Al menos el 70% de las mujeres que son madres considera que hay empresas que no tienen políticas de flexibilidad laboral, que la permitan ser madre y profesional a la vez. Así lo demuestra el estudio ‘Mujeres Ejecutivas 2015’, realizado por la consultora Deloitte.

Solo el 30% de consultadas asegura que sí cuenta con las condiciones necesarias para desempeñar ambos roles sin problemas.

Un equipo de Deloitte consultado por este diario señaló que una empresa ‘amigable’ con las madres primero depende de varios factores.

“Si es una posición ejecutiva que requiere mucho contacto con el cliente, probablemente la flexibilidad en la jornada laboral va a disminuir, porque los horarios son impuestos por los clientes. Pero si es un trabajo de análisis, investigación o algo de naturaleza semejante, que se puede ejecutar ya sea en el hogar o en una oficina, entonces el tema se vuelve manejable”.

Otro aspecto que aún limita fuertemente la flexibilidad laboral es el  factor cultural. “Aún nuestra idiosincrasia siente fuertes limites en cuanto al trabajo flexible. El temor es que la productividad se vaya a afectar y la dedicación a las tareas no sea la misma que la que se daría en una oficina”.

La encuesta realizada por la consultora fue realizada a 100 entidades que incluyen empresas nacionales y multinacionales de varias industrias del área comercial, financiera, servicio e industrial.

De acuerdo a los resultados, las mujeres que trabajan en el sector financiero admiten que existen políticas de flexibilidad y que incluso sus políticas se han incrementado  en comparación con el año pasado. Los expertos consideran que esto se debe a que el sector financiero trabaja mucho con la tecnología. “Mientras más avanzada está la tecnología en una empresa, se reduce el trabajo manual y operativo”.

En Ecuador la ley concede a las mujeres profesionales 12 meses de lactancia, tiempo en el que pueden elegir el horario laboral. Mientras que luego del parto tienen hasta 2 meses para estar en el hogar.

A pesar de los avances, las mujeres aún deben elegir entre ser ser madres o continuar con su carrera profesional. (I)

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Kelly Castro Arreaga / Madre y estudiante

“Si había un evento en la escuela de mi hijo, yo no podía asistir”

Esta semana Kelly Castro sumó una actividad a la rutina que realiza con su hijo Daniel, de 7 años. El retorno a clases le permitió dedicarse al acompañamiento de las tareas del pequeño y a disfrutar de su tiempo libre. Esto no habría sido posible si hace 6 meses no hubiera renunciado al cargo de asistente de gerencia que ocupó durante 3 años en una empresa dedicada a la venta de materiales eléctricos.

Pasaron alrededor de 2 meses para que Castro tomara la decisión, que contó con el apoyo de su esposo, Richard Mármol. “La empresa era bien estricta en cuanto a los permisos. Por ejemplo, si había un evento en la escuelita (de mi hijo) yo no iba. Para que te digan sí, tenía que pasar mucho tiempo y me decían que podía ir el papá u otra persona. Había esa actitud negativa y por eso ya ni pedía permiso”.

A las actividades que participaba Daniel en la escuela lo acompañaba su papá o su abuela, y aunque sabía que su mamá no podía ir porque se encontraba trabajando, Castro cree que a él sí le afectaba porque “para los niños primero son sus madres”.

La joven madre, de 24 años, sostiene que desempeñar el rol de esposa y progenitora no fue fácil, especialmente en la temporada en que debía asistir a la universidad, mientras cursaba la carrera de Ingeniería Comercial. “Me iba de mañana y a esa hora mi hijo se iba a la escuela, de ahí regresaba a eso de las 23:00 y ya estaba dormido. No compartía tiempo con él”, admite.

Ahora Castro ya está culminando la tesis y señala que su profesionalización también fue una de las razones por la cual dejó el trabajo. “Me trataron de convencer de que no me vaya. Me disminuyeron las horas de trabajo, pero mi decisión fue rotunda”.

Cuando dejó su empleo también se propuso otra meta: ser madre por segunda ocasión. El resultado se evidencia ahora, que tiene 2 meses de gestación. “Mi hijo me dijo el año pasado: no quiero que me des regalos en Navidad, yo quiero un hermanito”, dice Castro con una sonrisa, luego de comentar que la llegada de su segundo bebé es una ilusión que guardaba desde hace años.  

Aunque para recibir al nuevo miembro de la familia debió ajustar sus gastos, expresa que con el trabajo de su esposo y la venta de ropa que oferta por temporadas se sostendrá económicamente para cumplir con la nueva etapa de madre que espera prolongar, al menos hasta que el pequeño cumpla el primer año de vida.

Castro se siente afortunada de poder compartir más tiempo con su familia pues asegura que hay mujeres que desean dejar de trabajar para pasar más tiempo con sus hijos pero no lo hacen por los gastos. (I)

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María Fernanda Batallas / Madre y ejecutiva

“El simple hecho de estar ahí y poder vernos es un beneficio”

Para María Fernanda Batallas no existe algo que pueda reemplazar el tiempo que comparte con su hija Martina. Almorzar juntas, ver una película, escuchar música o salir al parque son algunas de las actividades que realizan a diario.

Según Batallas la empresa Herbalife, en la que se desempeña como gerente de Ventas y Eventos, le ha permitido disfrutar de ese tiempo por las flexibilidades laborales con las que cuenta.

“Antes tenía otros trabajos y tuve complicaciones en cuanto al manejo del tiempo. Martina estaba en la guardería cuando retomé las actividades laborales y fue una etapa bastante compleja porque las labores demandaban mucho tiempo para que hubiera equilibrio entre el trabajo familiar y el trabajo como tal”, reflexiona.

Entre las facilidades que ahora encuentra en el trabajo, en el que ha estado desde hace 6 años, está que  ofrece el Día de Work for Home (Trabajo desde casa). Se trata de un día elegido de acuerdo a la conveniencia de los trabajadores para realizar las labores desde el hogar.

Batallas lo aprovecha para pasar con su pequeña. “El simple hecho de estar ahí, poder vernos y compartir las actividades es un beneficio muy importante, además me ahorra el tiempo de transporte. Cuando se acaba la jornada de trabajo, simplemente cierro la computadora y estoy con mi hija”.

Batallas manifiesta que ese ritmo de trabajo ha hecho que su hija no sienta sus labores como una “carga” sino que comparta y disfruta de sus actividades.

Añade que la empresa también cuenta con una disposición denominada ‘horario flexible’ en el que los 85 trabajadores tienen la alternativa de elegir un horario. En ese caso, Batallas ocupa el espacio los viernes para trabajar desde las 07:00 hasta las 15:00 en la oficina. “Eso me permite salir más temprano y estar con mi hija”.

Además revela que la empresa cubre el 70% del costo de la Guardería de los hijos de los empleados, hasta cuando estos tienen 4 años.

También promueve la conciencia social a través del trabajo que realiza con una fundación de ayuda a niños de la calle, en Quito. “Hacen actividades con niños en donde involucran a las familias de los trabajadores”.

Ahora Batallas está a la espera de su segundo hijo y siente que ser madre es un oficio que se puede compartir con las actividades profesionales, siempre y cuando la empresa apoye y difunda principios de apoyo. “Siento que aún no he llegado al nivel más alto de la compañía y con las charlas y capacitaciones que nos dan en el trabajo espero seguir preparándome, porque nunca se puede decir que ya es suficiente”. (I)