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‘El violinista’ rescata a niños refugiados

Un actor y dos músicos entretienen a niños palestinos en la escuela creada por Ramzi Aburedwan. La propuesta comenzó con instrumentos usados.
Un actor y dos músicos entretienen a niños palestinos en la escuela creada por Ramzi Aburedwan. La propuesta comenzó con instrumentos usados.
Foto: AFP
10 de junio de 2017 - 00:00 - AFP

Años atrás Ramzi Aburedwan llegó con sus instrumentos musicales a los campos de refugiados palestinos de los territorios ocupados y de Líbano con el proyecto ‘El violinista’. Hoy forma a 2.000 alumnos.

Este refugiado palestino, de 38 años, estudió música en Francia pero nunca olvidó Al Amari, campamento en el que creció en Ramala, en la Cisjordania ocupada hace 50 años por Israel.

Quiso ofrecer a los refugiados y  a los más desfavorecidos el acceso a clases de solfeo, demasiado caras para ellos.

En 2002 fundó Al Kamandjati (el violinista en árabe) y juntó instrumentos donados por distintas instituciones en Europa.

A su vuelta a Ramala en 2008 extendió su proyecto a los emblemáticos campos de refugiados palestinos de Chatila y de Borj al Barajne, en Líbano. Al Kamandjati cuenta ahora con ocho escuelas y 2.000 alumnos, de entre 5 y 18 años.

A su edad, Ramzi Aburedwan se vio envuelto en la primera intifada, la revuelta palestina contra la ocupación israelí de los territorios.

“Había que proteger nuestro campo de los soldados”, afirma este hombre designado en marzo por los palestinos como la personalidad cultural del año. Enseña, orgulloso, una foto de él en la que se ve a un niño delgaducho, de 8 años, con dos piedras en la mano.

Tiempo después se dio cuenta del alcance del problema, el 40% de los palestinos de los territorios en realidad eran refugiados que huyeron o fueron expulsados de sus aldeas cuando se creó Israel en 1948 y durante la guerra israelo-árabe de 1967.

Actualmente, hay 8 millones de refugiados palestinos, juntando lo que era antes Palestina y la diáspora. Tienen poco futuro. El de Ramzi Aburedwan tampoco parecía prometedor hasta que tuvo un golpe de suerte.

Cuando era adolescente multiplicaba los trabajos precarios para ganar un poco de dinero. Un buen día, tras haber vendido periódicos en la calle, se fue a realizar labores de jardinería en varias casas.

La propietaria de una de ellas “oyó hablar de una beca para estudiar música en Francia”, cuenta. “Propuso mi nombre”.

El principal objetivo de Al Kamandjati es crear “una futura generación fuerte y capaz de expresarse”, afirma este violinista y compositor, para quien la música es una forma de resistencia a la ocupación.

Recientemente, un grupo de músicos del campo de refugiados de Qalandiya, en el norte de Jerusalén, practicaba con profesores de violín y violonchelo como parte del programa de Ramzi Aburedwan.

“Empecé a estudiar música en el campo de Qalandiya con Al Kamandjati cuando tenía 7 años”, explica Taib al Hamuz, de 16.

Su profesor Montaser Jibreen, de 25 años, también. “Tocaba el clarinete. Cuando terminé el colegio obtuve una beca de música en la universidad de Angers, donde dirigí la orquesta”.

Ramzi Aburedwan decidió este año invitar a músicos del mundo a tocar en los campos de refugiados, en los auditorios y en las ruinas de antiguos palacios de Cisjordania, en la Franja de Gaza. (I)

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