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Matriarcado, sello de identidad en etnias amazónicas

Luz Santi es una de las lideresas amazónicas más reconocidas y respetadas en la región y en el país.
Luz Santi es una de las lideresas amazónicas más reconocidas y respetadas en la región y en el país.
Fotos: Roberto Chávez | EL TELÉGRAFO
20 de junio de 2018 - 00:00 - Carlos Novoa

Ciento un, 75, 46 y 23 años. Estas son las edades de cuatro mujeres oriundas de la comunidad San Jacinto, ubicada en la provincia de Pastaza, quienes se han ganado el sobrenombre de “guardianas de la Pachamama”.

Cada fin de semana llegan al sector cientos de turistas de diferentes partes del país  y el extranjero. El lugar, que pertenece a la parroquia Tarqui, se encuentra a tres horas de Ambato y a cinco de la capital, y ofrece diversas opciones para el descanso, diversión y aprendizaje familiar.

Aunque el ingreso a San Jacinto es libre y los lugareños son hospitalarios, este  cuarteto femenino es el encargado de recibir a los visitantes, con quienes realizan un ritual de bienvenida.

Una réplica de la pintura facial es colocada en el rostro de las mujeres que visitan las etnias de Pastaza.

Pese  a las diferencias de edad, estatura y color de sus cabelleras, las mujeres visten trajes similares y lucen un singular rasgo de identidad.

Se trata de un tatuaje temporal en el rostro. Para los extranjeros solo son líneas negras dibujadas sobre la frente, mejillas y nariz; pero esta característica tiene un importante significado.

“Es un símbolo de autoridad y respeto otorgado por la comunidad. Las ‘guardianas’ llevan en sus manos lanzas hechas con maderas locales, cuando los turistas llegan  ellas danzan a su alrededor para tratar de adivinar e interpretar las intenciones de la visita”, comentó Omar Bejarano, antropólogo chileno residente en el cantón pastacense Mera.

Tras el llamativo baile las “guardianas” sacan de sus shigras (bolsas hechas con fibras vegetales), collares, y entregan uno a cada visitante.

Esta escena es una parte de las costumbres de los habitantes de San Jacinto, una de las comunas más llamativas, pero a la vez intrigante de Pastaza, donde todavía tiene validez el liderazgo femenino que en la antigüedad no solo se practicaba en esta provincia, sino también en toda la Amazonía.

Vigencia del matriarcado
El privilegio de dar la bienvenida a quienes llegan al pueblo siempre ha recaído en las  mujeres, señaló Bejarano, para quien esto es muestra de la vigencia del matriarcado.

“Poco se conoce sobre los mecanismos sociales que tenían nuestros antepasados antes de la colonia. Lo cierto es que en etnias amazónicas, así como en algunas de la Sierra, las mujeres llevaban las riendas no solo de los hogares sino de la comunidad por su capacidad de análisis, organización e inclinación por el diálogo”, dijo Bejarano.

Luz Santi Simbaña, Mariana, Josefa y Lorena, respectivamente, son los nombres de los personajes mencionados al inicio de este relato. La mayor es Luz, quien es madre de Mariana, abuela de Josefa y bisabuela de Lorena. Cada sábado ella convoca a sus hijas a la puerta del pueblo con el objetivo de preparar el ritual de bienvenida.

“Al dominar los saberes ancestrales, la matrona puede interpretar las verdaderas intenciones de los visitantes. Ella contó que en varias ocasiones detectó malas vibras en uno de los turistas, pero lo dejó ingresar para comprobar su presentimiento; y efectivamente dicha persona  trató de hacer algo en contra de nuestros principios, como sacar especies faunísticas”, dijo Ricardo Andi, vecino de San Jacinto.

Él también es familiar de Luz, y reconoció la autoridad de esta noble mujer, quien es la raíz de una familia compuesta por cinco generaciones. “En nuestros pueblos no existe la disputa entre el género masculino y femenino por el dominio y autoridad, como sí ocurre en la cultura mestiza y blanca. Empero entendemos que hay roles que la misma naturaleza otorgó a ambos grupos”, agregó Andi.

Para fines políticos y organizativos, en San Jacinto existe un consejo de líderes integrado por hombres y mujeres. Sin embargo, la figura de mayor jerarquía y sabiduría sigue siendo la anciana Luz Santi.

Otras de las características del matriarcado en la Amazonía son la facultad de las matronas para aconsejar, oficiar ceremonias, como la iniciación de la vida adulta y abrir la temporada de caza, asistir en alumbramientos, y organización de asambleas y sesiones comunales.

Fundadora de Pastaza
Luz Clara Santi Simbaña nació hace 101 años en Puyo, capital de la provincia de Pastaza. Es conocida, además, como la fundadora de esta ciudad, pues en su juventud participó en la delimitación política del casco urbano.

“En 1932 ella acompañó a sus padres a una convención de pueblos autóctonos de la región, en la que se acordó proteger la naturaleza; además se resolvió la participación indígena en la construcción de la urbe y vigilancia del uso responsable de los recursos naturales, de acuerdo a nuestra cosmovisión”, explicó Luisa Chango Santi, hija de “mamita Simbaña”, como conocen localmente a Luz.

La anciana tiene raíces shuar, achuar y kichwa, mezcla sanguínea a la cual se atribuye la bravura y templanza de su carácter.

“Estas nacionalidades respetan sobre manera la Pachamama, por lo que mi abuela defiende hasta hoy nuestros recursos naturales. Y este ejemplo es nuestro mayor referente de respeto, primero a nuestras madres, hermanas y esposas, y también a la naturaleza que es femenina”, manifestó Pedro Tapuy, nieto de la lideresa.

En el aniversario de provincialización de Pastaza en 2015, las autoridades otorgaron un reconocimiento a Luz Santi Simbaña por su ejemplo de valentía y liderazgo. Guardiana de la lengua kichua y fundadora de Pastaza, son algunas menciones que recibió. (I)

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