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El 39% de consumidores probó más de una droga

El 39% de consumidores probó más de una droga
Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO
16 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

El 12,65% de estudiantes, de entre 12 y 17 años, consumió sustancias prohibidas durante 2015 en Ecuador, de acuerdo con la ‘Encuesta sobre uso y consumo de drogas ilícitas en estudiantes de enseñanza media’, elaborada en 2016 por la Secretaría Técnica de Drogas (Seted). Este promedio se obtuvo de entrevistas a más de 36.000 alumnos, lo que representa unos 4.554 estudiantes que respondieron que sí. De ese número, el 39% consumió más de una clase de narcótico.

¿Pero cuál droga es la más común en este grupo etario? El informe revela que la marihuana es la sustancia ilícita más consumida, con un 9,57%.

En Guayaquil, la mayoría de los encuestados —que aceptó consumir drogas— dijo fumar yerba (10,77%); un 4,89% esnifar heroína o ‘H’; un  3,02% cocaína: y 1,96% pasta base.

La ‘H’ es una de las drogas más dañinas, no solo por el poder adictivo de la heroína que es su componente principal, sino por los efectos que producen los agentes de corte que  los ‘cocineros’ (denominación de quienes preparan las sustancias) adicionan para crear una mayor dependencia y tener asegurada ‘la clientela’.

Luis Salazar, vocero de la Dirección de Análisis y Estudios sobre drogas de la Seted, informó que en el laboratorio de esta institución fueron analizadas 56 muestras de esa sustancia, incautadas en diferentes sectores.

El 100% de las muestras contenía heroína (Diacetilmorfina). Al 85,71% le agregaron Diltiazem, un 98,21% tenía cafeína. Los otros elementos hallados son la tolicaína, aminopirina, noxiptilina, dietilftalato y carbonato de calcio.

La pureza de la sustancia difirió entre las muestras, pero la mayor tenía 60%. Más de la mitad de las muestras poseía entre el 20% y 40% de sustancia pura.

Salazar agregó que el tráfico ilícito de heroína es fuertemente sancionado por el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Si la persona tiene menos de 0,1 gramos, puede ser castigada con pena privativa de 1 a 3 años. Si lleva más de 0,1 y menos de 0,2 gramos, la pena privativa oscila entre los 3 y 5 años.

En cambio, si tiene entre 0,2 y menos de 20 gramos, la sanción alcanza de 5 a 7 años de prisión, y si posee más de 20 gramos, la condena puede ir de 10 a 13 años. “A pesar de estas sanciones, la oferta de heroína en las instituciones educativas y sus alrededores es notoria, por lo tanto la solución no ha sido incrementar las penas”.

¿Cómo gana territorio la ‘H’? El médico psiquiatra y psicólogo clínico Carlos Orellana Román, director técnico del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, asegura que la típica imagen del microtraficante mal encarado, que solo transita en la oscuridad, ya quedó en el pasado.

Ahora los chicos son convencidos por los amigos, por el más aplicado de la clase, el de buena pinta o hasta por la enamorada. “Basta la primera vez para que el chico diga: el cuerpo me pide. Cuando uno consume esta droga puede inmediatamente pasar a la dependencia, lo que con otras sustancias es más retardado”.

Además de eso los ‘cocineros’, que se presume son diferentes por sectores, añaden a las dosis elementos que potencian la adicción. “No podemos descartar que en otros lugares se añadan agentes de corte (sustancias nocivas), pero no aparecen en los análisis que se realizaron”.

Los expendedores primero le regalan la dosis a un adolescente o niño y lo condicionan a repartirla a otros menores. Así empieza un crecimiento geométrico o fenómeno de la ‘bola de nieve’. “Por eso, es que es tan peligrosa”.

Los cantones donde más se consume este narcótico son Santa Elena (6,71%), La Libertad (6,37%), Durán (5,00%) y Guayaquil (4,89), según el estudio de la Seted.

