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Hay especies que no volverán jamás a su hábitat

Hay especies que no volverán jamás a su hábitat
25 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

El puma llegó malherido, con múltiples lesiones y cortes en su piel.

Estaba flaco y desnutrido, tanto, que los policías de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) que lo rescataron no le daban más de un día de vida.            

El animal fue decomisado en la zona rural del cantón Piñas (El Oro), donde campesinos lo cazaron porque al parecer se comía sus pollos. Las autoridades pudieron salvarlo de una muerte segura y lo llevaron al centro de rescate Narayana, situado en Guayaquil, en el km 24 de la vía a la costa.

Aquí, contra todo pronóstico, el felino sobrevivió. “Lo pudimos recuperar porque el animal comió. Y cuando comen se salvan, en su gran mayoría”, comenta el ingeniero Antonio Chedraui Salomón, propietario de Narayana.

Esto ocurrió hace 4 años. El puma no puede ser reinsertado a su hábitat por las heridas sufridas al ser cazado. Por eso se quedó en el centro de rescate, donde es el rey nocturno, ya que solo sale después de las 18:00. Es muy difícil captarlo en fotos.

Este es uno de los cientos de casos de tráfico de especies silvestres en el país. Solo en Guayas, según cifras del Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE), fueron rescatados y decomisados 250 animales silvestres en todo 2015 (ver gráfico). En el país son capturados mamíferos, aves y reptiles para su venta en el mercado clandestino, o por la novelería de quienes desean tener un animal de estos en su casa. Pero cuando crece y se hace un problema tenerlo lo entregan a las autoridades ambientales. Entonces, ya el daño está hecho.

“El animal ya ha pasado mucho tiempo en cautiverio. No se alimenta como lo haría en estado natural, se enferma porque no tiene sus defensas como deberían estar en estado silvestre. Por eso no puede reintegrarse a su hábitat”, comenta el biólogo Jorge Ortega, responsable de vida silvestre de la Dirección Provincial del Guayas en el Ministerio del Ambiente (MAE).

“Cuando usted compra estos animales incentiva el tráfico de especies silvestres, generando pérdida de biodiversidad porque la gente sigue trayendo los animales del bosque”.

Las más apetecidas

Según Ortega, las especies más traficadas son los papagayos, las loras, también los reptiles: tortugas, caimanes, cocodrilos. De igual forma mamíferos como tigrillos y monos. “También hay serpientes, pero con ellas se dan más casos de rescate cuando aparecen en algún parque o vivienda; son pocos los que las tienen de mascota”.

Además de los animales que son entregados por las personas que los tienen en su poder, el MAE también participa en rescates de especies que aparecen en la vía pública, como el caimán que se encontró frente al centro comercial Policentro el pasado 3 de enero, tras un fuerte aguacero. El animal fue revisado por un veterinario y como era una especie todavía silvestre, que no había estado en cautiverio y recién salía de su hábitat, fue liberado en Parque Lago.

El MAE recibe todos los animales rescatados o decomisados por la UPMA. A veces los bomberos también rescatan especies silvestres y las entregan al Ministerio. El procedimiento, una vez recibido el espécimen, es hacerlo examinar por el veterinario. Si ha estado en cautiverio mucho tiempo, ya no puede ser liberado pues se ha ‘humanizado’ y no sabe cómo sobrevivir por sí mismo. Lo mismo si está malherido, por eso las autoridades piden a la ciudadanía no tener especies silvestres en casa.

Pero si el animal recién fue extraído de su hábitat, se considera que todavía es salvaje y sus instintos están desarrollados. Entonces es liberado, como el oso hormiguero rescatado por los bomberos el 6 de mayo de 2015 en la coop. El Limonal, norte de Guayaquil. El animal fue llevado a Parque Lago.

Calidad de vida

Narayana es un dios hindú y fue el nombre que Antonio Chedraui eligió para el centro de rescate de su propiedad, ubicado en la parroquia Chongón.

Aquí hay cientos de animales, como felinos, reptiles, aves, monos, venados, tortugas y mamíferos (leones, tigrillos, hasta un oso) decomisados por el MAE. Ellos jamás regresarán a su hábitat pues el contacto con los humanos los privó de sus instintos, fueron maltratados o los tenían en pésimas condiciones.

Cuando llega un animal se hace un acta de recepción. Y cuando uno muere se realiza el acta de defunción.

Según Chedraui, se les trata de dar la mejor calidad de vida a los ejemplares que ahí están. “Tenemos jaulas grandes. Por ejemplo, la del oso tiene como 500 metros cuadrados, con su laguna para que el animal se bañe”. Aunque no es el hábitat natural de ellos, se procura que tengan espacio y una buena vida.

En la actualidad el acceso es restringido, para la tranquilidad de los animales, cuyas jaulas están repartidas en un área de aproximadamente 5 hectáreas. “Quien desee visitar el centro de rescate debe pedir permiso. A veces van colegios; es bueno para educar a los niños, que ellos conozcan a los animales. Se les enseña que son especies silvestres y que deben estar en su hábitat”, comenta Chedraui, quien siempre ha sido amante de los animales. Por eso hace 20 años creó el centro de rescate, que mantiene de su propio bolsillo y mediante convenios con empresas.

Aquí hay historias dramáticas, como un león que fue decomisado en una hacienda cerca del cantón General Villamil (Playas) durante un operativo antinarcóticos en 2013. Cuando la Policía llegó para incautar armas y droga, encontró al felino.

O una venada que fue llevada en una jaula de lora. “Tuvimos que cortar la jaula para sacarla y cuando pudo salir, lo hizo caminando como Robocop. Pudimos salvarla y hoy sigue con nosotros”, cuenta Chedraui.

Él afirma que la mayoría de gente no sabe cómo cuidar un animal silvestre. “Por ejemplo, tienen un mono. Hay más de 20 variedades de monos en Ecuador y la gente cree que todos comen guineo, pero eso no es así. Hay unos herbívoros, otros insectívoros o frutívoros, entonces hay que conocer qué variedad de mono es para saber qué se le da de comer”.

Los tití, dice, pueden comer fruta y pan, pero para ellos eso es golosina. Su principal alimento son los insectos, pero la gente no lo sabe. Por eso muchos monos no desarrollan las defensas que les permitirían vivir en su hábitat y no pueden ser liberados.

“Nosotros en Narayana criamos tenebrios, que son una variedad de gusanos, para poder alimentar a los tití. Esa es su verdadera comida”, comenta el ingeniero. Según Chedraui, muchos animales que la Policía recupera se mueren porque la gente los ha golpeado o llegan aporreados.  

“Recuperarlos en esas condiciones es bastante complicado, pues muchos llegan prácticamente en etapa terminal”, asegura. (I)

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