Locro de papa, arroz con carne, menestra, vaso de gaseosa y postre. ¿Le parece familiar? ¿Es eso comer bien?

Los especialistas entrevistados por este Diario indican que falta conocimiento para balancear la alimentación de los ecuatorianos, pues todavía comemos muchos hidratos de carbono y proteínas. Nos falta consumir más vegetales y frutas.

Históricamente la alimentación de los ecuatorianos se ha basado en combinaciones de carbohidratos. Según Édgar León, embajador gastronómico del Ecuador en la Asociación Mundial de Sociedades de Chefs, eso sucede en Latinoamérica, pues antes de la llegada de los españoles “no teníamos hábitos de consumo de proteína animal”.

Fue con el arribo de los ejércitos y los clérigos cuando se incluyó a cerdos y vacas, con sus derivados, en nuestras comidas.

Jeanette Heredia, médica nutrióloga, asegura que en la actualidad la manera en la que comemos tiene influencia por la cultura, la región donde se vive, patrones alimentarios heredados por la familia y la globalización.

“En la Costa consumen más verde, pescado, yuca. En la Sierra, arroz, mote, papas, y en el Oriente, yuca”, dice Heredia. Asimismo, con la globalización el mercado de restaurantes ofrece también hamburguesas, pizzas, shawarmas, sushi, wraps...

Mientras que en algunos hogares todavía prevalece el consumo de carbohidratos en sopas, platos fuertes y postres, “otras personas se están convirtiendo al vegetarianismo y veganismo (práctica donde  no se consume ningún producto derivado de los animales) por moda”, indica la especialista.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el ritmo de vida también afecta a la buena alimentación. “Ahora se consumen más alimentos hipercalóricos, con más grasas, más azúcares y más sal. Hay personas que no comen suficientes frutas, verduras ni fibra dietética”, anota.

Eso es evidente en Ecuador, donde los empleados no pueden cocinar ni volver a sus casas al mediodía y están obligados a almorzar en restaurantes. “Si acompañan sus comidas con gaseosas o cerveza y no hacen deporte están propensos a subir de peso”, aporta Heredia.

Según la última Encuesta de Condiciones de Vida 2014 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 6 de cada 10 ecuatorianos tiene sobrepeso. La OMS define a la obesidad como la acumulación anormal o excesiva de grasa que perjudica la salud.

Entonces, ¿nos  alimentamos mal? Heredia dice que no se puede hacer un juicio de valor, sin embargo, los excesos de cualquier grupo alimenticio sí son perjudiciales. Sugiere consumir alimentos ancestrales como la quinua y el amaranto.

León concuerda con ella. Él sostiene que deben hacerse campañas para fomentar el consumo de productos orgánicos, sin químicos.

Precisamente, en las iniciativas del Ministerio de Salud Pública (MSP) se contempla el lanzamiento del nuevo Plan Intersectorial de Nutrición 2018-2022. Este  incentivará el regreso a la culinaria tradicional de Ecuador y se garantizará la educación saludable para prevenir la mala alimentación. El documento será público el 1 de junio.

Guía para comer saludable
Aunque la dieta debe ser ajustada a las necesidades de cada persona, según su sexo, edad, peso, estatura, estado de salud y nivel de actividad física, existen guías como el plato saludable que permite tener una alimentación sana.

El plato se puede ajustar. Por ejemplo, la porción de vegetales se puede cambiar por una sopa de legumbres. Además, si se come un churrasco para que sea saludable debe tener las porciones adecuadas: un solo huevo frito y un pedazo de carne más pequeño.

Los expertos recomiendan que si se almuerza hornado, chicharrón, fritada, entre otros, en la cena se tome algo ligero como un té y un pan integral.

La OMS establece que una dieta adecuada se debe combinar con, como mínimo, 150 minutos de ejercicio aeróbico a la semana para evitar el sedentarismo y enfermedades. (I)

DATO

Acuda a un médico nutriólogo para que le diseñe un plan de alimentación saludable.

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El consumo de gaseosas ha disminuido en Ecuador

En 2008, un ecuatoriano tomaba 41,5 litros de bebidas gaseosas al año, según las cifras de un estudio de Euromonitor Analysis.
Hoy, 10 años después, esa estadística ha bajado a 24,6 litros per cápita.

Además, mientras cae el consumo de las bebidas azucaradas, la ingesta de agua natural ha subido de 29,4 litros por persona en 2008, a 41,2 litros al 2018.

La OMS recomienda que cada persona tome de 2 a 2,5 litros de agua cada día.

Carlos Cisneros, subsecretario de Promoción e Igualdad del Ministerio de Salud Pública (MSP), asegura que las cifras son el resultado de la aceptación de la sociedad ecuatoriana al etiquetado del semáforo nutricional que se usa en el país hace cuatro años.

“Esta política pública ha sido favorable. Hicimos diferentes evaluaciones cualitativas del nivel de aceptación y conocimiento de la población sobre el tema. Y se refleja en las compras de los ciudadanos que se inclinan por productos con menos cantidades de sal, grasa y azúcar”, dice Cisneros.

Al semáforo se suma el impuesto a las bebidas azucaradas, que se implementó en 2016. Los ecuatorianos han dejado de comprar esas bebidas.

“El semáforo es un alto, pero hay que saber leer bien el etiquetado nutricional”, señala la nutricionista Jeanette Heredia. Por ejemplo, la leche entera en el semáforo tiene: alto en sal y en grasa. La Coca Cola, sabor ligero, es baja en sal, en grasa y en azúcar. “Entonces, según el semáforo, esa bebida sería más saludable, pero no lo es”, añade.

Sara Rivera, nutricionista de deporte, explica que las gaseosas que tienen el semáforo nutricional alto en azúcar producen adicción, por eso les gusta tanto a la mayoría de personas y niños. “Su excesivo consumo hace que el cuerpo cada vez pida e ingiera más azúcar. Es como una droga”.

Se debe tener en cuenta que si se abusa de estas bebidas, a largo plazo se pueden desencadenar enfermedades como la diabetes. Ella recomienda preparar bebidas que reemplacen a las gaseosas. “Se pueden hacer limonadas o naranjadas con agua mineral y endulzarlas con estevia”.

En Latinoamérica, Ecuador fue el pionero en la implementación del semáforo en el etiquetado. Sin embargo, Chile es uno de los países con el precio más alto de gaseosa.

Asimismo, en Europa países como Noruega, Finlandia, Dinamarca y Suiza tienen altos impuestos para las bebidas azucaradas, helados e incluso para los chocolates.

Para 2018, el Ministerio de Salud Pública emprenderá más controles en los bares escolares del país para regular el expendio de bebidas azucaradas. Las gaseosas no hacen bien a la salud de los pequeños. (I)