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Sierra centro, una de las regiones con más suicidios en Ecuador

Sierra centro, una de las regiones con más suicidios en Ecuador
Foto: William Orellana / El Telégrafo
14 de abril de 2016 - 00:00 - Janeth Osorio

Latacunga, Cotopaxi.-

La primera vez que Maricela Y. intentó quitarse la vida fue a los 14 años. Dejar de existir le parecía la única manera de librarse del hombre que su madre había escogido como pareja tras su divorcio. Marcela sufrió tres violaciones por parte de su padrastro.

Intentó autoeliminarse consumiendo todas las pastillas que su madre tenía para controlar la gastritis y con un fuerte cólico fue llevada al hospital, donde los médicos le practicaron un lavado digestivo. Se recuperó, se armó de valor y contó los ataques sexuales de los que había sido víctima. “Fue muy duro tener que contarlo, pero más duro fue que no me creyeran”, dijo la joven que hoy tiene 21 años y vive lejos de su madre y su conviviente.

Se alejó de ella cuando se recuperó de su segunda tentativa de suicidio. Aquella vez recurrió a cortarse las venas. Tampoco funcionó, “pero fue cuando mi padre me sacó de la casa, ya tenía 18 y podía irme. Ahora veo a un psicólogo que me está ayudando a aceptar mi realidad y a seguir viviendo”, contó.  

La desesperación, la soledad y la incertidumbre que vivió Maricela en su adolescencia no es un sentimiento aislado.  Para algunas personas quitarse la vida no queda en una tentativa, pues consuman el suicidio. Es el caso de 4 adolescentes que se autoeliminaron durante los primeros tres meses de 2016 en Cotopaxi.

De acuerdo a César Cevallos, jefe provincial de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), las edades de los menores estaban entre los 12 y 16 años. Tres eran de sexo masculino, uno femenino y todos provenían de familias disfuncionales con padres divorciados. El último caso sucedió a mediados de marzo.  

Sebastián S. tenía 13 años y “para él la familia era muy importante, era un niño con muchos valores, alegre, aún no podemos creer que haya fallecido de este modo”, dijo Elizabeth Balseca, su exmaestra de catecismo. Los suicidios se produjeron en cadena; se habló de pandillas que orillaron a los chicos a realizar la fatal acción, pero el Jefe de la Dinapen sostiene que no se puede detallar el tema en tanto no haya concluido el proceso de investigación.

Los cuatro jóvenes utilizaron la misma técnica: el ahorcamiento, considerada la forma más sencilla y efectiva.

La psicóloga consultada, Eliana López, explica que los padres deben estar alerta sobre cualquier tipo de comportamiento extraño en los chicos, como tristeza o aislamiento. De notarlo se debe buscar ayuda profesional. Foto: Janeth Osorio / El Telégrafo

La segunda técnica más empleada es la ingesta de pastillas, fungicidas, pesticidas o veneno para ratas. “Es increíble la cantidad de personas que ingieren estos tóxicos, la mayoría son mujeres jóvenes”, manifestó Amparo Garzón, jefa del área de trabajo social del Hospital General de Cotopaxi.

Esta casa de salud recibe al día de 120 a 140 casos por emergencia y el 1% de estos son tentativas de suicidio que en ocasiones se convierten en suicidios consumados. Durante enero, febrero y marzo se registraron 17 casos de lesiones autoinfligidas, la mayoría de hombres menores de 25 años.

Es decir, las mujeres son las que más atentan contra su vida, pero los hombres son los que consuman el suicidio en el primer intento. La razón, según la trabajadora social, es que las mujeres lo usan como un llamado de atención, mientras que los varones lo hacen convencidos de su decisión de morir.   

Durante sus 38 años de servicio en el Hospital, Garzón  ha sido testigo del incremento paulatino y alarmante de suicidios. La “fractura en el núcleo familiar” sería la primera causa debido a la exigencia material que obliga a que padre y madre se ausenten de los hogares para trabajar, lo que hace que los niños y adolescentes desarrollen un sentimiento de abandono emocional.

El discurso exitista también es un detonante, según Hernán Reyes y Gino Naranjo, en su estudio sobre ‘La Causalidad Frente a la Evolución de Suicidios’. Ellos establecen que dicho alegato es una exigencia social, en cuanto a lo físico, profesional y material.

Se crea la idea de éxito como la capacidad para juntar bienes, ascender académica y profesionalmente, además de obedecer a los patrones de belleza impuestos por la sociedad. “Desde este punto de vista, la sociedad exige demasiado y bombardea con estos mensajes todo el tiempo a través de los medios, la música, el espectáculo. El ser humano se vuelve vulnerable; si no lo consigue todo se siente fracasado”, explica Mary Guijarro, socióloga.

El discurso exitista no afecta únicamente a los estratos sociales medio y alto, lo hace también a los bajos. En la región Sierra centro produce el fenómeno migratorio campo-ciudad. Miles de campesinos dejan sus tierras en busca de mejores días en las capitales provinciales, también viajan al exterior aumentando la separación y el problema.

“Migran del campo para tener una mejor vida en la ciudad, pero encuentran mayor sufrimiento y soledad; cada vez son más los casos de migrantes que optan por el suicidio porque creen que no existen otras alternativas”, comenta Juan Quisanga, director asistencial del Hospital General de Latacunga.

Quisanga apunta que la región Sierra centro es la segunda zona con más suicidios en el país. La primera es la Costa. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) Regional 3, en 2014 se quitaron la vida 33 personas en Cotopaxi, de ellos 23 eran hombres, 10 mujeres. En Latacunga se registró el 60% de estas muertes. Mientras que en Pujilí y Salcedo se concentran el 15% en cada uno. En Sigchos y Pangua está el 3% de casos, respectivamente. (I)

La Dinapen recurre a charlas educativas para prevenir suicidios

César Cevallos, jefe de la Dinapen en Cotopaxi, explica que la entidad coordina el trabajo preventivo con la Dirección de Educación, con los rectores de las instituciones, Junta Cantonal de derechos, y la Judicatura para realizar intervenciones como  foros, talleres, conversatorios.  “Primordialmente se les enseña a los alumnos sobre sus derechos y se los anima para que denuncien cualquier clase de violencia”.

Mientras que en el Hospital General de Latacunga está operativa la sala de Primera Respuesta, conformada por profesionales en Psiquiatría, Psicología, Trabajo Social y Medicina general.

Para la psicóloga Eliana López es primordial fijarse en el cambio de comportamiento de los chicos; cualquier presencia de tristeza o aflicción debe ser tomada en cuenta para descubrir qué está viviendo la persona. (I)

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