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Unión libre, tendencia que vence al matrimonio

Unión libre, tendencia que vence al matrimonio
11 de septiembre de 2011 - 00:00

Duermen juntos todos los días. Entre los dos se distribuyen gastos, quehaceres y comparten las vivencias y las diferentes responsabilidades de una vida en pareja. A simple vista, parecen un matrimonio joven que recién empieza su camino; sin embargo, Daniel Galarza, de 26 años, y Dennisse García, de 25, son parte de un segmento de la población ecuatoriana que optó por la unión libre.

Según los resultados del  Censo de Población y Vivienda realizado en Noviembre de 2010 y difundidos por el sitio web del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), un total de 2’214,067 personas vive en estas condiciones, lo que representa un 20,43% de la población total del país. En el censo realizado en 2001, un total de 1’579,712 personas vivían “unidas”, lo que representaba un 17,72%. Estas cifras demuestran un crecimiento de este índice  en el lapso de los últimos 10 años.

Y todos ellos lo hacen venciendo un factor cultural y religioso que impera en las sociedades occidentalizadas: sólo la ley y la iglesia legitima las relaciones conyugales. “Teníamos ocho meses de relación sentimental. Yo tenía el propósito de vivir sola desde este año. Iba a quedarme temporalmente en casa de Daniel, hasta que me empecé a quedar poco a poco y finalmente me quedé de largo”, expresa Dennisse, una diseñadora gráfica que labora en una agencia de publicidad del centro de Guayaquil.

Actualmente ya tienen siete meses de convivencia y, según dice, la experiencia ha sido satisfactoria pero complicada, pues ha debido adaptarse a una nueva vida. “Antes yo veía solo por mí, pero ahora debo también ver por él, cuidar la casa, arreglar la ropa y encargarme de muchas cosas de las que antes no me preocupaba, pues vivía en casa de mis padres, con empleada doméstica”, comenta.

Ellos viven en la ciudadela La Alborada, en el norte de la ciudad, y se sienten cómodos con su estatus actual. Según Dennisse, es una buena forma de conocerse y saber si existirá compatibilidad a futuro.

11-9-11-sociedad-union-libre2“El matrimonio es una palabra muy pesada, muy grande, y conlleva muchas responsabilidades”, dice en tono serio... Sin embargo, no le resta importancia ni descarta casarse posteriormente. “Eso le da un peso adicional a la unión, es como un refuerzo. Además, es algo que todo el mundo sueña: casarse, vivir ese momento único”, añade.

El criterio de Daniel y Dennisse se contrapone al de Rafael Méndez e Ileana Matamoros, quienes conviven desde hace un año y no están de acuerdo con el matrimonio. “Cuando ya estás viviendo con alguien, en la práctica, estás haciendo lo mismo que si hubiera un contrato como es el matrimonio. Hemos hablado del tema, pero solo por conversar, nada más, porque no consideramos la idea de casarnos”, explica ella con énfasis.

Rafael e Ileana viven en un pequeño departamento en el norte de la ciudad, en compañía de su gato mestizo “Pulgartibu”. Ellos, que vienen de relaciones pasadas con experiencias previas de convivencia con otras parejas, se cuestionan el real sentido del matrimonio. “No es funcional y no hay necesidad de hacerlo, pues tiene más desventajas que ventajas, entre esas, los trámites”, sostiene Ileana, una realizadora audiovisual que se desempeña en diferentes frentes de la comunicación.

Rafael, de 34 años, también trabaja como comunicador y coincide con los criterios de su pareja. Sin embargo, destaca que en la sociedad actual aún pesan las “etiquetas”. “Vivimos en un medio que es muy conservador”, dice.

Al respecto, Ileana añade que no se ha dejado arrastrar por la presión social o familiar, ni tampoco por el estigma de vivir en unión libre  y no ser parte de una sociedad conyugal tradicional.  

“Aquí todo el mundo habla y cuestiona, pero no me he dejado. Tampoco es que me lo han puesto fácil”, manifiesta. Según dice, viene de una familia muy conservadora, en la que las separaciones han sido vistas como un fracaso a través del tiempo.

Y esta visión no es exclusiva de la familia de Ileana, según la Dra. Claudia Vásquez, psicóloga clínica y una de las responsables del sitio de consultas psicológicas online tudivan.net. “El divorcio es reconocido como un fracaso socialmente evidente.  En ese sentido, como la unión no es tan formal, se cree que puede ‘borrarse’ aparentemente”, señala.

