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Plástico y ropa, los más letales

Daniela Cadena, de Armarium, revisa una prenda como parte del curado.
Daniela Cadena, de Armarium, revisa una prenda como parte del curado.
Foto: Lylibeth Coloma / DC
04 de junio de 2018 - 00:00 - Marcia Andrade

Una tortuga gime de dolor y sangra mientras un investigador intenta extraerle un sorbete atascado en la fosa nasal izquierda, a bordo de un bote en el mar de Costa Rica. Son diez minutos de un video espeluznante en el que puede sentirse el sufrimiento del quelonio.

Aunque desde 2015 el audiovisual ha sido reproducido millones de veces, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente lo difunde dentro de una de las informaciones por el Día Mundial del Medio Ambiente que se recuerda cada 5 de junio y que este año tiene como tema “Un planeta sin contaminación por plásticos”, con el eslogan de la campaña global  “Rechaza lo que no puedes reusar”.

El propósito de la actividad es generar conciencia sobre la contaminación que causa el plástico, pues constituye uno de los problemas ambientales más graves en la actualidad. Alrededor de 13 millones de toneladas de residuos de ese material llegan a los mares del mundo, afectan a las especies, entran a la cadena alimentaria y ponen en riesgo la salud humana.

En el caso de la ropa, la industria textil es la segunda más contaminante del planeta y es responsable de al menos el 20% de los tóxicos que se vierten en el agua, según expertos. Utiliza una diversidad de productos químicos, desde la tintura de los tejidos, hasta las impresiones y los acabados. Las aguas residuales de estos procesos, a menudo, son tóxicas y pueden contaminar importantes vías fluviales. Estas peligrosas descargas afectan la salud humana, la fauna y el medio ambiente, señala un reporte de Greenpeace.

En Ecuador, después de la explotación de minas y canteras, la segunda de mayor impacto ambiental es la industria manufacturera y apenas el 32,95%, de 2.232 empresas investigadas, tiene licencia ambiental, advierte un informe económico ambiental del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de 2017.

Otro documento de esa entidad, elaborado en 2015, señala que entre los residuos peligrosos líquidos que generó el sector, el 13,99% correspondió a los depósitos y residuos químicos y el 12,12% a solventes.

Las industrias son imprescindibles y producen lo que requiere la sociedad; tienen significativos impactos positivos, como la generación de empleo y la contribución a la economía. “Sin embargo, como toda actividad productiva, también generan impactos ambientales negativos, siendo lo importante que en cada una se aplique el enfoque de gestión ambiental, es decir, que exista un compromiso de cumplir con los planes de manejo, con las disposiciones que constan en sus permisos ambientales, así como se deben aplicar adicionalmente los principios de eficiencia energética y los de producción más limpia”, señala el biólogo Luis Arriaga.

Esa estrategia debe incluir un control efectivo por parte de las autoridades ambientales, autocontroles de las mismas industrias y líneas de crédito especiales o preferenciales para adquirir equipos o aplicar tecnología destinada a mitigar o impedir la contaminación ambiental, señala el consultor ambiental.

“Una prenda mal desechada puede tardar en descomponerse de 300 a 400 años. Y esto ocurre, especialmente, con el poliéster porque proviene del petróleo”, expresa Charvel Chedraui, quien junto a Paula Ceballos en Guayaquil crearon Armarium, una tienda que busca darle una nueva vida a los textiles, mediante el reciclaje y curado de prendas, para evitar la contaminación. “Lo ideal es tener un total de 30 prendas y rotarlas. Tener demasiadas es consumismo y detrás de eso, alguien es explotado para producirlas”.

Y no solo eso, ya que los vertidos tóxicos de esta industria representan un grave peligro para los animales y personas. Son 10 las sustancias que Greenpeace recomienda eliminar al sector textil: alquifenoles, ftalatos, retardantes de llama bromados y clorados, colorantes azoicos, compuestos organoestánnico, perfluorados, clorobencenos, disolventes clorados, clorofenoles, parafinas cloradas de cadena corta (PCCC).

SÉPTIMO DÍA solicitó al Ministerio del Ambiente información actualizada sobre el impacto que generan los textiles y plásticos en el país, controles y medidas de remediación, pero hasta el cierre de este reporte no respondió.

Ecuador es uno de los 12 países de  América Latina y el Caribe que apoyan la campaña “Mares limpios” de ONU Medio Ambiente, que desde 2017 impulsa una reducción drástica en el consumo de los plásticos desechables y la erradicación de los peligrosos microplásticos.

El Consejo de Gobierno de Galápagos anunció la vigencia de una resolución que restringe el uso de los siguientes artículos de ese material, en cuatro fases: sorbetes (vigente desde el 22 mayo), fundas tipo camiseta (desde 21 de junio), envases de polietileno (desde el 21 de julio) y botellas plásticas no retornables (desde el 21 de agosto).

Aproximadamente 22 toneladas de basura plástica se han recolectado en lo que va de 2018 en la limpieza de superficies submarinas alrededor del perfil costanero de las islas San Cristóbal, Santa Cruz, Floreana y Santiago.

Estudios han permitido identificar tipos de microplásticos al interior de animales o en sus heces. Aves –como pinzones– y otros animales –como tortugas– los confunden con alimentos y los ingieren. En la mayoría de casos, esto provoca la muerte de la especie.

A nivel país no hay cifras concretas del volumen de desechos plásticos que contaminan. Según el reporte de 2017, del portal www.ecuadorencifras.gob.ec, del INEC, la generación de desechos inorgánicos constituye el 42% del total de desechos generados; de estos, el 25% es plástico, siendo el de mayor probabilidad de afectación al ambiente en caso de no ser gestionado de manera adecuada, ya sea mediante su reutilización, reciclaje; y en caso de no ser susceptible de aquello, su disposición final adecuada.

A nivel mundial, conforme al reporte de Science Advances de julio de 2017, se estima que desde 1950 hasta 2015, se produjeron 8,3 millones de toneladas métricas de plásticos, de los cuales 6,3 billones se convirtieron en basura. La tendencia señala que el 79% de estos desechos terminan en ambientes naturales, dado que solo el 12% se incinera con fines principalmente de generación de energía y el 9% se recicla.

El Ministerio del Ambiente (MAE), a través del Programa Nacional para la Gestión Integral de Residuos Sólidos y en conjunto con el Ministerio de Industrias y Productividad, ha coordinado acciones enfocadas a incentivar el uso de botellas plásticas de PET (tereftalato de polietileno) como materia prima para ser reinsertada en nuevos procesos productivos.

Asimismo, el MAE señala que, a partir de la creación del impuesto redimible, se incrementa la recuperación de botellas plásticas de PET (tereftalato de polietileno); desde 2012 hasta 2016 se han recuperado alrededor de 8.761 millones de botellas de PET equivalentes a 244.018 toneladas. (I)

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