A Marlene Tapia, residente de Quito, le diagnosticaron influenza AH1N1 y no fue hospitalizada.

La mujer, de 35 años, no presentó patología adicional que agrave la fiebre y los dolores articulares que padeció durante dos días.

Ahora guarda reposo en su casa y cada ocho horas toma paracetamol, que es el analgésico recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para disminuir la temperatura y el malestar.

En el país, según el Ministerio de Salud Pública (MSP), solo uno de cada 10 pacientes con influenza desarrolla síntomas que requieren una hospitalización.

Por ese motivo, la ministra del ramo, Verónica Espinosa, afirma que el 90% de personas que tiene la enfermedad no presenta dificultades respiratorias graves que ponga en riesgo su vida.

“Se van a recuperar a base de su propio sistema inmunológico, al reposo, la hidratación adecuada y la ingesta del medicamento”.

El antiviral acorta los días de la infección, pero no destruye el virus, por lo que la ingesta no es necesaria en todos los casos.

Ese criterio lo respalda el neumólogo César Delgado. Él añade que algunos pacientes ni siquiera requieren de medicamentos para recuperarse de esta epidemia estacional.

“Basta con un buen caldo de pollo, té y algo de reposo para sentirse mejor”.

El especialista explica que la virulencia (potencia del virus) determina el procedimiento a seguir porque la influenza de un mismo tipo puede presentarse con distinta afectación a varios miembros de una familia.

“El sistema inmunológico de cada individuo determina la respuesta que da al virus, por eso unos no presentan síntomas y a otros (con patologías crónicas preexistentes) los puede llevar a una terapia intensiva y hasta la muerte”.

La recomendación de las autoridades es acudir al centro de salud, donde el especialista evaluará al paciente y le administrará el tratamiento requerido, ya que el personal está capacitado para aplicar el protocolo y hospitalizar solo cuando es necesario. La cartera de Estado clasificó a los grupos de riesgo:   menores de 5 años, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas.

Espinosa reitera que solo deben internarse aquellas personas con signos de gravedad que requieren cuidados las 24 horas, medicación a la vena, asistencia de enfermería para saber si está o no saturando el oxígeno, con dificultad respiratoria que necesiten ser intubadas porque no tienen la capacidad para respirar por sí mismas.

Precisamente, ese fue el caso de Samantha Morejón, de 9 meses, que fue hospitalizada por presentar fiebre alta y molestias en la garganta. Ella estuvo tres días internada y bajo administración de sueros y medicinas especiales.

“Los bebés son hospitalizados porque necesitan mayores cuidados y pueden desarrollar en un solo día neumonía”, detalla Sara Miketta,  médica ocupacional.

Aclara que el virus de la influenza -por sí mismo- no provoca el fallecimiento de las personas, sino el sistema inmune deprimido que le impide desarrollar los anticuerpos ante la enfermedad.

Además -acota- que la persona en contacto con un paciente con influenza puede desarrollar síntomas hasta ocho días después porque ese es el período de incubación.

La doctora recomienda a los pacientes, como medida para combatir la patología, el reposo absoluto porque permite que el organismo concentre toda su energía en recuperarse. (I)