De acuerdo con el criterio de la especialista, el incremento de uniones libres en esta década se debe a que la sociedad ha generado temor con respecto al compromiso. “El temor a comprometerse da paso a esa unión en libertad para que, en caso de que algo no funcione, cada cual siga su camino y no ha pasado nada”, expresa. 

También estima que se debe a un cambio de prioridades en la sociedad. “En la actualidad se presenta la búsqueda de la propia satisfacción, del propio placer. Esto va en contra de las habilidades que debe desarrollar un ser humano para mantener un compromiso, porque eso requiere un sacrificio.

Ahora el paradigma social es tener que satisfacerse por sobre todas las cosas y eso  va en contra de la institución matrimonial”, indica. Por eso, de acuerdo con su criterio, destaca el valor del vínculo legal, pues es una forma de validar la unión ante la sociedad. 

“Esto le da mayor seriedad, es una validación a nivel social. La unión libre no está del todo definida, en cambio el matrimonio tiene una base más clara. Es una forma de asumir una responsabilidad, de dar la cara ante un compromiso real”, detalla.

La Dra. Vásquez explica que lo más saludable es que, al tomar la decisión de casarse, se lo haga con una gran convicción. “Si entras al matrimonio pensando en lo que puede fallar, las posibilidades de que triunfes son menores”, concluye.

11-9-11-sociedad-uninlibre00La unión, vista desde la ley

El Dr. Enrique Tamariz, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, explica que el matrimonio civil tiene algunas ventajas, especialmente para los hijos que son frutos de esta unión. “El derecho de filiación, de llevar los apellidos paternos, la estabililidad y la garantía del cumplimiento de las obligaciones de orden económico son varias de las ventajas del matrimonio ante la ley”, apunta. 

Según dice, cuando existen hijos como parte de una unión libre, que no ha sido debidamente notariada, existe el riesgo de que los vástagos no sean reconocidos por sus padres. “Aunque esto no siempre ocurre, también hay muchas excepciones”, resalta Tamariz.

El catedrático indica que los menores pertenecen a los grupos de atención prioritaria y que se encuentran protegidos legalmente en la Constitución de la República, en el Artículo 35. Luisa María Montaleza, de 21 años, y su esposo Geovanny Vélez, de 25, son un ejemplo de este caso. 

Ambos habitan en la cooperativa Flor de Bastión, bloque 32, junto a su pequeña Valentina, de 3 años y 10 meses, y viven juntos desde hace 5 años, aproximadamente.

En su casa de madera, Luisa María improvisó una tienda donde vende diferentes productos y con cuyas ganancias ayuda a su conviviente con la economía del hogar. “Nos unimos porque tanto él como yo teníamos el anhelo de  formar un hogar y hacer una familia”, cuenta con un poco de timidez.

Relata que Vélez trabaja en una fábrica de llantas en el norte de la ciudad y que nunca se rehusó a asumir su compromiso paterno cuando ella se embarazó, unos meses después de haber iniciado su convivencia. “Es responsable, siempre se ha hecho cargo de la niña y de mí, de los gastos y todo lo que hemos necesitado”, recalca.

Ellos, al igual que Daniel y Dennisse, planean casarse, aunque aún no tienen una fecha definida para el evento. 
“Geovanny me dijo que luego de cinco años de vivir juntos podríamos pensar en casarnos, cuando ya sepamos si nos entendemos y si funcionamos. Espero que sea una boda sencilla, porque no tenemos dinero”, expresa, pero ese detalle no desdibuja la ilusión en su rostro.

¿Qué se necesita para casarse?

El Registro Civil del Gobierno central explica en su sitio web www.registrocivil.gob.ec cuáles son los requisitos para casarse y el valor que tiene este trámite, que se puede realizar en cualquier Jefatura del Registro Civil, Identificación y Cedulación.

Existen varias categorías, que son: ecuatorianos solteros mayores de edad, ecuatorianos solteros menores de edad, cuando uno o los dos contrayentes son divorciados, cuando son miembros de las Fuerzas Armadas, cuando uno o los dos contrayentes son viudos, cuando uno o los dos contrayentes son extranjeros, residentes o no residentes, cuando se trata de miembros de la Policía en servicio activo o cuando se trata de refugiados.

Los documentos necesarios, en la mayoría de los casos, son la cédula de ciudadanía de los contrayentes, el certificado de votación y la presencia de dos testigos hábiles, quienes, así mismo, deben tener  cédula de ciudadanía o identificación y certificado de votación.

Según el sitio de la institución, el costo del matrimonio, en cualquiera de las sedes, es de 6 dólares, y fuera de ellas es de 60 dólares.

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