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Nanjing, Beijing, Shanghai: rostros de China profunda

Nanjing, Beijing, Shanghai: rostros de China profunda
Fotos: Hernán Ramos
18 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

A la entrada / impotencia y dolor frente a la muerte

Si alguna ciudad china conserva un aire antijaponés, esa es Nanjing (la “capital del sur”). Eso no es casual. Nanjing fue escenario de un hecho trágico, de ahí su conducta histórica: entre diciembre de 1937 y enero de 1938, militares japoneses, luego de traspasar el muro que la protegía, invadieron la ciudad y masacraron a 300 mil civiles inocentes. Ese crimen de lesa humanidad —por el que Japón no ha pedido perdón— creó en Nanjing un rechazo constante a los nipones, algo que se siente en el impresionante Museo. Y cada 13 de diciembre se celebra el Día Nacional de la Memoria. Entonces, todas las sirenas retumban en Nanjing.

Un contraste histórico / lo tradicional y lo moderno

En Nanjing cohabitan modernidad e historia milenaria. Esta dualidad se ve en su bella arquitectura. Esta foto, por ejemplo, muestra al edificio más alto de la urbe, visto desde el balcón de un antiquísimo templo budista.

Antiguamente, Nanjing era conocida como la “capital del cielo” y capital de 10 dinastías. Centro económico y político del sureste del país por más de mil años. Esa mezcla de historia y desarrollo es el ADN de la ciudad. 

Lento y rápido / dieta diaria y movilidad

Desde las 5 de la mañana se ofrecen desayunos populares a precios cómodos, entre $ 1,5 y $ 2. 

Para esta ciudad grande y dinámica de 8 millones de habitantes, el adecuado funcionamiento del transporte urbano es vital. Las 3 grandes líneas del metro son muy modernas, limpias y absolutamente eficientes. Cada día se desplazan millones de personas, siempre conectadas con celulares, sus compañeros de viaje. 

En alta velocidad / El tren bala Nanjing-Shanghai

La tecnología de la transportación es un punto alto de la ciencia aplicada en China. Al ser un país enorme, con  gran masa poblacional, el tren bala es un servicio rápido y relativamente barato.

Shanghai, la gran capital económica del gigante asiático, está a 303 kilómetros. En una hora y 15 minutos el tren cubre esa distancia, a 312 km/h de promedio. Aunque a veces reduce a ‘solo’ 305. 

En baja velocidad / las motos eléctricas en las calles

Además de los múltiples servicios de transporte público —metro, buses, taxis—, quien no tiene recursos para comprarse un auto, usa su bicicleta a pedal. Y más recientemente la fiebre de las motos eléctricas inundó todas las calles. Estos aparatos tienen dos cualidades que les vuelven muy apetecibles: no contaminan el aire —en un país muy contaminado— y son menos caras que un auto. De ahí su uso tan popular y extendido.

Solo en la vía / selva de cemento, siempre limpia


La capital de la República Popular China es una megaciudad (23 millones de habitantes). Su aire contaminado, generalmente acompañado de un permanente cielo gris, es uno de los dolores de cabeza para las autoridades. Una imagen de Beijing, con calles semivacías, es atípica en el mayor centro político y estratégico del país asiático. La total soledad del transeúnte es una estampa que destaca entre tanto cemento. 

Contrastes / música y  cielo azul en la capital

No son moneda común pero ahí están. En algunas calles de la capital hay mendigos. Unos hacen música. 

Es la contradicción de una sociedad que cambia. Abajo, el cielo azul de Beijing muestra su esplendor. Ocurre a veces en otoño; todos disfrutan el astro rey. Quien se moviliza en moto o bicicleta, se arropa bien para evitar las ventiscas propias de la estación. Son imágenes de una Beijing que no se ven en las postales de los hoteles. 

Es La gente / a pie o en bicicleta, todo es igual

a mayoría de jóvenes, en la capital, camina con el celular en la mano. En calles, plazas, en el metro o en los centros comerciales, están conectados a sus dispositivos. Los chinos, sin duda, son grandes usuarios de todas las tecnologías de la comunicación. 

También hay los que no ceden a la vieja tradición, que implica pedalear su vieja bicicleta. En la capital sirve para moverse a todo tipo de actividades, solo o acompañado. 

El resplandor nocturno / las luces reemplazan al sol

Desde el mítico río Huangpu (por donde los ingleses entraron una vez para apoderarse de esta ciudad), se aprecia la Torre de la Perla Oriental y otros grandes edificios que iluminan la noche. La bella torre de televisión (que adentro conserva el Museo de Historia) está enclavada en Pudong, rico distrito y corazón financiero de la “city”. Atrás resalta el edificio circular -la Torre de Shanghai-, el segundo edificio más alto del planeta. 

Tanto En el cielo / como en la tierra

Desde la cima de La Torre de Shanghai —un edificio de 128 pisos y 632 metros de altura— la urbe ofrece una perspectiva excepcional. Ahí se aprecian las dimensiones de la megaciudad de 24 millones de habitantes y al río que serpentea por sus orillas. 

Al bajar y mirar a la gente sencilla, se descubren también imágenes no menos llamativas, como la del reciclador de basura que va muy rápido. 

Historia y presente /  El ADN de la ciudad

El Museo de la Historia de Shanghai conserva el pasado, el presente y el futuro de la urbe, hoy, motor económico chino. La herencia inglesa late. Ejemplo: los hindúes fueron los vigilantes de tránsito de la ciudad, porque eran súbditos ingleses y mal pagados. 

En la cotidianidad, esta gran metrópoli está llena de estampas citadinas. En los mercados populares, por decir, es común desayunar junto a la bicicleta.  

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