No era la primera vez que Washington Villegas y sus amigos acudían, con sus aves, a la gallera “Chaparral” de la parroquia Tarifa, en Samborondón, para participar en una jornada de peleas de gallos.

Villegas, que es parte de la gallera “Los Peligrosos” de Naranjito, practica hace 18 años esta actividad que aprendió de su hermano Leonardo. En dicho tiempo recorrieron Guayaquil, Samborondón, Durán, Quito, Ambato y otros lugares.

En Tarifa, el lunes pasado,  se organizó una nueva jornada. Desde las 17:00 los competidores llegaban poco a poco al “Chaparral” en compañía de sus gallos.

Minutos después se inició el proceso de acotejar, que consiste en ver el tamaño y peso del gallo. Si hay igualdad los dueños de las aves deciden si juegan.

Pasadas las 18:30 comenzó la primera pelea de “gallo giro” contra “pinchador”. El primero tomó la iniciativa.

Tras cinco minutos de combate la pelea se decidió por un certero patazo de “pinchador”. “Gallo giro” perdió el combate por puntos, ya que tras dos careos no reaccionaba para continuar la pelea.

“El contrincante fue un gallo muy cerrado, por eso no se definía la pelea. También el gallo de nosotros estaba un poco flojo por el viaje. Sin embargo, un solo patazo fue decisivo para ganar la pelea”, indicó Villegas, quien se adjudicó un premio de $ 200.

José Matamoros, uno de los organizadores de peleas de gallos, recordó que por los años 60 se realizaban estos espectáculos en el centro de Tarifa, donde las galleras, que eran pequeñas, se construían con caña y tabla.

“En ese tiempo el gallo peleaba con la espuela con la que nacía en la pata y le crecía”, dijo Matamoros.

Precisó que anteriormente las peleas se iniciaban pasadas las 12:00 hasta la noche.

Más se realizaban en las fiestas del pueblo. “Ahora es semana a semana, cada 15, dependiendo de las fechas o si las galleras están desocupadas”.

Agregó que años atrás cada combate duraba 30 minutos, hoy en día es de 10 a 12, ya que ahora hay más peleas. “Eran de 10 a 15, actualmente llegan a 40 o 50”.

“La tradición de los gallos sigue intacta y se la vive de  forma bonita y sencilla. Uno se organiza con todos los amigos galleros”, manifestó Matamoros.

Aquello comparte Jonny Yulán, dueño del “Chaparral”, quien afirmó que “la pasión del gallo es algo ya tradicional que lleva año en el montuvio”.

Esta actividad la aprendió de su hermano Eloy hace ya  30 años, cuando era su cargador de maleta, en la que se transporta el gallo.

“Una de las anécdotas que recuerdo fue cuando tuve un gallo, que lo jugué tres veces en un solo día, lo metí a premio dos veces, se echó 12 y 14 segundos, respectivamente, la última pelea duró como tres minutos. Creo que pasé el récord Guinness de hacer pelear un gallo tres veces en un día”, mencionó Yulán.

Añadió que en su gallera las apuestas van desde $ 50,  $ 100, $ 200, $ 300 y $ 500.

“Esto es algo muy atractivo para mí; es una diversión para nosotros”, comentó Guillermo Castro, quien tiene tres años como gallero.

Solo dos tipos de espuelas se permiten en las galleras
Para evitar que el gallo tenga mayor daño durante la pelea, en la actualidad se permite en las galleras que empleen espuelas de hueso del pez catanudo panameño y las de  plástico.

Además, hay otros dos tipos de espuelas, de fibra y de carey, que están prohibidas, porque “es un material demasiado fuerte y mortal para el gallo”, dijo Yulán.

“Hay prisión de hasta tres años para las personas que utilicen espuelas de carey, porque su material viene del carapacho de las tortugas, es decir, se prohibió totalmente su uso”.

Además, en los galleros aún hay preocupación. En diciembre de 2016 la Asamblea Nacional aprobó el Código Orgánico Ambiental (COA), que dispone la obligación de regular las peleas de gallos por parte de los gobiernos autónomos descentralizados municipales y metropolitanos. El sector pidió que se  veten los artículos 146 y 148 de esta norma. (I)