Rommel Salazar lleva tres semanas como director del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias. En un primer recorrido por cantones azuayos, constató la corresponsabilidad ciudadana en el cumplimiento de las normas sanitarias de prevención.

“Hay muchas personas que acatan las recomendaciones, pero creo que hay que radicalizar la comunicación hacia la ciudadanía en el cumplimiento del protocolo sanitario para bajar la curva de la pandemia”.

¿La gente usa de forma adecuada la mascarilla?

Es reducido el número de ciudadanos que aún se pone mal la mascarilla, solo se tapan la boca y no la nariz o las retiran para dejar la nariz descubierta. Mientras esperan para tomar el bus no observan la distancia recomendada; pero son cosas que de a poco, con supervisión de las autoridades, van a ir mejorando.

¿Falta enseñar el buen uso?

Hemos salido en brigadas con el Ministerio de Salud a tomar pruebas rápidas y también con el médico de enseñanza en cada casa. Hay una mínima parte que tal vez se confía y eso hay que ir mejorando.

¿Qué implicaciones tendría en el país la inobservancia de las medidas sanitarias?

El ciudadano y la autoridad deben estar vinculados porque no sirve de nada que se analicen y ejecuten protocolos, si al final los ciudadanos no los cumplen. Es necesario recordar que todos somos una fuente de contagio y que el confiarse puede generar un nuevo brote del virus, por lo que cada uno debe apoyar desde su espacio a combatirlo.

¿Hay conciencia ciudadana de que en el semáforo amarillo y verde el autocuidado es vital?

La ciudadanía está clara en lo que significa la pandemia y lo que puede pasar si no se cumplen las medidas sanitarias. Como autoridades debemos estar vigilantes del cumplimiento de protocolos y aportarle nuevos conocimientos de bioseguridad, según los avances que se registren a nivel mundial. (I)