En medio de conversaciones y charlas con mate, a Nicolás Sequeira y Mariano Albornoz les surgió la idea de conocer el mundo. Con el transcurso del tiempo esos diálogos fueron más serios y hace un año y medio decidieron emprender un viaje en moto por el planeta.

Con ilusión y ánimo de conocer gente y culturas nuevas, el 12 de noviembre de 2013, los argentinos empezaron su recorrido desde Buenos Aires hacia el norte del continente. Pero  ese día, sus esperanzas se desinflaron. “A los 200 kilómetros de iniciar el viaje, se me ponchó la llanta de atrás, era de noche en medio de la carretera, me quería morir”, dijo Mariano que cuatro meses después piensa en la anécdota y ríe, pero en ese momento su energía estaba por los suelos.

Pero desde la partida de la capital argentina, hasta llegar a Quito, luego de avanzar 12 mil kilómetros, las vivencias positivas y las amistades cosechadas superaron ampliamente a las adversidades del camino. “Nos quedamos con la hospitalidad de la gente sobre todas las cosas”, afirmó Sequeira de 32 años.

Los paisajes y la gastronomía nacional cautivaron a los ‘gauchos’, quienes pasaron tres de los primeros cuatro meses de viaje en Ecuador. Mariano, de 29 años, disfrutó de los enconcados, el encebollado y los bolones de verde.

Nicolás se sorprendió por la diversidad de climas que hay en el país. “Es súper loco pasar de la selva a las montañas y después a la Costa en pocas horas”.

En sus motocicletas Yamaha de 125 cc llevan herramientas y repuestos básicos; una carpa, bolsa de dormir, tanque de combustible adicional y ropa de invierno y de verano. Todo el trayecto graban con una cámara fotográfica y de video.

Presupuesto limitado

Los amigos de la infancia emprendieron esta travesía, que les tomará cerca de dos años, con apenas $ 3.000 entre ambos. Dejaron atrás a sus familias, amigos, pertenencias... y enrumbaron al norte de América. “Cuesta abandonar todo en Argentina, pero a la final son cosas materiales y estas vivencias son las que perduran para siempre y nunca se nos olvidarán”, indicó Albornoz, quien se considera un aventurero desde que nació.

Para financiarse llevan calcomanías y prendedores con el logo del proyecto ‘La vuelta en moto, desde Argentina’. Estos artículos presentan a la gente y los intercambian por colaboraciones voluntarias o comida. “Contactamos en Riobamba a una familia que realizaba pines y nos ayudó con el material. En Quito otra persona nos regaló 1.000 tarjetas de ‘La vuelta en moto’, que nos servirán para seguir nuestro viaje”, dijo Nicolás con una sonrisa.

Tratan solo de pensar en el próximo trayecto que tendrán al día siguiente, pero sus mentes muchas veces vuelan. “Nos imaginamos los paisajes de India o estar en las montañas del Tíbet o compartir con los tuareg (nómadas) en el desierto de Irak... todas esas imágenes nos motivan a continuar”, agregó Nicolás.

Antes de ingresar al país por Huaquillas, los bonaerenses avanzaron por el norte de Argentina, cruzaron el desierto chileno y recorrieron la costa y la sierra peruana. Tras abandonar el país en esta semana,  transitarán por Colombia, Centro América y México antes de desplazarse a Europa, África, Asia y Oceanía.

DATOS:

En los cuatro meses que  han  viajado, la mitad de las noches pasaron en casas de amigos y personas que contactaron por internet. El 30% fue en carpa y el 20% restante en hostales.

Para promocionarse, los argentinos crearon la página facebook.com/lavueltaenmoto y el blog lavueltaenmoto.blogspot.com  en los  que relatan sus travesías por el continente.

Diariamente, los motociclistan  intentan  recorrer entre 300 y 400 kilómetros. Buscan llegar a ciudades para  descansar con tranquilidad. Pero si les coge la noche, duermen en carpa.