Cada día América Latina y el Caribe generan cerca de 540.000 toneladas de basura. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, para 2050, los residuos producidos en esta parte del continente alcanzarán las 671.000 t diarias.

¿Qué hacer frente a la creciente acumulación de desechos? Aunque la respuesta inmediata es la reutilización de ciertos materiales, datos del  Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que América Latina recicla menos del 3% de la basura que produce. De ese porcentaje, el 80% es gestionado por los captadores de desechos.

En la región son cerca de cuatro millones las personas  que basan su sustento económico en la recuperación de residuos sólidos potencialmente reciclables, como papel, cartón, plástico y metales. Las cifras las da la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR).

Samuel Arias, representante de la Asociación de Recicladores Reciclando por Siempre (Asorex Sí) de Bogotá, Colombia, informa que en su país cerca de tres millones de colombianos se dedican a separar desperdicios. 

El hombre, de 43 años, cuenta que entre las principales necesidades de su gremio están el derecho al libre  trabajo y el abastecimiento de herramientas que les permitan gestionar lo recolectado. De esa forma evitarían vender “a precios muy bajos” el trabajo que realizan en el día. En Colombia, un kilo de plástico se vende en 150 pesos ($ 0,05), mientras que un kilo de vidrio o papel se comercializa en 50 pesos          ($ 0,02).

Arias asegura que desde que China prohibió las importaciones de ciertos tipos de residuos sólidos (enero de 2018 a través de una ley) los precios de los materiales que recogen bajaron.

Con esto coincide Nyda Tamayo de la Red de Recicladores de Santa Cruz, Bolivia.

La mujer, que desde niña se dedica al reciclaje, asegura que en su país son 5.000 personas las que viven de la basura. En Bolivia, un kilo de plástico se vende en 1 boliviano ($ 0,1).

Tamayo indica que la situación laboral de sus compañeros depende de la ciudad en la que ejercen su trabajo.

Afirma que en algunas las condiciones siguen siendo perjudiciales para ellos, pues existen varios botaderos a cielo abierto. A eso se suma la falta de reconocimiento del trabajo que realizan por parte de las autoridades locales y las bajas ganancias que les deja su labor.

En Ecuador -dice Laura Guanoluisa, líder de la Red Nacional de ese gremio- hay 20.000 familias recicladoras que no cuentan con el reconocimiento estatal. Es decir, no tienen salario fijo ni acceso al seguro social.

Al día, un captador de basura gana entre $ 3 y $ 4. Cada kilo de plástico que recoge lo vende en $ 0,25.

Justo Pauca, de la red de recicladores de Perú, informa que, en el mejor de los casos, un captador de basura al día, en Lima, puede ganar entre 25 y 30 soles ($ 9), mientras que los días “malos” la ganancia llega a los 10 soles       ($ 3). El uruguayo Juan Carlos Silva del Sindicato de Recicladores de Montevideo indica que en su urbe de 1’140.000 habitantes existen 9.000 que son recicladores.

En ese país el kilo de plástico cuesta 4 pesos ($ 0,12).

Según Silva la política pública juega un rol importante en el ejercicio del trabajo que ejerce. En su nación los recicladores son reconocidos. Es decir los registrados ganan un salario fijo.

Leyes que los reconocen
Ricardo Valencia, director estratégico de IRR, sostiene que los recicladores transfieren subsidios al resto de la sociedad porque realizan un trabajo que se paga “muy por debajo del costo real”.

Si bien la región está tomando conciencia sobre el problema de la basura, solo algunos países han empezado a implementar políticas públicas y metas de reciclaje.

El reciclaje con inclusión     -dice Valencia- se inició en Perú y en Brasil. Ambos países fueron los primeros en la región en aprobar leyes nacionales de aprovechamiento de residuos sólidos que reconocían como prestadores de un servicio público a los recicladores. Lo mismo hicieron Colombia y Chile.

Para la Fundación Latinoamericana Avina la expectativa a medio plazo es que al menos 10 grandes ciudades y 150 municipios más pequeños de la región implementen reciclaje inclusivo en sus sistemas de gestión de residuos.

Bogotá, Buenos Aires o Sao Paulo ya lo hicieron y se consideran las urbes que más han avanzado en la inclusión de sus recicladores impulsando normativas que los reconoce legalmente y les retribuye para que mejoren sus ingresos por la venta de los materiales que reciclan.

En la capital argentina, la remuneración puede llegar a unos 400 euros. Otras localidades también tienen ya modelos de gestión de residuos con inclusión que se han convertido en referentes.

Sergio Sánchez, presidente de la Federación de Cartoneros de Argentina, informa que en su país los recicladores perciben un salario. Además el precio del material está mejor posicionado. En ese país, el kilo de plástico se comercializa en 6 pesos ($ 3). Un cartonero de base puede  ganar al mes $ 500, indica el dirigente.

Según el BID, las mayores cantidades de basura reutilizada dentro de planes gubernamentales se registran en Guatemala (19,3%), Colombia (17,2%) y Perú (14,3%).

Por el contrario, en Costa Rica solo alcanza el 0,3% del total de residuos; en Brasil, el 1%; en México, el 9,6% y en Chile, el 10%. (I)