Orellana manifestó que en  2014 las atenciones por temas de drogas se multiplicaron en el Instituto de Neurociencias. “De 2010 a 2017 tuvimos 51.286 consultas externas. De estas 15.719 fueron por trastornos relacionados con drogas en personas de 10 a 19 años. En 2014 hubo una explosión estadística, pues se contabilizaron 11.960 y más de la mitad (5.558) fueron por consumo de estupefacientes”.

Explicó que hay consumo perjudicial y dependencia. En el primero de estos el uso es riesgoso, pero aparentemente no le genera problemas.

En cambio, la dependencia se evidencia por la pérdida de control, problemas sociales, consumo en situaciones de riesgo (como al conducir). En esta etapa se presenta la tolerancia —aumenta las dosis para alcanzar el efecto deseado— y el síndrome de abstinencia, cuando le falta el estupefaciente.

Basado en los manuales de diagnósticos usados a escala mundial indicó que otras consecuencias del consumo de sustancias son intoxicación y otros trastornos psicóticos (alucinaciones), bipolares, depresivos, de ansiedad (miedos, fobias), neurocognitivos (pérdida de memoria, de atención, de capacidad de pensar), obsesivos compulsivos, de sueño, disfunciones sexuales, delirio.

“En el caso de la ‘H’, las mezclas de las otras sustancias producen más rápido estos daños y otros en los riñones, hígado, páncreas y, obviamente, cerebro. Imagine el deterioro en niños que aún están en formación, nos están aniquilando el futuro de la patria”.

Edad de inicio

El estudio de la Seted determinó  que la edad de inicio al consumo de drogas se ubica en los 14 años. Esto no significa que no existan casos de menos edad que hayan probado o tengan un problema de adicción, pero son situaciones particulares, según Orellana, quien ha conocido hasta el caso de un menor de 6 años.

Otro análisis en colegios

El estudio ‘Niñez y Adolescencia desde la Intergeneracionalidad-Ecuador 2016’, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que el 48% de los adolescentes afirmó que hay drogas en los alrededores de los centros educativos.

Por regiones los porcentajes variaron. En la Costa más de la mitad de los menores de edad (54%) afirmaron la premisa. Ese mismo porcentaje se reportó en la Amazonía. En la Sierra lo aseveró el 42%.

Durante el estudio, se les consultó a estudiantes si consideran que dentro de las unidades educativas hay drogas. Los porcentajes subieron 2 puntos en la Amazonía, se mantuvieron en el mismo número en la Costa y bajaron 5 puntos en la Sierra.

La droga más fácil de conseguir es la marihuana, así lo indicó el 15%. “Lo preocupante es que la segunda a la que pueden acceder con facilidad los y las adolescentes es la llamada ‘H’, el 8% dice que puede obtenerla”, consta en el informe.

Además, el 24% dijo que alguna vez vio algún estudiante vendiendo o pasando los estupefacientes.

Fander Falconí, ministro de Educación, manifestó: “Como autoridades educativas tenemos la obligación de hacer campañas de prevención, de control y sancionar cualquier uso indebido de sustancias en los establecimientos educativos”.

El titular de Educación añadió que se están fortaleciendo los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE). Existen en el 54% del territorio, en planteles donde hay más de 900 estudiantes.

“Pero este es un tema de corresponsabilidad social”, destacó.

En un análisis de 56 muestras de la droga ‘H’ se descubrió que tenían  -en su mayoría- entre el 20% y 40% de heroína. El resto son agentes que potencian su adicción. Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO

Ricardo Loor Solórzano, estudioso del fenómeno de las drogas, indicó que en las comunidades educativas no es suficiente la información sobre las sustancias y sus efectos, sino que es necesario entender la integridad del fenómeno: la relación que existe entre los sujetos (niños, niñas, adolescentes, mujeres, varones, adultos, adultos mayores); las sustancias y los contextos. En muchos casos, las familias son más tóxicas que las propias sustancias, lo que provoca que los niños, niñas y adolescentes no quieran estar en sus hogares por la manera como se tratan sus padres o como los tratan a ellos.

