Carlota Manrique Suárez es, desde hace 18 años, médica tratante en el Instituto de Neurociencias (antes Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce) y ahora está al frente del Área de Vida que, según explica, es exclusiva para los pacientes que han tenido una conducta suicida.

Ella considera que su trabajo como docente, durante 21 años, en el Colegio Guayaquil, le sirvió para conocer los diferentes tipos de conductas que veía reflejados en sus alumnas.

¿La conducta suicida en el adolescente proviene de una depresión que arrastra desde su infancia?

En realidad no tiene un punto de partida específico. Ellos pueden presentar una conducta suicida a los 10 o 12 años. No hay una predisposición a que una depresión en la infancia desemboque en una patología así en la adolescencia. Si bien es cierto hay factores de riesgo que se van incrementando en el transcurso de las diferentes etapas de la vida, el suicidio es una conducta que se puede presentar en el niño, adolescente, en el adulto o en el adulto mayor.

¿Hay más predisposición a autoeliminarse ahora en comparación a otras décadas?

En las décadas de los ochenta y noventa, los que se quitaban la vida eran los jóvenes antes de terminar el bachillerato. Ahí se veía más este tipo de conducta, no el suicidio como tal. Había ingesta de diablillos y era por factores como el bajo rendimiento escolar; por el temor a decirles a sus padres que perdieron el año lectivo, y por la violencia intrafamiliar: maltratos físicos, verbales, abuso sexual.

¿Qué factores son detonantes ahora para esta conducta?

Está presente el consumo de sustancias estupefacientes. El panorama está cambiando y queremos ver qué es lo que más está impactando a esos chicos para que lleguen a ese tipo de conducta. Prevalece la violencia intrafamiliar, pero hay otros factores de riesgo que los adolescentes arrastran desde la niñez como la pérdida de seres queridos.

¿Hay más prevalencia en hombres o mujeres?

Hay una presentación a escala mundial de que las mujeres somos más ‘teatreras’, las que más lo intentamos. Hay una relación de más o menos 4 a 1 con los hombres, pero en cambio ellos son los que más se suicidan, no lo intentan muchas veces; ellos se quitan la vida.

¿Hay cifras a escala mundial?

Prácticamente de cada 100 mil personas 16 se suicidan. Lamentablemente en nuestro país no se manejan estadísticas y las últimas publicaciones del 2014, no son con datos reales.

¿Dónde hay más suicidios?

Las provincias que mayor tasa de estos casos tienen son Cañar y Tungurahua, prácticamente las de la Sierra, porque fue donde hubo mayor migración. Los chicos que se quedaron con familias que tuvieron que asumir la responsabilidad de criar a un hijo que no era de ellos convulsionaron en una conducta de malos tratos.

¿Cómo hay que tratar a un adolescente con esa conducta?

Pertenece a una población vulnerable y hay que cuidarlo. Hay que mejorar su autoestima.

¿Cómo prevenirlo?

Hay que brindar a los adolescentes y niños una educación formal, con valores. Enseñarles a respetar y exigir respeto. Mantener una comunicación abierta y relacionarse con los demás. (I)