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El Telégrafo
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Especial Papa Francisco en Ecuador

“Siento alegría y gratitud por esta calurosa bienvenida”

El papa Francisco llegó a las 14:44 y saludó a los niños indígenas que lo recibieron. Foto: AFP
El papa Francisco llegó a las 14:44 y saludó a los niños indígenas que lo recibieron. Foto: AFP
06 de julio de 2015 - 00:00 - Redacción Actualidad

El intenso viento de Quito sorprendió al papa Francisco al llevarse su solideo cuando descendía del avión que lo trajo de Roma. El incidente no afectó su ánimo y ya en la pista del aeropuerto Mariscal Sucre saludó con un abrazo al presidente Rafael Correa y a su esposa Anne Malherbe.

Niños de los pueblos indígenas de la Sierra ecuatoriana dieron la bienvenida al sumo pontífice, quien no dudó en abrazarlos. Después saludó con las autoridades de las demás funciones del  Estado, con el alcalde de la capital  Mauricio Rodas y con representantes del clero en medio de aplausos.

Cerca de las 15:00, en la ceremonia protocolar, el presidente Correa le dio la bienvenida al “país megadiverso más compacto del mundo”. Destacó que el Ecuador ama la vida y que su Constitución la reconoce desde la concepción y es la primera del mundo en otorgarle derechos a la naturaleza. Y parafraseando a su homóloga Dilma Rousseff, sostuvo que, si bien el Papa es argentino y probablemente Dios sea brasileño, de seguro Ecuador es el paraíso.

En su discurso, lamentó que el gran “pecado social” de América sea la injusticia y recordó que hace 40 años los sacerdotes de la región reunidos en Puebla (México) ya denunciaban la creciente brecha entre ricos y pobres. Citó la carta que el Papa envió a la Cumbre de las Américas realizada hace unos meses en Panamá para advertir  que “la injusta distribución de la riqueza y de los recursos es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construya sobre el necesario sacrificio de otros”.

“No es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de las mesas de los ricos”, decía Francisco en esa carta, por lo que Correa apuntó: “Con claridad usted sostiene que debe exigirse la redistribución de la riqueza... Más aún si  la pobreza y la miseria en nuestro continente no son consecuencia de falta de recursos sino de sistemas políticos, sociales y económicos perversos”.

También se refirió a la encíclica Laudato Si (Alabado seas), en la que el Papa “nos dice que la política no debe someterse a la economía y que necesitamos imperiosamente que la política y la economía en diálogo se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana. Nos recuerda a todos los fieles que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada, y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada”.

Enseguida el sumo pontífice se dirigió a los ecuatorianos: “Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina... Siento alegría y gratitud al ver esta calurosa bienvenida. Es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a la gente de esta noble nación”.

“Le agradezco su consonancia con mi pensamiento, me ha citado demasiado. Gracias”, le dijo a Correa, a la vez que le deseó “que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo”.  Recordó que visitó Ecuador por motivos pastorales y que hoy viene “como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y ha dado tan buenos frutos”.

Recordó a figuras como santa Mariana de Jesús, santo Hermano Miguel y santa Narcisa de Jesús, quienes “contribuyeron desde distintos ámbitos a mejorar la sociedad ecuatoriana de su tiempo”. Y en el presente “nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones para que los logros, el progreso y desarrollo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda de toda América Latina”.

Para ello comprometió el apoyo de la Iglesia “para servir a este pueblo ecuatoriano, que se ha puesto de pie con dignidad”. “En Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior, el Chimborazo, llamado por estos lugares más cercano al sol, a la luna y a las estrellas. Los cristianos identificamos a Jesucristo con el sol y a la luna con la Iglesia... El sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta y se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio”.

Pidió a los ecuatorianos que nunca dejen de dar gracias a Dios por su capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y de sus ancianos que son la memoria de su pueblo.

Después partió hacia la Nunciatura, en el norte de Quito, en cuyo trayecto miles de creyentes lo esperaban para saludarlo. Pasadas las 17:00 arribó a la sede del Vaticano, desde donde mañana partirá a Guayaquil a las 09:00. (I)

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