Ledy Zúñiga, secretaria técnica de Drogas, enfatizó que la prevención integral del fenómeno socioeconómico de las drogas es un tema que no solo corresponde al Estado, sino que todos los ciudadanos, desde sus ámbitos de participación social, son encargados de la protección de los jóvenes.

“El Gran Acuerdo Nacional,  liderado por el presidente Lenín Moreno, no convoca solo a autoridades, sino principalmente a las familias, a los padres de los jóvenes vulnerables al consumo, para que los hogares sean el espacio de prevención”.

Esta semana se conformó una red nacional para tratar el consumo de drogas. La Seted firmó un acuerdo con 99 centros privados de rehabilitación para ampliar la atención.

Zúñiga indicó que se debe trabajar fuertemente en un enfoque de reinserción de las personas que han superado su problema de adicción. “El 50% de su efectividad depende del proceso de reinserción. Existe el mito de que personas que tienen un proceso de adicción están vinculadas a procesos criminales y es muy difícil reinsertarse a la sociedad”.

La ministra de Salud, Verónica Espinosa, defendió el plan nacional de salud mental implementado por el Gobierno para atender el caso de las drogas, el cual contempla toda una estrategia. “Tenemos más de 10 centros de atención en internamiento para 900 personas al año y 480 centros de atención ambulatoria. En cada uno de ellos se aplican protocolos con normas internacionales para el manejo de salud mental”.

Especificó que la capacidad de atención es de  5.000 personas en tratamiento intensivo con sistema de internamiento residencial por consumo de drogas.

Aseveró que no se puede hablar de un problema de salud pública si no se define el umbral entre el que tiene una adicción y el que está traficando. “Tenemos que atender al que está con un problema de consumo, ¿pero cómo definimos quién consume o no? Para ello debe existir ese umbral, caso contrario deja de ser un problema de salud pública. No importa si queremos llamarlo tabla límite o como se lo defina técnicamente, siempre estará en discusión, pero debe existir para que se mantenga, como dice la Constitución, como un problema de salud pública. Eso es irrebatible”.

Código de la Salud definirá medidas

El Código Orgánico de la Salud, que se tramita en la Asamblea Nacional, será el cuerpo legal mediante el cual se establecerán medidas y acciones para prevenir el consumo de drogas, rehabilitar a quienes hayan caído en adicción y reinsertarlos a la sociedad.

Tras recordar que el artículo 364 de la Constitución de la República establece que las adicciones son “un problema de salud pública…”, el vicepresidente de la Comisión de Salud de la Asamblea, Jorge Yunda Machado, indicó que el tratamiento debe ser en ese sentido y que trabajan en una propuesta.

“Estamos proponiendo una política vinculada a los ministerios de Educación, de Inclusión Social e inclusive al de Cultura y todos los aparatos del Estado, para dar una política clara de prevención por sobre todas las cosas y también de educación, así como rehabilitación”, dijo, al admitir que es un tema muy delicado porque la droga no respeta edades, condiciones sociales, culturales.

Para Yunda, hay que entender muy bien que la adicción es una enfermedad y, por tanto, un tema de salud pública. “A veces se le estigmatiza a quien lo consume, sin saber lo que significa el síndrome de abstinencia, adicción física y psicológica”.

Admitió que el Estado tiene mucho que hacer en materia de rehabilitación, comenzando por crear más centros. “Hay que invertir más en Ecuador porque el tema toma dimensiones nunca antes visto”.

La asambleísta Poly Ugarte, integrante de la Comisión de Salud, sostuvo que el tema de las  drogas es muy amplio y complicado. Aseveró que el Gobierno central debe crear centros de rehabilitación, ya que como ejemplo, en Guayas hay 2, con capacidad para 30 personas cada uno, lo cual es insuficiente para una población que adolece de altos índices de consumo.

