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Radiaciones no-ionizantes se mantienen bajo control

Radiaciones no-ionizantes se mantienen bajo control
24 de septiembre de 2013 - 00:00

NARDA, sondas de monitoreo continuo y SAR (Índice de Absorción Específica, por sus siglas en inglés), son las herramientas con las que cuenta el país para las mediciones y evaluación de la nocividad y efecto de las Radiaciones No Ionizantes (RNI) como las ondas de telefonía celular en el cuerpo humano.

El NARDA mide 50 cm y es un artefacto similar a un control remoto, del cual se desprende una sonda isotrópica triaxal  que  se encarga de valorar la densidad de potencia o energía que recibimos de aparatos electromagnéticos y se usa en expediciones de campo.

Las radiaciones electromagnéticas se dividen en “ionizantes” y “no ionizantes”. Dentro de las primeras se ubican los rayos X y gamma, que pueden alterar el tejido celular y provocar cáncer.

El ingeniero Claudio Rosas, intendente de Control Técnico Nacional, aseguró que “estas emisiones no deben levantar temores porque no alcanzan los límites estipulados por la ley y los organismos internacionales independientes; además,  no está demostrado que ellas tengan efectos dañinos en la salud”.

Mientras tanto,  las RNI se aplican a la porción del espectro electromagnético: radiación ultravioleta (UV),  luz visible, radiación infrarroja, microondas, campos de frecuencias extremadamente bajas (ELF) y radiofrecuencias de radio, televisión y telefonía celulares.

Sin embargo, el abogado ambientalista Agustín Bocos explicó que la telefonía y el wi-fi emiten radiaciones electromagnéticas a una potencia muy elevada y tienen efectos nocivos para todos, pero en especial para los niños.

La Comisión Internacional sobre Protección Frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) estableció límites para la banda  de frecuencia que usa la telefonía celular.

El ICNIRP estableció 41 y 28 MHz como  límites de emisión de energía electromagnéticaAsí, una frecuencia de 1900 MHz tiene un límite de 41 V/m, y para 850 MHz de frecuencia, el tope de emisiones es de 28 V/m.  

En consecuencia, el Consejo Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) expidió el “Reglamento de Protección de Emisiones de Radiación no Ionizantes por uso de frecuencias del espectro radioeléctrico” en el 2005, el cual acogió los límites declarados por la ICNIRP.

Los organismos internacionales como ICNIRP sugieren que la exposición a RNI por debajo de los límites establecidos no causa efectos adversos sobre la salud.

Respecto a los efectos del wi-fi, la Supertel mencionó desconocerlos. Sin embargo, la institución instaló quince sondas de monitoreo continuo que miden las 3.000 radiobases que existen en el territorio nacional. Este Sistema de Monitorización de Radiofrecuencia puede ser visto en la página web de la Supertel.

Las conclusiones sobre los datos producidos por las sondas que monitorean las antenas de telefonía celular, radio y televisión en todo el  Ecuador, son positivas. “Ni siquiera alcanzamos los límites normados, eso puede tranquilizar a la ciudadanía”, explicó Fausto Sánchez, técnico de Supertel, porque “de las 3.000 radiobases medidas por las sondas, se detectó apenas  un valor de 1.4 V/m de RNI”.

También, la Supertel emplea el SAR para medir la cantidad de energía de la radiación de las radiofrecuencias, que es absorbida por el cuerpo cuando se utiliza un teléfono celular. Por ello, el SAR controla teléfonos móviles, tablets, módems o equipos wi-fi antes de que ingresen al país.

Por su parte, Christopher Wild, titular de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) informó el pasado 21 de mayo que “hay cierto riesgo de que los teléfonos celulares incidan en la aparición del cáncer, pero se requieren investigaciones a largo plazo del uso intensivo de los teléfonos móviles para confirmarlo”.

El IARC ubica a los campos electromagnéticos de radiofrecuencias como posibles cancerígenos, junto a otros 512 agentes como los tintes  de cabello.

Adicionalmente, un estudio sobre las consecuencias de  las RNI desarrollado por el  investigador español Alejandro Úbeda Maeso indicó que “debe tenerse en cuenta que las poblaciones no son genéticamente homogéneas y que más bien pueden existir variaciones en la susceptibilidad frente a riesgos medioambientales”.

Por ello, él recomienda que se adopten actitudes y medidas de precaución en el uso de tecnologías de telefonía móvil, hasta que se disponga de más información  detallada y científicamente contrastada. La ingeniera Dayana Rosero usa el teléfono móvil a diario, pero afirma que nunca ha sentido estragos.

En cambio, Augusto Granja señala que por su trabajo  utiliza el celular constantemente, y que en ocasiones, además del estrés “he sufrido dolores de cabeza inexplicables. Me dijeron que puede deberse al artefacto, pero no conozco cómo puedo hacer para protegerme”.

El abogado Agustín Bocos manifiesta que “hace doce años, en medio del campo  instalaron una antena de telefonía móvil. Los animales se ponían nerviosos o  se autolesionaban”.

Andrés Carrillo vive cerca de una radiobase y ni él, sus dos perros ni sus vecinos, han presentado malestares, comentó.

En los reglamentos que posee el país, figuran el cumplimiento de la normativa internacional ICNIRP (no superar los límites de emisión de ondas electromagnéticas), la planificación y regulación de las estaciones de base, el establecimiento de zonas de exclusión en las inmediaciones de estaciones base (áreas que sobrepasan los límites de seguridad) y el marcaje de los teléfonos móviles en función del SAR.

DATOS

Ionización es un tipo de energía liberada por los átomos en forma de ondas electromagnéticas o partículas.

Las personas están expuestas a fuentes naturales de radiación ionizante, como el suelo, el agua o la vegetación; y a fuentes artificiales, tales como los rayos X o algunos dispositivos médicos. Es dañina para la salud.        

Existen casos en lo que se ha levantado una torre metálica sin elementos activos y la gente que mora alrededor asegura experimentar ciertos malestares.   

Se recomienda usar el teléfono celular cuando sea necesario, apagarlo en la noche o utilizar  manos libres para  evitar el calentamiento que estos aparatos causan en el cuerpo.     

Existe un informe de acceso público, Bioiniciative, que resume más de 2.000 estudios internacionales sobre el nexo de la exposición a radiaciones electromagnéticas y ciertos tumores

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