Iniciativas que reducen el empaque de plástico

Una persona que hace compras en un supermercado, mercados, tiendas o farmacias acumula a diario plástico, a través de fundas, empaques o frascos innecesarios que no son reciclables. Todo estos desechos terminan en la basura y hasta llegar a los fondos marinos del planeta.

El abuso de este material es alarmante. En las perchas de las tiendas se exhibe una variedad de productos en empaques de plásticos de un solo uso. Hay incluso vegetales y frutas como coco, maracuyá o pepas de ajo sin cáscaras que se expenden envueltos en film transparente y sobre una bandeja de espumaflex.

Esta problemática ha impulsado a jóvenes a emprender negocios donde las fundas y los empaques plásticos están prohibidos. Las ventas son al granel, como ocurría en las generaciones pasadas.  

Con motivo del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se conmemora el domingo 26 de enero de 2020, emprendedores resaltan sus ideas que han contribuido al cuidado de la naturaleza e impulsan al consumidor a reducir el empleo de los desechos de un solo uso.

En siete meses el local de Al peso, en Guayaquil, ha evitado que salgan 42.420 fundas plásticas que iban a contaminar el ambiente. Para lograrlo, en el lugar fueron colocadas máquinas dispensadoras, ubicadas en hileras, con frutos secos, cereales, semillas o hierbas, que, al ser accionadas mediante una palanca, caen dentro de una bolsa de papel proporcionada por el local.

Los aceites, en cambio, se despachan en frascos de vidrios o en los envases que lleva el comprador. Asimismo, hay desinfectantes, detergentes, jabones y shampoo que se venden según lo que pese.

Mónica Torres y Fernando Pozo, mentalizadores de la iniciativa, buscan promover las compras conscientes, es decir, lo que se va a usar para así no desperdiciar. “Antes que ser reactivos buscamos ser proactivos. Es una idea vintage presentada de forma agradable y ecológica. Nuestros abuelos compraban al granel”, anota.

En países como Chile o Alemania (Berlín) esta tendencia lleva años. En Ecuador, en Quito y Guayaquil ya se puede comprar con este sistema.

Con la venta de jabones biodegradables envueltos en papel de caña de azúcar, desde hace seis años Sofía González, propietaria de Mama Tungurahua, viene disminuyendo el uso de film con el que comúnmente envuelven estos artículos. No se planta caña sino que se aprovecha el bagazo generado. El producto también es vendido al granel. “El hacer productos sin plástico con menor impacto ambiental es parte de una forma de vida que llevamos con mi familia”.

Además, trabajan con Fundación Óscar Efrén Reyes para la educación de un consumo responsable: “que el consumidor nos exija dejar de usar plásticos y procesos limpios”.

Según la experta Paulina Criollo, directora del programa Sostenibilidad de la Espol, las iniciativas de cero residuos son nuevas oportunidades de negocios que contribuyen al ambiente. Para ella, el libro blanco de economía circular en el que Ecuador trabaja debe contemplar prohibiciones a empaques de productos que contaminan más el planeta.

Asimismo, aconseja antes de una compra plantearse tres preguntas básicas: Necesito usar ese artículo, cuánto tiempo me va a durar, y que va a pasar cuando llegue el final de su vida útil. “Lo que mejor podemos hacer es evitar comprar artículos innecesarios”. Agrega que si uno quiere que una ciudad recicle, necesita adicionalmente a la educación ambiental, la logística.

En las perchas del local La María Orgánica, de Guayaquil, también expenden galletas, granos, cereales y shampoo al granel. Además, cuentan con más de 50 artículos con empaques 100% ecológicos entre ellos arroz en fundas de tela y cartón, quinua en cartón, bálsamos cubiertos de papel. En el lugar se promueve que los clientes lleven sus fundas de tela o de otro material que no sea contaminante. Además cobran las fundas hechas del almidón de maíz, la cual se degrada en 90 días.

Uno de sus dueños Luis Viteri prefiere que en su tienda se exhiban productos en vidrio y cartón. Aunque reconoce que hay productos que requerirán de empaque por higiene, control del tiempo de expiración y contaminación cruzada, hay otros que  deben migrar del plástico a otro sustituto amigable con el ambiente. Ese es el desafío que tiene el país para lograr una verdadera economía circular. (I)

Galápagos promoverá una campaña para usar fundas de tela en panaderías.

Joven transforma el microplástico

Alejandra Peña, de 23 años, dedica su tiempo a darle una segunda vida a los desechos y evita que estos lleguen a la basura. Desde el 2019 empezó a crear llaveros y peinetas con microplástico recolectado a través de mingas en las playas que hace la Fundación Amiguitos del Océano.

La joven emprendió con Agua dulce un negocio basado en el reciclaje de tablones de madera, que tiran los aserraderos de las camaroneras para hacer tablas para picar en la cocina. (I)