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El Telégrafo
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La sexualidad no pasa inadvertida durante la tercera edad (AUDIO)

La sexualidad no pasa inadvertida durante la tercera edad (AUDIO)
07 de febrero de 2014 - 00:00

Convertirse en adulto mayor supone para la mayoría de las personas dejar a un lado la sexualidad y capacidad para amar. Es una creencia popular que el tiempo para disfrutar de la pareja pasó, porque los cuerpos cambiaron físicamente y la reacción a los estímulos físicos ya no es la misma que en la juventud, según el estudio The Aging Project (Proyecto Envejecimiento), efectuado por cinco médicos de la Universidad de Maryland. “La prevalencia de la actividad sexual declinó con la edad en el 73% de los encuestados, entre 57 y 64 años, porque alegaban falta de energías”, indicó el informe.

Quienes aún conservan a su pareja expresan que con el pasar de los años la relación se torna más cariñosa y comprensiva, aunque la frecuencia de las relaciones sexuales se reduce considerablemente, como es el caso de ‘Raquelita’ (nombre cambiado), quien hace dos décadas no tiene contacto íntimo con José, su compañero.

Ella comentó que las atenciones que hoy le brinda su pareja se refieren más a detalles y obsequios. “Ya lo disfrutamos en la juventud (relaciones sexuales). Tenemos habitaciones separadas. Estoy en la edad en la que una prefiere dormir sola en la cama”, dijo la señora de 68 años, quien acude de lunes a viernes a un centro de cuidado gerontológico en Quito. Agregó que religiosamente, cada domingo, salen a pasear tomados de la mano.

En el libro del sexólogo guayaquileño Rodolfo Rodríguez Carrión, “Salud, amor y sexo en los adultos mayores, se destaca que, con el tiempo, las manifestaciones y frecuencia de la sexualidad son diferentes, “pero hay deseo hasta la muerte”.

‘Mary’, otra de las integrantes del centro gerontológico, así lo demuestra. Ella a sus 84 años aseguró que, si bien el aspecto sexual cambió luego de la tercera edad, siempre tuvo relaciones placenteras con su esposo hasta la muerte. Él falleció hace 24 meses. “Cada uno tenía su cama, pero a veces venía a mi dormitorio. Me quedé con esa sensación que hoy extraño bastante, pero ya me estoy acostumbrando”.

Escuche el relato de Mary

Otra de las grandes creencias erróneas dentro de la sexualidad en la tercera edad es que una vez extirpado el útero (histerectomía), la libido disminuye en las mujeres.

Especialistas como Rodríguez aclaran que el deseo sexual no nace en los órganos reproductivos sino en el cerebro; es así que una persona puede vivir su sexualidad a plenitud mientras este órgano funcione correctamente.

En las relaciones íntimas actúan otros factores. Es el caso de la producción de estrógenos en la mujer. “La falta de esta hormona disminuye con la edad y ellas pueden sentir cierta molestia. En el hombre existe más dificultad para que se produzca una erección, pero con ayuda de medicamentos ambos problemas se pueden solucionar”, explicó la neuróloga Lissette Duque.

De acuerdo con Duque, la sexualidad en los años dorados sigue siendo un tabú, incluso genera vergüenza: “A veces el tema sale derivado de alguna dolencia, pero porque se les consulta. Ellos por su propia iniciativa no lo comentan”.

A los hombres les inquieta la disminución de actividad sexual porque se sienten afectados en su virilidad y recurren a medicamentos que pueden afectar otros órganos. “El viagra es un fármaco que, en lugar de ayudar, causa otras patalogías, incluso origina ataques cardíacos que podrían acabar en muerte”, manifestó la neuróloga.

Un espacio para las relaciones

Según el censo poblacional de 2010 en Ecuador existen 1’400.000 adultos mayores y el 81% dice sentirse satisfecho con su vida. El 53,4% es de sexo femenino. Los problemas de salud más comunes sin distinción de género son la diabetes y afecciones cardíacas. La soledad también los afecta, de ahí que los centros de cuidado diario les permiten conocer nuevos amigos y posibles parejas.

‘Teresita’ y ‘Raulito’ son un ejemplo de ello. Pese a no ser esposos se tratan como si lo fuesen dentro del instituto gerontológico. Entre ellos se acompañan, están pendientes de las necesidades del otro y se entristecen cada vez que deben regresar a sus respectivas casas.

Según Paulo Morocho, director de la fundación Centro de Desarrollo de la Tercera edad de Cuenca, una pareja se conoció allí y permanece unida. “No recuerdo sus nombres, pero los vi en un centro comercial tomados de la mano. El amor que en ellos nació no es pasional sino motivado por el deseo de tener compañía. Para ellos, la preocupación fundamental es no estar solos”. La neuróloga Duque afirmó que si el adulto mayor es una persona sana puede tener contacto íntimo con su pareja hasta el último día de vida.

“Eso es completamente normal. Lo anormal es que se pretenda pensar que ellos ya no sienten deseos y tampoco necesidad. Pese a la edad que tengan, siguen siendo seres humanos”, añadió.

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