Marcia Jácome tiene 17 años y estudia en un colegio fiscal de la capital, quiere seguir la carrera de Medicina y aunque en su institución ha obtenido información sobre el Examen Nacional de Educación Superior (ENES), indica que no se siente totalmente segura para rendir la prueba. Con el permiso de sus padres decidió matricularse en un instituto preuniversitario. “No quiero correr ningún tipo de riesgo con mi futuro profesional”, dice.

La adolescente es parte de los 218.643 estudiantes que cursan el tercer año de bachillerato a nivel nacional, y que deberán someterse al ENES el próximo 29 de marzo. Antes la prueba era destinada a quienes aspiraban a un cupo universitario en un instituto superior público. Actualmente todos los próximos bachilleres tomarán el ENES, aún cuando deseen estudiar en un centro privado. Por ahora, para este último grupo será un requisito más y no incidirá en su ubicación en la universidad que elija.

Se estima que al menos el 1% de los bachilleres se capacitan previo a rendir el ENES, según los institutos privados que ofrecen mejorar las aptitudes en razonamiento numérico, abstracto y verbal, aspectos que mide este examen.

Luego de 3 meses de clases, Marcia cuenta que nota cómo sus habilidades e incluso la velocidad para contestar el temario modelo de preguntas ha mejorado. “Para acceder a la carrera de Medicina requiero un mínimo de 800 puntos, que es un porcentaje bastante elevado, por eso aunque a veces me resulta cansado venir luego de las clases del colegio, sé que el sacrificio valdrá la pena por conseguir el cupo”, dice.

Ofertas privadas
Cuando el ministro de Educación, Augusto Espinosa, expuso que el ENES será obligatorio para todos los bachilleres, explicó también que la intención es que los estudiantes se preparen en las horas de clases y no necesiten pagar cursos extras.

En Quito hay alrededor de seis instituciones que de lunes a domingo ofrecen clases de razonamiento lógico, matemático, semántico y verbal. El costo de este servicio fluctúa entre los 40 y $ 70 mensuales.

“A veces vienen solo por un mes y lo que hacemos en ese tiempo es desarrollar ejercicios similares a los que tendrán en la prueba”, señala Alicia Males, profesora del Centro Integral de Enseñanza Salvador Paniker, quien recomienda tomar el curso por 4 o 5 meses.

En estos lugares ponen énfasis en la psicotécnica, una modalidad de la psicología aplicada encargada de medir aspectos psicológicos de un individuo como aptitudes, habilidades, intereses, coeficiente intelectual y estilos de aprendizaje. “Esos son los requerimientos que necesitan los estudiantes según el seguimiento que hemos hecho de nuestros alumnos”, indicó Ximena Valdivieso, del Preuniversitaro Hawking.

Andrés Germán, máster en Ciencias de la Educación, expresa que la prueba ENES es un primer paso para rastrear los insumos de entrada en la formación educativa, pero es imprescindible una evaluación integral al sistema de educación, “analizar los conocimientos con los que llegan al colegio, los que ahí adquieren y cómo finalmente salen”.

A más de garantizar un cupo universitario, la ejecución y los resultados de la prueba ENES servirán de ensayo con miras a la evaluación PISA que se realizará en 2015 y que se repetirá cada tres años.

Datos

De los 218.643 estudiantes de tercer año que darán la prueba, 150 mil son de colegios fiscales, 14 mil fiscomisionales, 3 mil municipales y 50 mil de particulares.

El día del examen laborarán 11 mil profesionales en 550 recintos, 8.400 aulas en las 24 provincias del país.

La prueba ENES es una evaluación anual, cuyo puntaje mínimo es 600. De no conseguirla el estudiante va a un curso de nivelación para entrar a la universidad. Esta nota no es parte de la calificación final para concluir el bachillerato.