“Debe haber lugares suficientes y una política pública de salud. No como sucede ahora, los hacen ambulatorios, los tratan, los lavan, les dan vitamina C y los mandan a la casa, por lo que cuando salen a la calle recaen en el vicio”.

Indicó que su propuesta para que se incluya en el nuevo Código Orgánico de la Salud se enfocará en trabajar en prevención, rehabilitación y reinserción, e inclusive en una carnetización para diferenciar al consumidor del vendedor.

La legisladora reveló que cuando fue a dictar una charla en uno de los colegios de Durán (Guayas) le dijeron que más del 60% de muchachos consumía drogas. “Eso no lo digo yo, lo manifestó la alcaldesa (Alexandra Arce); entonces hay un incremento del consumo de drogas, y hay que solucionarlo”.

El legislador Ángel Sinmaleza, también integrante de la Comisión de Salud, dijo que se debe incluir en el nuevo Código el control y expendio. Esto para definir un mecanismo que permita controlar a quienes consumen y venden alcaloide.

Los legisladores coincidieron en que lo relacionado a la tabla de sanciones que rige en el país no les corresponde tratar en la Comisión de Salud, por ser un tema judicial. “Es en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) donde deben producirse cambios”, sostuvo Ugarte.

Yunda Machado dijo no ser partidario de la eliminación de la tabla, aunque sí hacer una modificación, pues considera que hay un trasfondo que pudo proliferar el microtráfico.

La asambleísta Ana Gavilánez indicó que se prevé para octubre o noviembre tener listo un informe para segundo debate del Código Orgánico de la Salud, en donde se incluirán las diferentes propuestas.

En tanto se definen o no los cambios en la tabla de consumo, la Seted mantiene una campaña permanente en los colegios del país para prevenir el uso y consumo de estupefacientes. Allí los estudiantes conocen dónde llamar para recibir atención o denunciar a los proveedores. (I)

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DATOS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que las drogas causan alrededor de medio millón de muertos anuales.

Entre los países de la Comisión se encuentran Irán y China, que aplican castigos severos para el consumo de drogas y el narcotráfico que pueden llegar incluso a la pena de muerte.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estimó que unas 200.000 personas murieron en 2016. (I)

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Punto de vista

"Sería un error quitar la tabla de consumo de drogas"

En 1995 y 1998 hicimos un estudio de los peritajes, información que tenía la Fiscalía, y veíamos que había cantidades mínimas para determinar el consumo, pero eso estaba a discreción primero de los médicos legistas... Además, pasaba algo terrorífico: el tiempo promedio para que se hagan el examen psicosomático en ese entonces era de 1 año 8 meses, cuando la gente ya estaba presa. Luego el caso quedaba a discrecionalidad del juez.

Creo que sería un error grande quitar la tabla de consumo. Si no hay tablas por lo menos con determinados parámetros, ¿qué va a pasar con la gente consumidora? Va a terminar presa y esa no es la solución. Las propuestas no deben ser represivas. Podemos plantear alternativas, además de en la prevención del consumo, también en el microtráfico; debemos centrarnos en políticas para eso porque los chicos son utilizados tempranamente para ello. El consumo de drogas es un problema de salud pública.

En función de las encuestas de 2010 (lamentablemente no hay datos actualizados sobre el consumo de drogas), primero se ubicaba Chile seguido de Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador y Bolivia, con tendencia en estudiantes de entre los 12 y 18 años. Ecuador estaba en el quinto puesto en relación al resto de los otros países de la subregión.

La Policía ha hecho un análisis junto con la Secretaría Técnica de Drogas, sobre las características de la famosa ‘H’, donde se ve que 30% de esas drogas tienen heroína y el otro 70% no se sabe qué mismo son. No podríamos decir que realmente es la ‘H’ la que se está consumiendo... Debería mejorarse el análisis de las sustancias y ver las prevalencias de año y los porcentajes de consumo. (I)

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