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Martha cambió la tijera por navaja y se convirtió en barbera

Martha Ivette Holguín Bajaña cada día se perfecciona en esta técnica de barbería, pero más en la de ser madre de Allison (12), Jhompier (10), Steven (6) y Jadiel (3).
Martha Ivette Holguín Bajaña cada día se perfecciona en esta técnica de barbería, pero más en la de ser madre de Allison (12), Jhompier (10), Steven (6) y Jadiel (3).
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Martha Holguín Bajaña no es la típica estilista que arregla el cabello de hombres y mujeres. Hace 7 años, ella decidió cambiar su vestimenta muy femenina por algo que se asemejara más a lo urbano, es decir colores oscuros, jean, tenis, cadenas (bling bling) y tatuajes.

Después de mucho pensar y de perderle el miedo a la navaja, gillette y la máquina, decidió que quería incursionar en un campo que no es común para las mujeres: la barbería.

Las barber shop son un estilo de gabinete que dan cabida a todo lo relacionado con lo urbano desde las canciones, personas que las visitan, grafitos en las paredes, tatuajes y un sinnúmero de alegorías que crean un ambiente singular.

En el sector 2 de Mucho Lote, Martha tiene su ‘centro de operaciones’: Barber Shop Xtreme Raper, donde ofrece a sus clientes cortes como el blockaho, skin feis, corte español, tribales, realismo, feis navaja, blowout. A lo que se suma el diseño de cejas, trenzas, barba, pompador.

Es miércoles 19 de julio y en la barbería de Martha, de fondo, suenan las canciones de Eminen, Akon, Kevin Gates, Future. Los clientes empiezan a llegar de a poco.

La mujer, de 33 años, mediana estatura, en cuyo rostro resaltan sus ojos y su cabellera rojiza, empuña una navaja y se dispone a diseñar un mohicano con tribal (rayas, líneas, dibujos creativos).

A manera de broma le dice a uno de sus clientes: “Aquí llegan feos, pero se van guapos”.

Luego de 30 minutos, su corte está casi listo. Lo pulió a punta de gillette y, resalta, esta es una ventaja pues cuando se va la energía eléctrica ya se puede defender solo con esta herramienta.

Confiesa que cuando inició en la barbería, los hombres que llegaban preferían que fueran sus empleados que les cortaran el cabello, ya que no confiaban mucho en su destreza.

Poco a poco se fue ganando la confianza de ellos y ahora es una de las más requeridas. Tanta es su experticia que, en agosto próximo, en que se realizará en Guayaquil una batalla de barberos, con participantes internacionales, ha decidido competir con los ‘grandes’.

Una verdad dolorosa

Al contar cómo empezó en este oficio, la fémina se pone un poco melancólica, los recuerdos de su infancia llegan a su memoria.

Entonces rememora que ella se crió con padres adoptivos, su mamá biológica la regaló cuando tenía 3 días de nacida. “Me enteré a los 15 años, porque andaba enamorada y mi papá me hablaba y pegaba. Entonces un día me fui de la casa a donde un tío. A él le dije, de mentira, que ya sabía la verdad, que me habían regalado”.

La ingrata sorpresa que se llevó es que su pariente le corroboró aquel invento. A partir de ahí, confiesa, fue rebelde, concurría frecuentemente a las discotecas, pero, asimismo, aclara que nunca se prostituyó.

Martha superó esa parte dolorosa de su vida y decidió seguir. Se enamoró y ahora es madre de 4 pequeños, a quienes desde ya les inculca el oficio “para que puedan defenderse en la vida”.

El estilismo lo inició a los 20 años y la barbería desde 2010. En total tiene 13 años de trayectoria. Su primer local lo tuvo en el sector del Parque Empresarial (Peca), después abrió otro en la cooperativa Juan Montalvo.

Antes de instalar su negocio, estando embarazada de su tercer hijo, trabajó por 3 meses en la bahía, pero para ello dejaba solos a sus 2 niños.

“Un día me arrodillé y le pedí a Dios que me ayudara a encontrar un local. Con $ 600 que guardé producto de mi trabajo pude hacerlo y así estar junto a mis pequeños”.

Son cerca las 16:20 de ese miércoles. Martha tiene el rostro un poco sudado por el calor que le produce estar cerca de esa cabeza a la cual le hace un tribal. Finalmente concluye y esboza una gran sonrisa de satisfacción. “¿Sabe? Me siento orgullosa de lo que hago”. (I)

El arte de cortar cabello era una labor de los sabios de los grupos

El estilista italiano Aldo Coppola indicaba que el arte de cortar o modelar el cabello es, sin duda, uno de los más antiguos en la historia de la humanidad. En las sociedades paleolíticas primitivas, quienes cortaban el pelo eran las personas con más autoridad en los grupos sociales. Se pensaba que en el cabello residía el alma de la gente, que era una manifestación de los pensamientos. Cortarlo era una forma de quitarse la esencia de lo malo acumulado en ellos y renovar energías. Por ello esa tarea era confiada a los más sabios, a los sacerdotes. Durante casi todo el siglo XX las peluquerías fueron solo para hombres o solo para mujeres. En la década del 80 son cada vez más comunes las peluquerías unisex, y ya en los 90 este concepto se afianzó. Actualmente todavía existen peluquerías solo para hombres o para mujeres, pero son la minoría. (I)

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