La argentina María José Tellez, de 33 años, radicada en Quito desde 2016, es la creadora de ‘Anfibia menguante’, un proyecto personal de ginecología natural que percibe la sexualidad de la mujer en ciclos naturales que tienen que ver con la esencia femenina.

Esta actividad la realiza hace 3 años, a través de talleres y charlas en círculos de mujeres, escuelas, espacios culturales y casas privadas cuando se lo solicitan, desde su visión profesional de trabajadora social.

“Difundo las formas alternativas de recolección de sangre menstrual, que puede ser a través de la copa, de toallas de tela reutilizables y otros productos, como los cinturones lunares y los huevos de obsidiana, para tratamientos vaginales”.

Las copas menstruales a las que se refiere son elaboradas con base de silicona quirúrgica,  biocompatible para estar en contacto con el cuerpo, específicamente esa parte íntima.

No causa reacción alérgica o inflamaciones. Este material mantiene la temperatura corporal, es firme y suave.

Tellez indica que con el paso del tiempo se fueron modificando y que en Europa y Estados Unidos son un furor. En su país, Argentina, dice que son populares y que en Latinoamérica se están dando a conocer.

En el país la copa menstrual no ha tenido mayor difusión. Están elaboradas con base de silicona quirúrgica que no causa reacción alérgica en el interior de la vagina. Foto: Miguel Castro / EL TELÉGRAFO

Creando conciencia

“Las chicas que tienen más apertura mental, más predispuestas, con menos tabú hacia su cuerpo, pueden apreciar el producto. La idea es generar conciencia”.

En referencia a las toallas sanitarias, explica que las elabora a mano con la ayuda de una amiga, al igual que los cinturones lunares, propicios para proteger, según ella, la energía de la mujer cuando está con su ciclo menstrual.

“Cuando empecé a viajar por Latinoamérica llegué a la conclusión de que nuestro cuerpo es un terreno aún no conquistado. Si bien desde el feminismo se recuperaron derechos, hay cuestiones de la vida cotidiana, del interior de la mujer, que aún no logramos reconectar”.

La extranjera dictó en días pasados un taller, en Guayaquil, sobre esta alternativa ginecológica, que enmarca momentos especiales partiendo desde que el útero es un órgano sagrado, como lo es la menstruación, el embarazo, el parto y posparto.

“Aprendí de manera autodidacta muchas cosas y en el camino, al estar rodeada de mujeres que buscan elevar el nivel de conciencia, ya estaba involucrada en cuestiones de género”.

Sobre las toallas sanitarias alternativas, ella indica que están hechas de algodón, no generan calor en la zona íntima y la piel puede respirar. “Tiene una tela impermeable que no mancha la ropa interior; internamente tiene una toalla absorbente hecha en tela de pañal y un broche. No daña el medio ambiente”.

Para Deny Welsh, médico cirujano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el único riesgo que se corre con la copa menstrual es comprar una de material no adecuado que cause reacciones alérgicas o que sea de dudosa procedencia. (I)

DATOS

Los cinturones lunares están hechos de lana roja que representa la sangre. Tienen semillas de huayruro, que se utilizan para dar protección energética.

La argentina dice que la mujer, cuando menstrúa, es más receptiva y hay un canal energético que se abre hacia la tierra, que absorbe todo lo que le queramos dar en ese momento.

En Colombia, hace poco más de 7 años, llegó al mercado la copa menstrual, un método novedoso y ecológico. (I)