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Ignorancia frente al VIH golpea a la tercera edad

Ignorancia frente al VIH golpea a la tercera edad
05 de junio de 2011 - 00:00

“Estaba jubilado en ese aspecto, pero conocí ese medicamento y mi vida cambió. Me tomaba una pastilla a la semana y me iba por ahí... Además, nunca había usado un preservativo, no sabía cómo usarlo y tampoco me interesaba aprender, ese no era el momento... y ahora estoy aquí”.

Este testimonio, transmitido por la doctora Teresa Cobos, es parte de la experiencia de “Carlos”, un hombre de 65 años que actualmente vive con VIH.

Según Cobos, doctora del Hospital de Infectología José Daniel Rodríguez Maridueña, con años de experiencia en temas relacionados con el sida, como él hay muchos pacientes que contraen la enfermedad en la tercera edad.

“Algunos hombres llegan a su ocaso sexual y de pronto encuentran estas medicinas para recuperar la potencia perdida. Por supuesto, esto los entusiasma sobremanera y sucumben”, es la opinión de la especialista, quien sostiene que  la venta libre de este medicamento, sin necesidad de una prescripción médica, incide en el contagio de los adultos mayores.

Cobos se refiere a los fármacos contra la disfunción eréctil elaborados a base de Sildenafil, Taladafil y Vardenafilo, que tienen nombres comerciales y son conocidos por “sus propiedades estimulantes de la circulación, haciendo que los cuerpos cavernosos del pene se llenen de sangre y de esta forma, mejorar el desempeño sexual”, explica la doctora.

De acuerdo con cifras del Programa Nacional de Sida, un total de 40 personas entre los 65 y pasados los 85 años contrajó VIH en el 2008. Según la Dirección Provincial de Salud del Guayas, el 2009 cerró con 9 casos notificados de sida en personas mayores de   65 años. De enero a junio del 2010 se reportaron 4  en este mismo grupo etario.

Un criterio similiar al de la Dra. Cobos es el del Dr. Francisco Andino, ex ministro de Salud Pública y también médico tratante del Hospital de Infectología.

Según Andino, hay una considerable cantidad de contagiados de la tercera edad, de género masculino. “Lo que más le preocupa a un hombre que pasa  los 60 años es si puede o no mantener una relación sexual”, afirma el galeno. Esto -dice- los empuja a consumir fármacos para contrarrestar la impotencia sexual.

El especialista explica que la mujer asimila de mejor manera y con mayor aceptación la declinación de su ritmo sexual, llegada cierta edad. “Esto se debe a los estados hormonales femeninos y al arribo a la etapa de menopausia. El aparato genital de la mujer necesita apoyo para una relación sexual normal, como lubricantes, por ejemplo”.

Para Andino, existen otros factores que también inciden en el contagio del VIH en la tercera edad, como la soledad que muchas veces se atraviesa en este estadio de la vida. “Hay gente que  se queda viuda. Las personas en la fase de adultos mayores necesitan sentirse amadas y acompañadas. Muchas veces buscan afecto así tengan que pagar por él, poniendo en riesgo su salud”, explica el médico.

A esto -de acuerdo con el criterio del especialista- se suma la falta de campañas de prevención y de prácticas de sexo seguro, orientadas a este segmento de la sociedad. Aquí, el galeno sugiere una regulación: “por ejemplo, cuando un adulto va a comprar una pastilla de Sildenafil, podría aprovecharse el momento para entregarle material informativo sobre el VIH y los mecanismos de contagio, ya que a esa edad existen muchas personas que desconocen casi todos los aspectos de la enfermedad”.

El desconocimiento justamente es uno de los factores principales, coincide la Dra. Teresa Cobos, quien cuenta el caso de una de sus pacientes.

“Se trata de una señora viuda de 65 años. Aparentemente su esposo falleció de un trauma craneal, pero ella empezó a enfermar con regularidad y el médico debió pedirle una prueba de VIH con lo que ella se mostró ofendida... el examen dio positivo”, relata Cobos.

