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Los trasplantes de córneas predominan en el país

Gloria Mieles (izq.), de 72 años, quien se sometió a la operación en 1991, ahora lleva una vida activa.
Gloria Mieles (izq.), de 72 años, quien se sometió a la operación en 1991, ahora lleva una vida activa.
Foto: Karly Torres / El Telégrafo
14 de octubre de 2017 - 00:00 - Redaccion Sociedad

Hace un mes el quiteño Juan Francisco Salvador, de 44 años, se benefició de un trasplante de córnea del ojo derecho en el hospital de especialidades Eugenio Espejo de Quito.

Ingresó a la lista de espera única del Instituto Nacional de Donación y trasplante de órganos, tejidos y células (Indot) en agosto, tras ser diagnosticado con queratono congénito, un problema que disminuyó casi por completo su visión.

“Hace 20 años recibí el primer trasplante de córnea en el ojo izquierdo en un hospital privado, que representó un elevado costo económico para mis padres, pero sobre todo la dificultad de acceder a un donante”, cuenta Juan Francisco,  asesor comercial.

En esa época la visión de su ojo derecho era adecuada y no ameritaba intervención, pero las cosas cambiaron este año por lo que fue nuevamente intervenido.

“En esta ocasión las cosas fueron más ágiles, con un personal médico que está pendiente en todo momento y dispuesto a solventar todas las dudas que se crean. Además, la cirugía en esta ocasión no tuvo costo”, refiere  el quiteño.

A nivel privado, el costo de una cirugía similar bordea los $ 7.000 y los cuidados incluyen la no exposición al sol, reposo y administración de inmunosupresores para que el organismo no rechace el órgano.

“Lo bueno es que hasta el momento todo ha marchado bien y espero en poco tiempo realizar mi vida de siempre”, comenta Juan.

Precisamente este tipo de trasplante es más común en el país. Entre enero y septiembre de este año se realizaron 334 intervenciones de este tipo, que  representan el 65,8% de las 509 efectuadas hasta hoy.

El segundo lugar, en número de trasplantes lo ocupa el renal con el 21,5% (109) de beneficiarios y en menor porcentaje están los hepáticos y los de progenitores hematopoyéticos (médula).

Para Oswaldo Alcócer, líder del servicio de nefrología del hospital Eugenio Espejo, el paciente que recibe un trasplante debe ser muy educado en buenos hábitos de salud para evitar complicaciones porque su organismo baja las defensas entre el 30% y 60%.

“Lo más importante tras una cirugía son los cuidados que deben tener, como no comer en sitios ambulantes y mantener hábitos de aseo a través del uso de gel después de subirse al bus. Así mantendrán los focos de enfermedades alejados”.

Según el profesional, el 5% de los trasplantados no tiene el cuidado necesario por lo que hay el rechaza del órgano donado.

El director del Indot, Carlos Velasco, considera que las enfermedades crónicas degenerativas -diabetes o hipertensión- constituyen una de las razones principales que lleva a las personas a necesitar un trasplante renal.

Previamente, la mayoría afronta  una insuficiencia renal que  obliga a realizarse diálisis, sea peritonial o hemodiálisis.

La primera realiza el paciente en su casa y para ello necesita tener un catéter instalado en la zona peritonial (cerca del abdomen) que permite la eliminación de fluidos y se lo hace 70 horas a la semana.

En la segunda acude a un centro especializado para realizar el proceso durante 12 horas a la semana en distintos días.

“Solo en programas de salud renal el Ministerio del ramo destina alrededor de $ 200 millones al año, que es una cifra alta”, refiere Velasco, quien destaca que el 92% de la población ecuatoriana mantenga su condición de donante.

“Debemos procurar que exista   mayor educación en los jóvenes para entender la necesidad de ser donantes de vida y al mismo tiempo capacitar al personal para que los procesos que involucran los trasplantes sean cada vez mejores”, dice.

 En los últimos 10 años los trasplantes crecieron en el país. Pasaron de 98 en 2007 a 509 en 2017 y los donantes de 18 a 450.

Ecuador hasta el momento cuenta con dos bancos exclusivos de células y tejidos donde se almacenan, congelan y analizan las muestras que llegan a estos espacios. (I)

Datos

El tejido de la membrana amniótica es el más versátil y se lo extrae de la placenta. Sirve para quemados, en cirugías plásticas, ginecología reconstructiva.

Los tejidos y células solo se extraen de donantes cadavéricos con parada cardiaca o muerte encefálica. Los únicos órgano que se pueden donar en vida son aquellos que son pares, como el riñón o el pulmón.

En el trasplante hepático se da la donación de un pedazo del hígado. Hasta el momento se realizan investigaciones en el exterior para producir tejidos en base a segmentos de piel de la misma persona.

En caso de implantación en infantes se toma en cuenta que la persona donante tenga una edad comprendida entre 17 y 27 años. Los que superan esa edad solo sirven para pacientes adultos. (I)   

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