Una encuesta nacional desnudó rasgos característicos de la personalidad de los argentinos, ya conocidos tanto en el país austral como en el resto de América Latina: son narcisistas, obsesivos, histriónicos y paranoicos.

¿Nada nuevo bajo el sol? Los argentinos se han ganado fama de “agrandados” y ellos responden sin sutilezas que tienen un Papa (Francisco), al mejor futbolista de todos (Lio Messi), dos campeonatos del mundo, cinco premios Nobel, dos Óscar y hasta una reina (Máxima, de Holanda). Y a Diego Maradona, por supuesto.

Con este bagaje a cuestas se llevan el mundo por delante y esa seguridad que les da el hecho de sentirse “importantes” les ha permitido sobreponerse históricamente a situaciones críticas, en las que suelen caer por su propio peso.

Un conocido refrán español recomienda contratar a un argentino para cualquier trabajo ya que su fuerte personalidad y su increíble capacidad de sobreponerse a todo, lo convierten en un empleado de excepción y creativo. Pero advierte al mismo tiempo no contratar a dos argentinos en la misma oficina.

La encuesta fue realizada en más de 1.000 casos en el país por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo XXI. Participaron hombres y mujeres entre los 16 y 65 años de distintas ciudades, entre ellas las “grandes”, como Buenos Aires, Rosario y Córdoba, o las más “pequeñas”, como Comodoro Rivadavia (en la Patagonia), Corrientes (nordeste) y San Miguel de Tucumán (noroeste).

Según el estudio, los cuatro rasgos que prevalecen entre los argentinos -incluso se superponen- son el narcisismo (45%), la obsesión (32%), el histrionismo (32%) y la paranoia (30%).

La investigación echa por tierra la creencia popular de que solo los “porteños” -naturales de la ciudad de Buenos Aires, la mayoría descendiente de europeos- tenían  exclusivamente este tipo de personalidad.

El reporte revela que esas características se extienden por el país, incluso en la Argentina profunda. Sin embargo, se observa mayor narcisismo en la “europea” Buenos Aires, más paranoia en el norte y un mayor histrionismo en Córdoba (provincia con los más reconocidos humoristas y cuyo acento “cantado” extendiendo las vocales arranca siempre una sonrisa de las personas). Son, en definitiva, rasgos que los argentinos se han esforzado por exportar al mundo.

Pero en contraste, los extranjeros que visitan el país austral destacan que los argentinos son diferentes cuando se los conoce en su tierra, donde son abiertos, apasionados, amables y solidarios, aunque también algo melancólicos por la influencia del tango.

El estudio se basó en el sistema creado por el psiquiatra estadounidense Aaron Beck, denominado ‘Personality Belief Questionnaire’, en el que el participante debe marcar su acuerdo o desacuerdo con una serie de creencias o postulados.

¿Y qué piensan los argentinos sobre ellos mismos?

El 42% se manifestó de acuerdo o totalmente de acuerdo que son “personas interesantes y apasionantes” (se consideran incluso especiales, superiores y por encima “de las reglas”), el 30% consideró que “es muy importante obtener reconocimiento, veneración y admiración” y el 61% “no tolera que le falten el respeto o no lo traten como merece”. El 55% manifestó que necesita tener “un pleno control” de sus emociones.

Estos resultados, según sus conclusiones, revelan que los argentinos son personas proclives a la inestabilidad emocional y con baja tolerancia a emociones displacenteras. No toleran la frustración y la incertidumbre, en especial los hombres.

El 32% estuvo de acuerdo con creencias que definen un patrón de personalidad histriónica, caracterizada por buscar constantemente atención, tener una necesidad insaciable de aprobación, teatralidad y una excesiva emocionalidad.

Por ejemplo, el 25% de los argentinos consideró “horrible” que las personas los ignoren y el 35% estuvo en desacuerdo de que “los sentimientos y la intuición son más importantes que el pensamiento racional y la planificación”. En contraste, el 55% estuvo de acuerdo en que debería controlar sus emociones y el 13% expresó que necesita que las personas le presten atención para ser feliz.

Y hubo más novedades. Los ciudadanos argentinos son también paranoicos. El 30% de los entrevistados en la encuesta se manifestó de acuerdo y totalmente de acuerdo con creencias típicas de este estilo de personalidad.

El 25% indicó que “habitualmente las personas dicen una cosa, pero en realidad significa otra”. Se trata de un claro ejemplo de lo que sucede en las campañas electorales, donde los candidatos suelen decir lo contrario de lo que harán en caso de ser gobierno. El 54% desconfía en el otro. 

Pero en general... ¿están satisfechos con su vida? El 42% respondió en forma afirmativa. Aunque cuatro de cada 10 estarían dispuestos a mudarse del país. (I)