La especialista explica que las personas mayores desconocen los riesgos, piensan que están exentos de contraer el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y que no les puede pasar nada. “Sin embargo, están expuestos a los mismos peligros, potenciados incluso por enfermedades propias de la  edad”, amplía la especialista.

Además, enfatiza la importancia de que los médicos que recomiendan este tipo  medicamentos al paciente, lo orienten de forma adecuada, explicándole los efectos que este tendrá en su organismo y los eventuales peligros de mantener relaciones sexuales sin las debidas precauciones. “Por ejemplo, en mi consulta, siempre les pregunto y les informo sobre el uso del preservativo y su importancia. Sin embargo, muchos de ellos reniegan de utilizarlo. En esta edad, el machismo juega un papel fundamental”

Cobos afirma que en las personas jóvenes hay una mayor apertura para comprender las ventajas de utilizar un condón, que en las personas de la tercera edad. “Viendo los pro y los contra, ellos reconocen que en realidad es primordial su uso. Pero las personas de edad se niegan rotundamente”, explica Cobo.

Una gran diferencia que hay entre las personas jóvenes y los adultos mayores que se contagian de VIH -según dice- es la aceptación del virus como parte de sus vidas.

“Un adulto mayor suele decir que vivió todo lo que tenía que vivir, sea a los 60 ó 70 años”, dice Cobo, “no obstante, una persona joven entra en fase de negación respecto al VIH”.

La especialista afirma que, generalmente, las personas que hoy son adultos mayores, no han crecido  con una cultura de  prevención del VIH y de  las enfermedades venéreas en general. Según el Dr. Francisco Andino, a este aspecto se suma la falta de control que existe en los prostíbulos de poblaciones rurales, de donde provienen varios de sus pacientes.

“El uso de alcohol y la extremada falta de cultura para la protección sexual es un factor determinante del crecimiento del VIH en los cantones rurales”, concluye Andino.

Una fecha importante

El 5 de junio de 1981, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) pone por primera vez su atención sobre una nueva forma de neumonía.

Se trataba de un pequeño grupo de hombres jóvenes homosexuales en Los Ángeles, que luego resultó estar vinculado al desarrollo del VIH. A partir de ese momento, millones de personas en el mundo han adquirido el Virus de Inmunodeficiencia Humana.

Hoy se recuerdan treinta años de la detección del primer caso en Norteamérica. En Guayaquil, el primer caso fue detectado en 1984, es decir 3 años después.

La doctora Teresa Cobos, quien lleva vinculada 14 años a las actividades de respuesta al VIH, recuerda que se trató de un paciente proveniente de los Estados Unidos, quien falleció en el Hospital de Infectología.
En aquella época, ella colaboraba con su padre Freddy Cobos, también médico, quien  trabajaba en el centro de salud y con quien realizó varios trabajos de investigación sobre el tema del VIH.

El doctor Francisco Andino, quien también estuvo presente en aquella época en el hospital, recuerda que el hecho causó gran inquietud a la comunidad guayaquileña, por el desconocimiento general que había con respecto al virus.

“Las personas que trasladaron al paciente hasta las instalaciones del hospital, lo trajeron utilizando trajes especiales para evitar cualquier contagio. En aquel tiempo no se sabía casi nada sobre los métodos de transmisión del VIH”, recuerda el especialista.

América Latina es la tercera región del mundo más afectada por el VIH, después de África Sub-Sahariana y el Caribe.

ONUSIDA es el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida. Se trata de una asociación de las Naciones Unidas que lidera acciones para lograr el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el virus.

Según las últimas cifras de ONUSIDA, 2 millones de personas viven con VIH en esta región. De acuerdo con esa institución, hasta el 2008 se registraron un total de 170 mil nuevas infecciones del virus. En ese mismo año, 77 mil muertes fueron notificadas a causa del sida.

En el año 2008 se notificaron 2,7 millones de nuevas infecciones, mientras que la cifra de muertes por sida en el planeta ascendió a 2 millones de personas. En el mundo  existe un total de 33 millones de personas viviendo con VIH.

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