 Jobs, de 54 años y considerado como uno de los genios de la  tecnología moderna, falleció el pasado 5 de octubre tras una larga lucha  contra el cáncer de páncreas.
 El fundador de Apple revolucionó la industria con productos icónicos como el iPod, el iPhone y el iPad.
 Fernández y Jobs se hicieron grandes amigos cuando se conocieron en la escuela, en octavo grado en Cupertino, California.
 "Ambos éramos introvertidos, intelectuales y creo que por eso nos  hicimos amigos", sostuvo Fernández, cuyo padre es de origen hawaiano y  su madre de ascendencia europea.
 Recordó que de jóvenes les  gustaba hablar mucho y caminar por largas periodo de tiempo hablando de  filosofía y sobre el significado de la vida.
 Indicó que fue en  la escuela secundaria donde ambos comenzaron a estudiar tecnología,  cuando comenzó a trabajar en proyectos con Jobs.
 "Creo que  socialmente éramos inadaptados, no convivíamos con otra gente, por lo  que éramos unos solitarios, rotábamos uno al lado del otro", dijo  Fernández.
 Fue él quien presentó a Jobs y a Steve Wozniak, ya que sabía que ambos compartían el interés por la tecnología.
 "Woz vivía cerca de mi casa, un día mientras lavaba su auto le dije:  mira creo que te gustaría conocer a esta persona, porque a los dos les  interesa la tecnología", rememoró.
 Aseguró que de inmediato surgió una "chispa" entre ambos, la cual se reflejó en sus proyectos.
 Jobs abandonó sus estudios universitarios en 1976 para fundar Apple  ese mismo año en un garaje de Mountain View junto con Wozniak. En la  década de 1980 se vio separado de la misma debido al colapso de la  empresa y la competencia en el ramo de las computadoras dominada por el  sistema operativo de Microsoft.
 En ese momento creó Next  Computer, que no se convirtió en un éxito comercial pero que sentó las  bases para su vuelta a Apple con un nuevo sistema operativo, donde se  encargo del diseñó del iMac y tiempo después de la serie de iPods.
 Desde 1997 fue el presidente ejecutivo de Apple, en una época en la  que transformó la empresa en un gigante del sector tecnológico.
 Fernández dijo que para su madre, Jobs se convirtió en un hijo más.
 Por los últimos seis años, Fernández, quien ahora tiene su propia  compañía de diseño en Albuquerque, no vio a Jobs, pero asegura que se  mantuvo en contacto con él.
 Al igual que el resto del mundo se enteró de la enfermedad de su amigo cuando ésta se hizo pública.
 "La última vez que lo vi fue en 2007, donde estaba con sus hijos.  Hablamos mucho sobre lo que significa ser padre", dijo Fernández, una de  las pocas personas que asistió a la boda de Jobs con Laurene Powell en  1991 en el Parque Nacional Yosemite, en California. 
